Dirty Beaches / Drifters/Love is the Devil

Uno de los debuts más interesantes de 2011 fue el de Dirty Beaches. Alex Zhang Hungtai, un treintañero medio taiwanés, medio canadiense, ya había sacado algunos cassettes de música instrumental antes de enamorar a la crítica con ‘Badlands’, su personal mezcla de synth-punk a lo Suicide y rock n’ roll de los cincuenta, todo pasado por el filtro de la reverberación y la más baja fidelidad. Menos de media hora que sonaba como Elvis Presley canturreando temas nuevos desde su tumba en Tennessee. ¿De cuántos artistas, nuevos o viejos, se puede decir algo así?

La continuación de su debut es aún más cautivadora. Dividido en dos partes, ‘Drifters’ y ‘Love Is The Devil’, lo nuevo de Dirty Beaches es una misma historia, la de una desgarradora ruptura sentimental, contada de dos maneras distintas. La primera no presenta otra cosa que la evolución lógica del sonido de Hungtai, aunque con un mayor protagonismo en esta ocasión de las programaciones electrónicas (‘ELLI’) y los teclados, a menudo en forma de organillo gótico (‘I Dream In Neon’), pero sin abandonar nunca el regusto post-punk (‘Night Walk’) y con novedades como los ritmos cavernosos de ‘Au Revoir Mon Visage’, si bien la obra maestra del álbum es ‘Mirage Hall’, una oscura pieza de nueve minutos en la que Hungtai grita desgarrado unos “te quiero” en español, justificando de nuevo las comparaciones que ha recibido su proyecto con el de Martin Rev y Alan Vega.

La segunda parte del disco, ‘Love Is The Devil’, es una obra de ambient solitario y contemplativo –no extraña que Hungtai lea a Bukowski–, algo así como la calma tras la tormenta muy bien integrada y complementada con ‘Drifters’ gracias a la crepuscular pieza experimental ‘Landscapes in the Mist’, que cierra el primer disco. ‘Greyhounds At Night’ abre con la que es quizás la representación más fiel que hay en este álbum de la sensación de soledad y tristeza que impregna todos los temas aquí contenidos, pero el piano neoclásico de ‘This Is Not My City’ o las guitarras ahogadas en reverb de ‘Alone At the Danube River’, todas con títulos más que ilustrativos del significado de este disco, son también de profundo calado emocional.

‘Love Is The Devil’ es casi todo instrumental, a excepción de un tema, pero con sus desoladores paisajes ambientales Hungtai logra expresarse mejor que con las letras del primer disco, tan asfixiadas por el lo-fi que es imposible entenderlas. Y en realidad da igual: ‘Night Walk’ suena exactamente a eso y hay algo tan lúgubre en ‘Casino Lisboa’ que tampoco hace falta comprender al cien por cien lo que Hungtai nos esté contando. Al fin y al cabo esto va de desamor y, con ‘Love is the Devil’, Dirty Beaches lo dice todo sin decir nada. Hasta hay un tema que se llama ‘I Just Can’t Find My Way Back to You’. De esa lucha nace este trabajo, una obra hermosa para sentir sin emitir palabra.

Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘Night Walk’, ‘Casino Lisboa’, ‘Mirage Hall’, ‘Greyhound At Night’, ‘Alone at the Danube River’
Te gustará si te gusta: tanto Suicide como Stars of the Lid
Escúchalo: Deezer

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Publicado por
Jordi Bardají