Petzold retrata la vida en la República Democrática Alemana de principios de los 80 utilizando el silencio como potente herramienta narrativa. Un silencio “sonoro”, elocuente, que dice mucho del clima de represión política que imperaba en el país y de cómo esa forma de vida, esa desconfianza generada por un estado policial, condicionaba y contaminaba las relaciones humanas.
Como en sus anteriores películas, el director se apoya en un personaje femenino (una magnífica Nina Hoss) para desarrollar el relato. A través de la minuciosa observación de la rutina diaria de una médico de provincias -trasladada allí de forma forzosa como castigo por solicitar una autorización para marcharse a Occidente- percibimos las contradicciones de un sistema en plena decadencia. Los sueños rotos del socialismo se encarnan en la figura taciturna de la doctora. Como dice el propio Petzold, «es una socialista que creyó en ese sueño de libertad, pero detesta el estado burocrático en el que se ha convertido».
‘Bárbara’ es una película sutil y minimalista, de atmósfera opresiva, que no cae en el cliché de representar una Alemania gris solo por ser comunista (el verano es igual de luminoso gobierne quien gobierne). Un filme que está tan alejado de todo subrayado y sentimentalismo, de todo asomo de espectacularidad, que en ocasiones resulta demasiado frío. Una frialdad que parece romperse al final por medio de un personaje no muy logrado (Stella parece más un recurso narrativo, una excusa para hacer avanzar la historia, que un personaje con entidad propia) pero perfecto para ver lo que esconde la protagonista tras su protectora máscara: la emoción de la olvidada solidaridad obrera. 7.