El argumento no es muy original. La novela está narrada en primera persona por una joven estudiante de cine. Una chica de gran inquietud sexual que descubre la existencia de un club selecto donde se reúnen personas poderosas buscando hacer realidad sus más oscuras fantasías sexuales.
Haciendo honor a su pose cultureta, el debut literario de la ex actriz porno es una gang bang de referencias literarias y cinematográficas que van desde el inevitable Sade, hasta los rituales orgiásticos de ‘Eyes Wide Shut’; de los ambientes sórdidos y clubes hardcore (con música gabber) tan del gusto de Gaspar Noé, a los guiños pringosos sobre ‘El último tango en París’; de las alusiones a su admirada Anna Karina a, por supuesto, las referencias al personaje de ficción con el que más se identifica Sasha Grey: Séverine, la protagonista de ‘Belle de Jour’.
Historia de exploración sexual con toques de intriga (o eso pretende), de conflictos psicológicos, más que morales, entre el acto de fantasear y el de hacer realidad las fantasías, ‘La sociedad Juliette’ cumple con las (bajas) expectativas que uno se puede hacer ante un libro así. Sacha utiliza un estilo ramplón, con mucha frase corta y pregunta retórica subida de tono (“¿Alguna vez habéis intentado hacer una mamada debajo del agua”?), que resulta eficaz, aunque no demasiado estimulante.
¿Y el sexo? Mucho y explícito. Está tratado desde el habitual punto de vista femenino de este género (los personajes masculinos son meros objetos sexuales o sentimentales) pero, y ahí reside parte de la gracia de la novela, con un ojo (guiñado) puesto en sus porno-fans masculinos. Cuando, por ejemplo, la protagonista explica sus problemas con el sexo anal, “que no le cabe”, es inevitable imaginar la sonrisita cómplice de la actriz. Es esa otra lectura, entre la insinuación irónica y el manual de instrucciones sexual, la que pone el acento simpático y la nota destacada a una novela que, a juzgar por las buenas ventas, ¿se convertirá en una nueva trilogía? 6.