En ‘Me Moan’, segundo álbum de Gibson, ese hipotético encuentro entre country tradicional y pop electrónico se hace más real, si cabe, que en su antecesor, gracias a un sonido menos oscuro y asfixiante. En esta ocasión, Gibson se cree más su papel de crooner y otorga un total protagonismo a su singular timbre vocal, combinando la música interpretada por una banda real (que además de músicos tan respetados como los guitarristas John Baizley –de los metaleros Baroness– y Jim Elkington –Brokeback–, ha incluido pedal steel, chelos y trombones) con el uso de samples, que aunque ya no llevan el peso de las canciones, continúan siendo fundamentales en su sonido.
Esto, aplicado en los momentos más oscuros del álbum, supone una intensidad aún más elevada que en su primera obra. Así queda patente en el núcleo del álbum, formado por ‘The Pisgee Nest’ (protagonizada por un turbador efecto de guitarra), ‘You Won’t Fade’ (un blues próximo a los Portishead de ‘Dummy’), ‘Franco’ (pienso en Twin Shadow
haciendo una canción para un remake de ‘Twin Peaks’) y ‘The Right Signs’ (con un tono solemne que recuerda a Mark Lanegan). Junto con la inicial ‘The Sound Of Law’, una canción poderosa en la que el redoble de la caja y las potentes guitarras llevan al oyente en volandas, esos momentos suponen lo más destacado de un disco que, sin ser continuista, acierta a elevar la ya fuerte apuesta realizada en ‘All Hell’.Daughn incluso se atreve a tender la mano a un sonido más amable y ortodoxo, sobre todo en temas que rozan lo radio-friendly como ‘Won’t You Climb’, ‘Phantom Rider’ o la balada ‘All My Days Off’, no demasiado lejanos del cancionero de Willie Nelson o Kris Kristofferson (de no ser por la producción actualizada, claro está). El problema está cuando esa concesión excede lo amable y se vuelve meliflua. Así ocurre en una ‘Kissin On The Blacktop’ digna de bailarse en un bar de carretera cualquiera en medio de Iowa, una ‘Mad Ocean’ que hace gala de una insoportable gaita que no tiene ni la más mínima gracia o una ‘Into The Sea’ que, de no ser por la grave voz, podría estar en un disco random de Billy Ray-Cyrus. Sin llegar a echar por tierra el álbum, en buena parte gracias a unas letras que escarban en la espiritualidad y la sordidez de lo cotidiano (‘The Pisgee Nest’ está basada en la historia real y local de una chiquilla prostituida por su novio, por ejemplo), suponen un lastre que no permite a este ‘Me Moan’ alcanzar las cotas de su predecesor.
Calificación: 6,9/10
Lo mejor: ‘The Sound Of Law’, ‘The Pisgee Nest’, ‘You Won’t Fade’, ‘Franco’
Te gustará si te gusta: lo mismo Twin Shadow que Mark Lanegan
Escúchalo: NPR