En algo más de una hora, Collins despachó un setlist acertado que sirvió para viajar en el tiempo y volver a la década de los 80 con canciones como ‘Blue Boy’ o ‘Falling And Laughing’ de los extintos Orange Juice. En el escenario, un despliegue tan sencillo como efectivo. Arropado por James Walbourne, a la guitarra, y Carwyn Ellis, guitarra y teclados, el escocés despojó las canciones de cualquier artificio para ofrecer un recital emotivo y carente de excesos. Más allá de algún olvido en las letras y ciertos problemas para alcanzar las notas más altas, el músico consiguió superar la prueba a base de fuerza y tesón.
Collins no es un tipo modesto. Aunque su nuevo trabajo se titule ‘Understated’ (modesto o discreto en castellano), el escocés alardea con bastante gracia de sus nuevas creaciones. “Mi nuevo sencillo es muy bueno. Suena presumido, pero lo es”, reconocía. Acto seguido sonaba ‘Dilemna’, un corte con marcado acento soul que casa muy bien con ‘Home Again’ o la deliciosa ‘Make Me Feel Again’.
Una versión desnuda de ‘Rit It Up’ preparó la llegada de su exitosa ‘A Girl Like You’. Con ella, el artista se puso en pie por primera vez y mostró que los grandes himnos son aquellos que sobreviven al paso del tiempo. Para nuestro agrado, Collins no es de aquellos que menosprecian sus hits y sabe encontrar el equilibrio entre presente y pasado sin caer en la nostalgia.
Foto: Enrique Yébenes.