¿Te gusta que hablemos de Jane Joyd como un álter ego de Elba Fernández o consideras que el proyecto es tan tuyo como de Arturo Vaquero y el resto de colaboradores?
Jane Joyd nació como álter ego de Elba Fernández, y sigue siendo así, con la diferencia de que ahora la tímida y pequeña Jane tiene más amigos con los que jugar a hacer música.
En la primera demo, de 2010, Jane Joyd se movía en sonidos más country, mientras que en los dos EP’s publicados en Origami tienen cabida pop, jazz, soul y hasta electrónica, en el segundo de ellos. ¿Cómo ha sido el camino que ha llevado de lo uno a lo otro?
Se trata de una evolución personal que se refleja al mismo tiempo en lo musical. Hace años escuchaba música americana y lógicamente me sentía influenciada de alguna manera. Por otro lado cuando comencé a componer no tenía banda y los temas eran enteramente guitarra y voz y eso encorsetaba un poco más el estilo, ya que los temas tenían que tener personalidad con una guitarra y una voz. Ahora mismo la composición es muy diferente porque hay que dar cabida a una instrumentación compleja, casi barroca, con una cantidad grande de arreglos. El cambio estilístico llega a raíz del interés por las bandas sonoras, los aires clásicos y las sonoridades nórdicas. Digamos que cada etapa se define por un sonido representativo de mi presente anímico y musical.
Aunque los dos EP’s tienen sutiles diferencias, son bastante coherentes entre sí, y yo pienso que el nexo de unión es la teatralidad de los arreglos, del uso de los silencios y de tu voz… ¿Es algo que siempre has tenido claro que querías hacer?
Es parte del proceso de producción artística. Xulio Vázquez, baterista y amigo, me conoce muy bien y tenemos afinidades musicales muy cercanas. Es por eso que él tiene una función muy importante en ese proceso y partiendo de una base de letras y melodías dramáticas, la lógica conducía a una producción de aire teatral, épico, clásico… y esto es lo que nos ha salido. Mi debilidad por la electrónica es la que nos invitó a coquetear con sintetizadores, bases… y combinarlos con el mundo clásico. Ha sido un reto maravilloso.
He leído que pretendes que Jane Joyd sea un proyecto en constante movimiento, cambiante. ¿Sabes ya cuál es el próximo paso?
Sé que no nos vamos a alejar demasiado de nuestra esencia y seguimos buscando nuevas sensibilidades, algunas llegarán en el propio proceso compositivo y de arreglo, otras ya las tenemos claras. El proyecto admite una amplia gama de matices, lo cual no significa que en cada disco haya cambios radicales. Pero sí nos gusta investigar y hacer cosas nuevas. También dejar ese pequeño porcentaje a la propia deriva tiene su punto.
¿Sientes cierta presión por grabar un álbum largo? La sensación es que un formato de media duración es perfecto para tu música.
Más bien al revés. Creo que deberíamos desprendernos de ese prejuicio creado en torno al EP. Darle su valor y entidad propia que creo que ha cambiado a lo largo de las décadas. Nadie clasifica la literatura por el número de páginas de cada obra. Creo que en la música debería de ser así. Al menos desde un punto de vista crítico, o autocrítico. Los discos deben tener el número de canciones y duración que cada artista considere que tiene que tener su obra, por lo tanto, no siento ningún tipo de presión, porque afortunadamente no la tenemos por ninguna parte. Estamos contentos con la crítica de estos dos pequeños discos, que no tendrían sentido para nosotros si no fuesen por separado. Y una de las razones por las que son discos de cuatro y cinco canciones es por la intensidad de los temas. Un disco de 12 temas con canciones así no lo soportaríamos ni nosotros mismos. Así, que sea más largo o más corto lo que venga en un futuro. El formato se decidirá después y será la propia música la que lo decida.
Lo que más me ha llamado la atención de estos discos, al margen de tu fantástica voz, es la grandísima calidad de la producción, la mezcla, etc., que pienso que están a la altura de grandes producciones internacionales. ¿Cómo lo habéis logrado?
Muchas gracias. Nosotros lo consideramos como un acercamiento. Tenemos claro el sonido y eso ya es la mitad. Somos bastante exigentes con los matices y realmente la clave está en contar con buenos profesionales y una planificación optimizada. Contar con músicos, técnicos y estudio adecuados también fue clave para conseguir el sonido que buscábamos sin necesidad de dejarnos un riñón en el camino. Hoy en día hay muchos más medios para hacer grandes cosas con presupuestos humildes, pero con mucho trabajo y muchas horas detrás.
Preguntaba lo anterior porque estamos acostumbrados a que en el mundo independiente se suela justificar un sonido pobre con la falta de medios. Sin embargo, Origami no es una multinacional, precisamente, y se ha conseguido. ¿En qué medida consideras que es importante el papel de un sello, ahora que artistas noveles, e incluso veteranos, apuestan por la autogestión?
Hoy en día es complicado definir ciertos roles, la necesidad hace que una persona tenga que cumplir un papel que en otro tiempo no le correspondería. La autogestión es una palabra maravillosa, que en el mundo musical tiene cierto tinte gris… tirando a negro. La función de un sello es muy importante para un músico, no se trata simplemente de formar parte de un catálogo o de poner un logotipo en la parte trasera de un disco. La labor de un sello discográfico quizás doble en horas laborales la del músico. No hace falta enumerar la multitud de tareas y gestiones de un sello, el que esté medianamente familiarizado sabrá que así es. Por eso es admirable, a la vez que triste, que músicos tanto noveles como veteranos estén obligados a decidirse por la autogestión, ya que eso implica casi ser más de todo, y menos músico. El problema de la desprofesionalización perjudica a la música, a la industria y al público. Pero esto ya abriría otro debate.
No he podido ver ninguno de vuestros últimos conciertos. ¿Cómo trasladáis al directo un sonido con tantos matices y con instrumentos como cuerdas y piano de cola?
Hemos grabado un vídeo en directo presentando ‘…The Dramatic Tale Of Her Animals’ donde el septeto toca todo el EP completo de principio a fin. Ahí se puede ver y escuchar el sonido de directo. Conseguimos trasladarlo de una manera muy fiel, a pesar de las mil capas del disco, pero la esencia de cada arreglo y el sumatorio de todos hace que suene comparto y grande. Los músicos son muy buenos y contamos con un técnico de sonido estupendo, así que el resto es ensayar y ensayar… hasta que sale.
¿Cómo valoras la recepción de la crítica y el público ante tus discos? ¿Crees que se está valorando en su medida? Lo pregunto porque estoy seguro de que si estos discos estuvieran firmados por un grupo de Portland o Brooklyn, muchos estarían dando palmas con las orejas…
Supongo que nos lo tenemos que tomar como un piropo. ¡Muchas gracias! Nosotros estamos muy contentos con la crítica y el público. Somos muy conscientes de que no hacemos algo de grandes masas, hacemos música que nos llena y la hacemos para esas personas que buscan lo mismo que nosotros, que sabemos que también existen. ‘La verdad está ahí fuera’ como decía aquel póster. Ahora en serio. Hemos tenido un feedback genial, con tan solo dos referencias editadas hemos crecido mucho a nivel personal y musical y si además uno cuenta con cierto reconocimiento y una experiencia tan positiva en directo, hoy en día no se puede pedir mucho más.
Considero que tu propuesta, por contenido y calidad, es más que apta para darla a conocer internacionalmente. ¿Has recibido algún tipo de feedback de medios extranjeros? ¿Te gustaría explorar esa vía?
Es una asignatura pendiente. Hemos tocado en pleno Leicester Square de Londres y fue una experiencia genial. Es lógico plantearse algo así cuando las letras son en inglés y el estilo musical se ve tan influenciado por artistas internacionales. Hoy en día es complicado valorar ciertas cosas cuando todo está tan súmamente globalizado. Uno nunca sabe dónde puede estar su sitio. Y si no, que se lo digan a Rodríguez.