Esto no es excusa para no reconocer que el tipo aguanta sin rechistar sobre sus hombros el peso de este blockbuster como el que lleva una carísima mochila vacía. Claro que igual es porque esa mochila imaginaria es la perfecta metáfora de lo que representa ‘Oblivion’, una película exclusiva y de diseño espectacular digna de ser admirada en salas IMAX pero que no guarda dentro nada de valor. De ahí que la cinta se disfrute más cuanto menos sepas de ella.
Una verdadera lástima, porque el director Joseph Kosinski tenía entre manos potencial para entregar una cinta de entretenimiento más que decente, como bien demuestra cuando la acción entra en escena con secuencias que no por recordar a las peleas coreografiadas de cintas como ‘Star Wars’ o ‘Mad Max’ son menos válidas. El problema es que para llegar a ellas hay que aguantar un constante discurso filosófico supuestamente trascendental que, enfatizado por voces en off y diálogos explicativos que mastican más de la cuenta, lleva el tono del filme a latitudes que nos confirman una vez más que ‘2001, una odisea en el espacio’ sigue siendo única.
Aunque no es la de Kubrik la única película que como espectador te viene a la cabeza. Desde ‘Matrix’ a ‘Moon’, pasando por ‘El planeta de los simios’, ‘Stargate’, ‘La guerra de los mundos’, ‘Solaris’ o ‘Wall-E’, son infinidad los títulos que por temática, por estética o directamente por similitud en la trama hacen que ‘Oblivion’ se quede fuera de ese exclusivo grupo de cintas que, sin valorar si son buenas o malas, siempre serán tomadas como referencia original de todas las que llegaron detrás.
Claro que no todo van a ser quejas, ya que si después de encargar a Anthony Gonzalez de M83 la música de la cinta, en Hollywood comienzan a confiar en grandes de la música pop para firmar bandas sonoras (Kosinski ya consiguió que Daft Punk compusieran la de ‘Tron:Legacy’) daremos esta superproducción por buena viendo que lo que como película falla como videoclip sí funciona. 4,5