La película, que forma parte de la programación del Atlántida Film Fest, está estructurada por medio de largas secuencias, deslumbrantes set pieces donde el director iraní demuestra su talento para la puesta en escena. Desde la secuencia de apertura, constituida por un dilatado plano fijo y su contraplano, hasta sus característicos planos desde el interior de los coches, Kiarostami exhibe su enorme capacidad para la narración esquiva, polisémica y poética.
Un ejemplo de esto es la maravillosa secuencia donde la protagonista escucha los mensajes que le ha dejado su abuela mientras viaja en el interior de un taxi. El fuera de campo, el plano del rostro de la chica, el paisaje nocturno y casi abstracto que se cuela por la ventana y los reflejos sobre el vehículo de las luces de Tokio se combinan para componer un discurso lleno de significados y resonancias, de distintas capas narrativas y emocionales.
Cuando en el último tercio de la película aparece un tercer personaje, el novio de la chica, la atmósfera íntima, nostálgica y casi irreal conseguida por el director se rompe, apareciendo en su lugar un lúdico juego de identidades, un laberinto de espejos que recuerda a la anterior ‘Copia certificada’ (2010). A partir de ese momento ‘Like Someone in Love’ pierde parte de su encanto. Una magia que no recuperará hasta llegar a un final tan seco y abrupto como recibir una pedrada en la cabeza. 7,5.