Vampire Weekend / Modern Vampires of the City

Un autotuneado «baby, baby, baby, baby» puede que no fuera el estribillo de Vampire Weekend que habrías apostado que canturrearías durante horas cuando la banda debutaba con un disco homónimo que sigue sonando totalmente fresco cinco años después. Eran aquellos tiempos en que se hablaba mucho de la moda afroindie, pero olvídate de géneros. De la misma manera que James Blake, con su segundo disco, ha dado un paso adelante que le lleva mucho más allá del dubstep, la banda de Ezra y Rostam sólo se define ya por su propio sonido con este disco que resulta mucho más sólido que ‘Contra‘.

‘Modern Vampires of the City’, además, no supone un cambio tan radical como para espantar a sus seguidores. De hecho, contiene aún una serie de canciones muy dignas de ser colocadas en la misma estantería que ‘Cousins’, ‘A-Punk’ o ‘Mansard Roof’. ‘Unbelievers’, la primera que quisieron presentar en directo, es un interesante corte en el que se preguntan por el destino con un trasfondo pesimista, sobre una base rítmica tan característica como siempre. Esto último también puede decirse de la trepidante ‘Finger Back’ y su aroma rock’n roll (aunque sólo sea por la letra). ‘Step’ es una bonita balada que contiene referencias a distintas décadas de la historia del pop en América (toma una letra del rapero YZ, sampleada por Souls of Mischief en su demo ‘Step To My Girl‘, que a su vez también sampleaba una versión de ‘Aubrey‘ que Grover Washington Jr había tomado de la banda setentera Bread), para terminar sonando casi tan a clásico como ‘Let It Be’. Y el disco se abre con ‘Obvious Bicycle’, que seguramente encantará a los que veneren el lado más intimista y emocionante del grupo (‘I Think Ur A Contra’).

Pero ni siquiera estas destacables canciones son las mejores de este álbum. Ese privilegio va para las juguetonas ‘Diane Young’ y ‘Ya Hey’, dos temas en los que las voces altamente tratadas y manipuladas dejan algunos de los momentos más curiosos y divertidos de su discografía. Y por supuesto Vampire Weekend no es ese grupo enganchado a unos aparatos electrónicos para darse un baño de modernidad o hacer el mamarracho. El grupo ha tenido siempre cierta ambición intelectual y sabe utilizar los recursos para desarrollar su mensaje. No es casualidad que Rostam nos explicara que

‘Diane Young’ trata la voz para que esta a veces parezca de un hombre joven y otras de un hombre viejo. El paso del tiempo y la preocupación por hacerse mayor es una constante en las letras de este disco y, si este tema concluye con un clarísimo «nadie sabe lo que traerá el futuro / dicen que es malo hacerse mayor / vivo mi vida demasiado deprisa / sabes que me encanta el pasado porque odio el suspense», en una explosión final tan rabiosa que hace al final de ‘Cousins’ parecer una tontería; también en ‘Don’t Lie’ o en ‘Finger Back’ se vuelve sobre lo mismo de formas más o menos evidentes («no quiero vivir así, pero no quiero morir», dicen en la última).

En relación, ‘Ya Hey’, con sus múltiples referencias religiosas, y también en sintonía con la trotante ‘Worship You’ (y con el tipo de coros épicos que aparecen de vez en cuando en el disco), contribuyen a llenar las canciones de escondrijos y recovecos sobre los que volver en los próximos meses, recordando historias tan inesperadas como la del explorador Henry Hudson que acabó muriendo abandonado en la bahía que él mismo había descubierto en el siglo XVII.

Siempre ha habido algo majestuoso en las composiciones de Vampire Weekend. ¿Recordáis ‘M79’? Lo insólito es que ese algo siga intacto tantos años después, ahora con trucos que van del hip-hop a lo clásico y apenas notándose que están ahí. Un tercer disco grande que les sitúa cada vez más cerca de Radiohead, a quienes tanto citan, y cada vez más lejos de gente como Bloc Party. ¿Dónde están Franz Ferdinand?

Calificación: 8,6/10
Lo mejor: ‘Diane Young’, ‘Ya Hey’, ‘Worship You’, ‘Finger Back’
Te gustará si te gusta: Beck, ellos mismos, los grupos que se superan disco a disco
Escúchalo: iTunes

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Publicado por
Sebas E. Alonso