Por eso nada de quejarnos porque la tercera parte de la saga ‘Resacón en Las Vegas’ sea la peor de todas con mucha diferencia. Sabías a lo que venías. Y no lo dice alguien que odie este tipo de películas de humor embrutecido, sino alguien al que la primera parte le fascinó y la segunda le arrancó alguna sonrisa. De ahí que dé tanta rabia que siendo tan poco exigentes, sabiendo que hacía falta muy poco para tenernos contentos, tengas la sensación en la butaca de que estás perdiendo el tiempo porque una comedia de 90 minutos se te hace larga.
Será que en esta entrega la estructura dramática ha cambiado y, en lugar de recomponer una noche perdida, seguimos casi en tiempo real a los protagonistas en un viaje que comienza con una jirafa accidentada y termina en los títulos de crédito con una secuencia de dos minutos de duración que, por cierto, debería haber sido el memorable principio de la película. Entre medias, lo de siempre pero menos antológico y menos bestia, lujos que una tercera parte de una franquicia como ésta nunca debería permitirse. Por lo menos han tenido el detalle de conectar algunas tramas y personajes con la primera y segunda entrega, lo que nos indica que algo de amor, que no inspiración, hubo en la escritura del guión.
Al menos que sirva este final inmerecido como demostración de que la idea está agotada por completo. Es más, si se plantean una continuación, que sea a través de un spin-off centrado en el personaje de Mr. Chow al que da vida ese genio llamado Ken Jeong. Claro que tampoco tengo muy claro si se trata de un papel que hace gracia porque sí o por lo mucho que recuerda al de Señor Chang en la serie ‘Community’. ¡Qué coño! Basta de resacones. Película de ‘Community’ ya. 3.5