Kiko Veneno / Sensación térmica

Kiko Veneno tiene a honra mantenerse como uno de los músicos más significativos y personales en el panorama pop nacional durante casi cuatro décadas. En los 70, parió junto a los hermanos Amador ‘Veneno’, uno de los discos más cruciales y valiosos de la música española, además de participar en, quizá, el más importante: ‘La leyenda del tiempo’, de Camarón de la Isla. En los 80, incidió en su faceta más transgresora y posmoderna, difuminando las fronteras entre el rock, el flamenco y el pop, escribiendo temas de éxito para Martirio y quedando adherido de forma indeleble en las mentes de toda una generación con sus apariciones televisivas. En los 90 le llegó el éxito comercial, con discos tan recordados como ‘Échate un cantecito’, aunque también terminó condenado por las exigencias contractuales de una multinacional que le exigía sostener su nivel de ventas. En los 00’s, logró liberarse de ese yugo, siendo uno de los primeros artistas de renombre en recurrir a la autoedición. Y en esta aún naciente década, tras ser galardonado con el prestigioso Premio Nacional de las Músicas Actuales, se ha propuesto reivindicar su absoluta vigencia y su inacabable hambre como compositor, primero con el loado ‘Dice la gente’ y ahora con este ‘Sensación térmica’.

El de Figueres ha confiado, muy acertadamente, en apostar por un productor como Refree, un músico que no se asusta ante los retos y sabe hacer brillar al autor sin dejar de plasmar su impronta. En el caso de ‘Sensación térmica’, Raül Fernández aporta color y matices con bonitos e ingeniosos arreglos de viento, cuerdas, percusiones y guitarras, a la vez que logra remarcar el carácter versátil de Veneno. Así, este resulta igual de convincente acometiendo números abiertamente pop como el abrumador ‘La vida es dulce’ que abre el álbum, el juguetón ‘Los planetas’ o el vibrante tema que da título al disco, como arrullando un bolero como ‘Sólo con palabras’ o lanzándose a una iconoclasta fusión con toques de electrónica y fusión como la de ‘Babú’, uno de los cortes que mejor ejemplifica su permanente disconformidad y búsqueda.

En todo ese collage sonoro simbolizado en su bonita portada, sin embargo, también encontramos momentos puntuales en los que este encuentro entre dos interesantes y diferentes figuras de la música no termina de cuajar. Las interesantes ‘No cal patir’ y ‘Namasté’ (en la que colabora Sílvia Pérez Cruz) empiezan con buen pie, pero acaban perdiendo fuelle alargadas más de lo deseable; la rumba ‘Sabes o no’ no resulta convincente en su intento de combinar guitarras bluesy con percusiones excesivas y ‘Malagueña de San Juan de la Cruz’ no logra despegar pese a su curioso planteamiento lo-fi.

Pero esos pocos momentos de inconsistencia logran ser neutralizados por el inagotable ingenio del Veneno letrista, incansable en esos giros lingüísticos, retruécanos y juegos de palabras, todo un goce que suele fructificar en la sonrisa cómplice del oyente. Solo él sabe ser romántico, ácido, crítico y divertido a un tiempo, como hace aquí en la mencionada ‘Babú’ o en esa especie de chirigota-rock que es ‘Mala suerte’, que logra, insólitamente, resultar hilarante mostrando lo patético y miserable de nuestro mundo. ‘Sensación térmica’, además de ser perfecto ejemplo de lo que predica, posiblemente será uno de los pocos álbumes de su discografía capaz de satisfacer a los seguidores de cualquiera de sus etapas anteriores y, a la vez, atraer la atención de públicos nuevos.

Calificación: 7/10
Lo mejor: ‘La vida es dulce’, ‘Los planetas’, ‘Babú’, ‘Mala suerte’
Te gustará si te gusta: ‘Veneno’, ‘Échate un cantecito’ o ‘Dice la gente’, indistintamente
Escúchalo: Deezer

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Publicado por
Raúl Guillén