La 3ª jornada del Santander Music Festival ofreció a los asistentes un cartel sin grandes nombres pero tremendamente efectivo y, sobre todo, con bastantes interrogantes que despertaron la curiosidad del público. Después de escuchar su estupendo debut, faltaba comprobar cómo sería el directo de Willy Moon. ¿Sería una revelación o sería un timo? Después del show de anoche, ante un público muy reducido, podemos decir que timo desde luego que no y que revelación es un sustantivo que se queda corto. Moon apareció en escena hecho un pincel, acompañado de dos féminas (batería y bajo) y empezó a desgranar su repertorio al que adornó con alguna versión (el ya casi obligado ‘Shakin’ All Over’) y al que remató con la muy bailada y coreada ‘Yeah Yeah’. Actitud no le faltó, presencia tampoco y cuando se pone a bailar consigue llenar el escenario. Todas las dudas disipadas: Willy Moon es un sí.
Los mallorquines L.A. tomaron el relevo del artista neozelandés y desplegaron todo su buen hacer. Con una banda muy en forma, los temas de su nuevo trabajo sonaron impecables y el público los recibió igual de bien que a sus canciones más conocidas. Por qué los autores de ‘Dualize’ gozan de tan poco atención mediática es algo que no se comprende después de lo de anoche. Los asistentes desde luego los trataron como si de un cabeza de cartel se tratase y ellos estuvieron a la altura. Una de las sorpresas del festival.
Y si interrogantes planteaba la actuación de Willy Moon, la propuesta de Dover de volver a tocar canciones de su primera época como lo hacían entonces también creó bastantes dudas. Motivado por falta de ideas o por un sincero homenaje al ‘Devil Came To Me’, el caso es que las hermanas Llanos echaron mano de ‘Seranade’, ‘Flasback’, ‘King George’, ‘DJ, Don’t Do This To Me’, ‘Loly Jackson’, ‘Cherry Lee’ y demás. Una vuelta a la adolescencia de muchos de los presentes que respondieron tan bien que el grupo se emocionó en no pocos momentos. Lo bueno de todo esto es que, lejos del sonido tan deficiente con que solían cabrear a los asistentes a sus conciertos, anoche Dover estuvieron perfectos. La razón me dice que la gira aniversario a aquel álbum superventas no tiene sentido (menos aun cuando recurren a otros discos) pero, con el corazón en la mano, tengo que decir que volver a escuchar en directo esas canciones es algo que merece la pena y más si ellos saben estar a la altura. El único «pero» es que se dejaron ‘The Weak Hour Of >The Rooster’ en el tintero pero, por lo demás, fue una actuación muy notable.
Lori Meyers fueron los encargados de poner patas arriba el festival, gracias a una banda que funciona mejor que un reloj suizo y a un repertorio infalible. Presentando las canciones de su nuevo trabajo «Impronta», con tres de ellas instaladas en lo mejor de su carrera, los granadinos supieron conformar un setlist in crescendo hasta hacer estallar cabezas de placer gracias al medley ‘A-ha han vuelto/Mi realidad’ (que ya tocaban en su anterior gira), seguido por ‘Emborracharme’ (con diferencia la mejor canción recibida después de ‘Luces de neón’) y rematado con ‘Alta fidelidad’. Si a todo esto le sumas la sorpresa que supuso ver a Anni B Sweet aparecer en el escenario para cantar con ellos ‘El tiempo pasará’, el resultado que obtienes es uno de los mejores conciertos del festival y la sensación de que Lori Meyers van a ocupar, si no ocupan ya, un lugar destacado dentro del POP, con mayúsculas, nacional.
Con el broche final que supuso el show de los Zombie Kids se dio por finalizada la jornada y la 5ª edición del festival. Festival que ha supuesto, al menos para mí, todo un descubrimiento. Es cómodo, el cartel es pequeño pero seleccionado con gusto y mimo, la organización es perfecta y el lugar no puede ser más idóneo. Nos vemos el año que viene.