Durante las dos semifinales emitidas esta semana, por supuesto hemos visto actuaciones anacrónicas o ridículas, como ha sido el caso de Armenia y Lituania, misteriosamente clasificadas, o Macedonia, ya eliminada. Pero también hemos visto en algunos países un esfuerzo por la modernización, por acercarse, siempre desde un punto de vista pop por supuesto, a sonidos como el dubstep o el drum’n bass. Nada que pueda hacer temblar a Skream, ni siquiera a Rudimental, pero sí lo suficientemente ambicioso como para que aquellos que ven en el festival algo anticuado se miren en el espejo por si en su casa lo que está sonando es más rancio todavía. Porque, ¿cómo ha reaccionado el público ante los atrevimientos de Eslovenia, Montenegro o incluso Letonia? Enviando estas canciones a casa para dejar vivas en su lugar los momentos más Disney y clásicos (Georgia, Azerbaiyán, etcétera).
Desde la posición española es fácil asumir que el festival no arriesga porque nuestra canción nunca es moderna. Cuando no enviamos una latinada de nombre explícito como ‘Que me quiten lo bailao’, mandamos una canción de baile sin ningún tipo de melodía a lo ‘La noche es para mí’, o un medio tiempo pop-rock de sonido años 90 de los que sólo gustaban en la radio española, como El Sueño de Morfeo, que van últimos en las apuestas. Pero hay un esfuerzo en otros países por sorprender, bien sea tirando de canciones que parecen de anuncios de cerveza (Malta), de una estrella internacional (Bonnie Tyler) o de una canción guitarrera (Francia). A diferencia de Italia, país que tras marcharse unos años enfadadísimo, ha vuelto con las pilas cargadas mostrando siempre un tema digno; o Alemania, que esta noche recupera a Cascada con una canción un poco ‘Euphoria’; es claro que hay que preguntarse si España debería pertenecer al Big Five.
Si nos sirve de consuelo, no parece que este año ningún artista merezca tener el éxito internacional de Loreen. Se comenta mucho en los mentideros si la canción de Dinamarca merece tantísimo hype y, su mayor rival, Noruega, con un punto muy Robyn, tiene un estribillo demasiado metalero como para llegar a las radios (donde Robyn nunca llegó aparte de en Reino Unido, por cierto). Sin embargo, los esfuerzos de Irlanda, Bélgica, Suecia, Hungría y hasta Rumanía… nos garantizarán una noche divertida y entretenida, lo cual no podemos decir cada vez que sintonizamos la mayoría inmensa de las radios del país. Eso sí que es casposo y poco arriesgado.
Os recordamos que esta noche haremos seguimiento doble del festival de Eurovisión en JENESAISPOP: a través de este enlace y en nuestro foro de Eurovisión.