Iggy & The Stooges / Ready To Die

Los Stooges fueron el verdadero punk antes de que ese término se hiciera popular unos años después de su separación. Aunque sus letras no tenían un contenido político tan claro como el de The Clash o tan abiertamente provocador como el de los Sex Pistols, las historias crudas que Iggy Pop cantaba con desesperación paranoica, unidas al rock primitivo, ruidoso y veloz que practicaban los de Ann Arbor, transmitían mucho más que cualquier insulto que espetara Johnny Rotten. Eran tipos duros de una ciudad dura, con más actitud que la media de las bandas existentes en su época, y sus tres primeros discos (‘The Stooges’ (1969), ‘Fun House’ (1970) y ‘Raw Power’ (1973)) son inmaculados ejemplos de todo ello.

Aunque en su último álbum alcanzaron más éxito que en los dos anteriores, lo acabaron dejando, sobre todo por la peligrosa adicción de Iggy a la heroína. Ya conocemos el resto de la historia: el frontman inició una exitosa carrera en solitario y cada uno fue a lo suyo hasta que en 2003 la banda se reunió con tres de sus cuatro miembros originales (Ron Asheton a la guitarra, Scott Asheton a la batería, Iggy a la voz) y Mike Watt de The Minutemen al bajo, sustituyendo al fallecido Dave Alexander, que de todos modos había sido expulsado en 1970. La reunión no sólo se limitó a conciertos, pues en 2007 vio la luz ‘The Weirdness’, un nuevo álbum de estudio que, aunque no estaba en absoluto a la altura de esos tres míticos LP’s, tenía un pase y por lo menos era una buena excusa para que la banda continuase activa. Mucha gente se llevó las manos a la cabeza, poniendo a parir el disco, pero ni es tan terrible ni desmitifica la leyenda que crearon, no hay que ser tan dramáticos. Por desgracia, Ron Asheton falleció en 2009 y lo lógico era pensar que la historia acababa ahí, pero no: Iggy, con la intención de mantener vivos a los Stooges y recuperar la exitosa etapa de ‘Raw Power’, volvió a reclutar a James Williamson, guitarrista de ese álbum (Ron Asheton había quedado relegado al bajo por entonces) y volvió a cambiar el nombre del grupo (al igual que sucedió entonces) a Iggy & The Stooges.

La sensación de oportunismo con todo lo que ha venido sucediendo con Iggy Pop y los Stooges en los últimos años es enorme, pero si eso evita que Pop salga en más anuncios de perfumes o haga otro disco de versiones en francés como el horrendo ‘Après’ y se dedique al rock and roll, bienvenido sea otro disco como ‘Ready To Die’, lo nuevo de la banda de Michigan. El nuevo álbum hay que ponerlo en el contexto adecuado: quede claro desde el comienzo que, al igual que ‘The Weirdness’, ‘Ready To Die’ no está a la altura de los tres primeros discos e imaginamos que nadie esperaba eso. Sin embargo, es un buen disco de rock and roll, que es lo mínimo que podíamos esperar de estos veteranos. Lo mejor que puede hacer uno es quitarse prejuicios de encima, darle al play y dejarse llevar, porque si olvidamos todos los factores negativos externos a la música, es imposible no disfrutar con temas enérgicos y festivos como ‘Burn’, ‘Sex & Money’ o ‘Job’ (que recuerda por momentos a ‘Loose’ del gran ‘Fun House’), con las efectivas guitarras de Williamson (algo menos garajeras, con un punto más glam rock) como punto pivotal de toda la energía, además de la potente sección rítmica que forman Watt y Scott Asheton. Y a Iggy siempre apetece escucharle contar sus historias sobre tener una vida de mierda, chicas y vicio, pese a que ya no sean tan autobiográficas.

En cortes como ‘Unfriendly World’ bajan los decibelios, mostrando a un Iggy Pop más indefenso que de costumbre, recomendando buscar refugio en tu chica ante un mundo hostil, con un punto francamente entrañable. En pocas ocasiones volverán a bajar la guardia, como muestra el abrasivo tema titular o la festiva ‘DD’s’, donde vuelve a aparecer de manera prominente el saxo de Steve Mackay, quien estuvo presente en el citado segundo LP y volvió en 2003 en la gira de reunión. Los aires tristones country de ‘The Departed’ cierran el disco y, aunque es una canción agradable, no deja mucha huella. De hecho, ‘Ready To Die’ no es un disco que rebose de temas pegadizos, salvándose algún riff de Williamson y algún estribillo donde la banda está desplegando el 100% de su arsenal, pero al menos es un ejercicio de estilo disfrutable que en directo sonará bien y no desencajará con el resto del repertorio. Lejos de dar vergüenza ajena, estos Stooges merecen el beneficio de la duda y, sin haber facturado un álbum especialmente brillante, al menos mantienen el tipo.

Calificación: 6/10
Lo mejor: ‘Burn’, ‘Job’, ‘Ready To Die’, ‘Unfriendly World’.
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Escúchalo: Deezer

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Publicado por
Miguel Sánchez