La decimosegunda edición del Azkena Rock Festival que tuvo lugar el pasado fin de semana en Vitoria sirvió para demostrar que es posible levantar una jornada, la del sábado 28, sin grandes cabezas de cartel y que JJ Grey & Mofro se merecen el éxito del que está disfrutando gente como Sharon Jones and the Dap-Kings o Eli PaperBoy Reed.
El viernes 27 más de 13.000 personas se dieron cita en Mendizabala para disfrutar de los directos de los Black Crowes y de los Smashing Pumpkins: auténticos protagonistas de la jornada que cumplieron ampliamente con las expectativas. Los primeros ofrecieron un show de factura impecable que empezó con un ‘Twice as Hard’ brutal y terminó con un medley de ‘Hard to Handle’ y ‘Hush’ que lo podría haber disfrutado hasta la persona más ajena a este tipo de música. Quizá les faltase dinamizar un poco más la actuación prescindiendo de tantos solos, pero con tanto virtuosismo y un sonido tan estupendo tampoco supuso gran problema. La banda de Billy Corgan, en cambio, ofreció un espectáculo que supuso una vuelta a los 90, a las camisas de cuadros y a la Claire Danes de ‘My So-Called Life‘. Supieron retomar sus grandes éxitos –aunque ‘Bullet with Butterfly Wings” les quedó algo deslavada– junto a los temas más recientes de su discografía sin aburrir nunca a los asistentes. Gracias a eso y a unas proyecciones –las únicas que se vieron en el festival– bastante apañadas, los Smashing supieron evitar el tufo a “vamos a tocar porque no tenemos un duro” que suele impregnar las vueltas al ruedo de muchas bandas que surgieron en aquella época. La versión del ‘Space Oddity’ de Bowie no sabemos muy bien qué pintaba ahí pero hay que reconocer que fue preciosa.
Y, siguiendo en los 90, Sex Museum decidieron centrarse en el repertorio que grabaron en aquellos años, regalando a la audiencia un mash-up de los Beastie Boys con los Deep Purple con el que hicieron bailar hasta a los camareros. El combo madrileño se despidió con un speech a favor de los grupos que tocan en garitos, en el que afirmaban que está bien que la gente acuda en masa a un concierto de Bruce Springsteen, pero que no hay que olvidar a las bandas pequeñas que se dejan la piel tocando en bares de mala muerte. Razón no les faltaba, pero soltar un discurso así en un evento multitudinario fue, cuanto menos, contradictorio.
Los murcianos M-Clan supieron olvidarse de sus lamentables coqueteos con la radiofórmula y dotaron a su actuación de cierta elegancia. Quieren ser los Black Crowes españoles y no lo son –tendrían que nacer otras tres veces para ni siquiera intentarlo– pero están bastante lejos de caer en la autoparodia rockera en la que han caído artistas nacionales que se mueven en el mismo ámbito.
Alberta Cross protagonizaron, probablemente, el mayor bluff de la jornada. Su último trabajo, ‘Songs of Patience’, era el más pop de todos cuantos se iban a presentar en el Azkena, pero tocar justo antes de la banda capitaneada por los hermanos Robinson y un sonido bastante deficiente hicieron que su propuesta se quedase en nada.
El sábado 28 se preveía un día bastante escaso en cuanto a grandes nombres, pero resultó una continua sorpresa a la hora de disfrutar de directos más que notables. Los ya mencionados JJ Grey & Mofro se alzaron con el título de grandes triunfadores de la jornada, y hasta del festival si me apuras, con unas canciones y unos metales que hicieron que todos los asistentes dejasen lo que estaban haciendo para bailar los temas de ‘This River’, una auténtica joya de disco que ojalá no pase desapercibida en las listas de lo mejor del año.
Los Enemigos, otro de los protagonistas del día, saltaron al escenario sabiendo que tenían al público ganado de antemano. Raro era ver a alguien que no llevase una camiseta de la banda. El caso es que ofrecieron lo que se esperaba de ellos y no se dejaron ninguno de sus míticos temas en el tintero. Mención especial para la muy coreada ‘Desde el jergón’. Lo de Gov’t Mule fue todo un recital de solos y filigranas instrumentales que, en varios momentos, dejaron a la audiencia con la boca abierta. Puede que para una persona acostumbrada a las canciones de 4 minutos el concierto fuese poco menos que el infierno en la Tierra pero los asiduos al Azkena disfrutaron como niños. Entrañable la versión del ‘Love Me Do’, irreconocible, con la que cerraron.
El único pero de la jornada del sábado fue la actuación de Los Zigarros, grupo con un solo disco en el mercado y que también tocará en el BBK Live. Salvados in extremis porque tuvieron a bien tocar una versión de Siniestro Total, la banda bajó bastante la media del festival con un rock impersonal que podía venir firmado por Ariel Roth o por Pereza.
Fotos: Musicsnapper.