Santander Music Festival 2013: jueves

En estos tiempos en que todos los festivales de música luchan por tener el cartel más amplio y más llamativo aún a costa de acabar con la salud y energía de los asistentes, es de agradecer que exista el Santander Music Festival, evento cuya localización no puede ser mejor, rodeada de playas, y cuyo funcionamiento supone un oasis de comodidad. Dos escenarios: uno en el que actúan los grupos y otro en el que un dj -ayer le tocó el turno a un inspirado Joan Luna- ameniza los cambios de equipo. Los precios populares y la ausencia de masificación ayudan todavía más al estupendo cartel para hacer del Santander Music Festival una cita ineludible dentro del circuito festivalero estival.

Puede que Manel, a priori, no lo tuvieran fácil dado el horario que les tocó y la barrera lingüística pero, una vez saltaron al escenario, poco a poco fueron metiéndose al reducido público en el bolsillo hasta que terminaron haciendo bailar a todos los asistentes. Con una calidad de sonido bastante notable y un estupendo repertorio detrás, los catalanes llegaron al punto álgido del concierto, en cuanto a conexión con el público se refiere, con la versión del “Common People” de Pulp que ellos titulan ‘La gent normal’.

The Bright presentaron ‘Estados’ ante una audiencia bastante más numerosa y dejaron bien claro que si las cifras de venta se lo permiten, su carrera nos va a dar muchas satisfacciones. La potente voz de Miryam, que clavó una versión del ‘Jolene’ de Dolly Parton, funciona a la perfección como instrumento conductor de todo el blues y el folk del que los leoneses beben para componer sus canciones. Una de las sorpresas del festival.

Hidrogenesse dividieron al público, que ya casi llenaba el recinto, en dos. Por un lado personas de 40/50 años que estaban ahí para ver si Alaska, que actuaba justo después, cantaba “Mil Campanas” (porque para ellos es ‘Mil Campanas’ y no ‘Ni tú ni nadie’) mezcladas con veinteañeras pijas con pendientes de perlas fans del reality de Mario Vaquerizo; y por otro lado los fans de Genís y Carlos. A los primeros, la propuesta les pareció una broma de mal gusto y así lo hicieron notar a grito pelado. Daba igual que estuvieran en la zona Vip o con la plebe. La falta de educación era protagonista. Los segundos se desgañitaron vivos cuando en ‘Enigma’ Carlos empezó a cantar ‘Maricas’ de los Punsetes. Ni el grupo, ni los dos bandos en los que se dividió el público cedieron un ápice en sus posiciones con lo que el show, al que musicalmente no se le pudo poner ni un “pero”, fue una especie de batalla soterrada que explotó con un ‘No hay nada más triste que lo tuyo’ brutal que sirvió para que Hidrogenesse y sus fans se alzasen con la victoria. Ojalá un concierto suyo todos los días.

¿Recordáis cuando Alaska decía en entrevistas que le daba mucha pena ver a Mick Jagger cantar ‘(I can’t get no) Satisfaction’ con 60 años? Pues ella ya ni se acuerda del asunto. Ahora lo que se lleva es ver a Fangoria, o al ballet de Noche de Fiesta que se comió a Fangoria, interpretar en directo canciones como ‘Bailando’, ‘Perlas ensangrentadas’ o ‘A quién le importa’ con la intro de ‘It’s a sin’. De esta forma, el público despistado que antes iba a sus conciertos, y salía escopetado al ver que no tocaban los éxitos de Dinarama y Pegamoides, ahora se queda más tiempo. Y dado que los fans del grupo siguen estando ahí, a pesar de que pasaron de ‘Una temporada en el infierno’ olímpicamente y de que tan solo rescataron una canción de ‘Naturaleza Muerta’ y otra de ‘Arquitectura Efímera’, sus shows siempre están hasta la bandera. Espero que esta innecesaria jugada – innecesaria porque ‘Dramas y comedias‘ fue la canción más coreada – les salga bien y no pierdan la poca credibilidad que les queda porque a mí particularmente lo de anoche me pareció el “todo por la pasta” de un grupo que ha renunciado casi totalmente a sus señas de identidad. Ni rastro de las guitarras sucias de Chris Koo y J. Horror – ahora es todo mucho más limpio -; las bases son… deslavadas no, lo siguiente; y, en definitiva, nada queda ya de esos directos tan deficientes técnicamente pero tan, tan, tan divertidos. El éxito basado en cifras es inmoral.

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Publicado por
Nicolás del Moral