Pero no sólo los que están sobre el escenario deberán comportarse. También el público deberá seguir unos códigos de comportamiento si no quiere acabar con una sanción económica. Los asistentes a los conciertos no podrán “adoptar comportamientos que puedan crear situaciones de peligro o alteraciones del orden” ni “exhibir símbolos, ropa u objetos que inciten a la discriminación por razón de género, racismo, homofobia o xenofobia”, según La Voz de Galicia.
Por último, los organizadores estarán obligados a contratar seguridad privada, siempre que se superen los 100 asistentes; tendrán que devolver el importe íntegro de las entradas cuando un espectáculo sea suspendido o modificado en sus aspectos esenciales; y deberán contratar pólizas de seguro dependiendo de la cantidad del aforo.