Título: Camino Del Sol
Artista: Antena
Sello: Les Disques Du Crepuscule (1982) / Numero Group (2010)
¿El mejor disco del verano de todos los tiempos? Quizá no exageren los críticos que así califican este ‘Camino Del Sol’ de Antena, un disco exquisito, sexy, con clase, impecable, perfecto para recordar en este mes de agosto 31 años después de su publicación. Antena fueron un trío francés formado a principios de los 80 de esa manera casual tan propia de los inicios del indie: la veinteañera Isabelle Powaga acababa de volver de Londres tras unos años perfeccionando su inglés y tocando y componiendo en sus ratos libres mientras trabajaba de au pair cuidando a la hija de Rick Wakeman, teclista de los excesivos Yes. Con la ayuda de su novio de entonces, Sylvain Fasy, y su amiga Pascale Moiroud grabó una demo de ocho canciones que de forma muy inocente enviaron a sus tres sellos favoritos: ZE Records en Nueva York, Ralph Records en San Francisco y Les Disques Du Crepuscule en Bélgica. Fueron estos últimos quienes respondieron, emparejando inmediatamente al trío Antena con John Foxx de Ultravoxx, a quien el sello Factory (socios de Les Disques Du Crepuscule) tenía en cartera.
Tras un single de presentación en el que grabaron una versión de ‘La chica de Ipanema’ y una canción propia (de las que hablaremos luego), en cuestión de meses habían publicado la que sería la pieza más importante de su corta historia: el mini-LP ‘Camino Del Sol’, subtitulado ‘La route du soleil’, cinco canciones fascinantes, evocadoras de los trópicos a través de la electrónica. Esa es básicamente la fórmula que Antena inventaron en esos años pioneros de la música pop hecha con la ayuda de las máquinas, un sonido inexplorado hasta entonces por los grupos del after-punk: algo así como tropicalismo electrónico, lo que Neil Tennant describió cuando aún escribía para el NME como «electro samba». El resto, pasar a la historia menor del pop como grupo de culto, lo lograron con el encanto irresistible de estas cinco piezas, dos en la cara A, tres en la B.
‘Camino del Sol’ se abre con ‘Achilles’, una canción hipnótica sobre un hijo no deseado, que comienza con aires de bossa nova y desemboca en terrenos de sonido cold wave, probablemente el género en el que en realidad mejor encaja Antena: minimalismo melódico y sonidos fríos y precisos, que en 1982 sonaban al futuro. En el caso de Antena, con el susodicho añadido de los ritmos brasileños, una decisión deliciosamente casual: su caja de ritmos Roland TR-808 (que usaban por no tener baterista) incluía un «preset» llamado «Samba», que al descubrir decidieron adoptar inmediatamente. No se ha hablado suficientemente de la influencia de los «presets» (de cajas de ritmos y sintetizadores) en la historia de la música, pero ha sido muchas veces esencial: un sonido preprocesado por un ingeniero en un laboratorio que súbita, casualmente, inspira y excita a un músico. ¿Habrían existido Antena como los conocemos sin ese botón?
‘Achilles’ pues remite a la Ola Fría franco-belga, a Jacno, con una voz sugerente que era muy habitual en la cold wave, pero que Antena lleva a cotas desconocidas de sofisticación. Isabelle ha mencionado también con frecuencia la influencia de Nico, la reina de la desafección vocal que inundó el pop indie desde los primeros 80 hasta la actualidad.
La segunda canción es ‘Silly Things’, una bossa nova cantada en el encantador “inglés como lengua extranjera” de Isabelle, que remite inevitablemente a Astrud Gilberto: hay que recordar que la madre de Isabelle Antena solía cantarle música brasileña a modo de nanas cuando era niña. Además, ‘Silly Things’ remite también a la exquisita textura de otra cantante que debutó también en el 82 con similar melancolía vocal: Tracey Thorn. Un cierre de cara lleno de magia estival en ese micro-disco de apenas 18 minutos.
Disco que en la cara B presenta su pieza central, y la gran obra maestra de Antena: ‘Camino del Sol’, una canción eterna, frágil, narcótica, el más sublime ejemplo de su sencilla fórmula. Una producción espaciosa, debida a lo frugal de los instrumentos disponibles, en la que Isabelle recita frases sacadas de un catálogo de vacaciones («Camino del sol / Hotel, Palm Beach, Air Florida / Station balnéaire, Climat tropical, Décalage horaire…») y que desde los primeros compases evoca indeleblemente una melancólica añoranza de viajar, gracias a unos sonidos de pájaros muy a lo Martin Denny y también a ese teclado sincopado de sonido mágico, que Isabelle ha descrito años después como «pianotone eléctrico», quizá un Bontempi, que tiene algo de hermosamente agridulce, especialmente en uno de sus disonantes acordes. La armonía vocal de Pascale, ese aire repetitivo y de ligera amenaza que algunos han descrito como «Suicide bajo el sol» y lo mecánico de la letra, evocan perfectamente esas «vacaciones desesperadas» que Isabelle Powaga trataba de inmortalizar según ha contado en una reciente entrevista
.Una canción y un disco además que evocaban estéticas modernas e inusuales en el pop, aludiendo incluso en la portada al diseño industrial clásico, con esa foto de una apetecible terraza decorada con sillas Bertoia y una mesa Saarinen, y una imagen de grupo casi predecesora de la estética Donosti Sound.
La cara B continúa en francés: una seductora canción titulada ‘Bye Bye Papaye’, de nuevo parcamente arreglada: caja de ritmos, una guitarra, bajo sintetizado, dejando espacio para la voz y sus ecos misteriosos. En la parte final, las perfectas percusiones de Jair Moreira (único colaborador ajeno al grupo de todo el disco) ponen la guinda, unas percusiones especialmente importantes en Sissexa, la canción que cierra ‘Camino del Sol’ con aires de fiesta tropical.
Y hasta aquí llega el formato original de ‘Camino del Sol’, un disco que con el paso de los años creció, ya que Les Disques Du Crepuscule fue incorporando en las sucesivas reediciones el resto de piezas del puzzle que Antena grabó en ese prolífico 1982 y meses posteriores. La edición definitiva es sin duda la del fabuloso sello norteamericano de reediciones Numero Group, que en 2010 reeditó el disco primorosamente, en dos discos de 12” que contenían por un lado el mini-LP original (recuperando la portada original) y por otro todo el material complementario, recogido en el segundo disco. Edición que incluía por cierto versión en CD y hasta en cassette.
Ese segundo disco contiene en la cara A el EP que recogía su versión de la Chica de Ipanema, y otras cuatro canciones más. Con ayuda del legendario John Foxx, Antena convirtieron ‘The Girl From Ipanema’ en algo a la vez espectral y sexual, cálido y frío, con una fascinante pista vocal que armoniza con efecto de vocoder. Los milagros de Youtube hicieron no hace mucho que reapareciera el delicioso videoclip promocional de la canción, un ejemplo perfecto de cómo se podía hacer un vídeo sin dinero pero con encanto:
Le sigue ‘To Climb The Cliff’, quizá la más seductora mezcla de ritmos de bossa nova y electro cold wave de todo el disco, preciosa, inquietante y kraftwerkiana. Hay que recordar que el nombre del grupo -menos una N- es un homenaje a una canción del disco ‘Radio-Activity’ de Kraftwerk. El resto de este EP consistía en canciones grabadas en casa (‘Home Side’), temas que comienzan con sonido de fiesta doméstica y concluyen en aplausos caseros. ‘Unable’ es otra gema: bajo pulsante de sintetizador, y preciosas melodías y armonías. Le sigue Spiral Staircase, con sonidos que recuerdan a Gary Numan, seguramente la influencia británica de John Foxx, que produjo esta cara B del single original de ‘The Girl From Ipanema’, con un uso más frenético de la caja de ritmos y los arpegiadores, más experimental.
Esta cara concluye de forma perfecta con ‘Noelle A Hawai’, un tema que Antena grabó a finales del 82 para el disco navideño ‘Ghosts of Christmas Past (Remake)’, que incluía canciones de Durruti Column, Aztec Camera, o sus «primos sonoros» Mikado. Una canción deliciosa, un poco como el otro lado de la moneda de ‘Camino del Sol’, pero ambientada en unas idílicas navidades en Hawaii, cálidas pero dibujadas con gélidos sintetizadores. Es, además, la canción que nunca puede faltar en una buena «mixtape» de ambiente navideño.
Precisamente en ese fin de 1982 Antena hicieron una gira con Cabaret Voltaire y los inolvidables Pale Fountains, culminando con concierto en Año Nuevo en Nueva York. En cualquier caso, este primer año triunfal a nivel artístico se tradujo en muy poca repercusión comercial, a pesar de los esfuerzos de Les Disques Du Crepuscule por promocionarlos en los Estados Unidos y Europa.
En la cara D aparecen tres canciones de la demo para Island Records (a quienes se asoció temporalmente LDDC en 1983). Las dos primeras se rescataron de la maqueta primigenia de Antena, y comparten el tono de bossa nova helada de todo el material anterior: ‘Ingenuous’ y ‘Frantz’ suenan exquisitas y cuesta creer que no se llegasen a publicar en su día. Otros dos temas, ‘Joppo + Eno’ y ‘On The Boat’, son las dos novedades que Numero Group rescató para la reedición de 2010, dos temas más de aquella primera maqueta. ‘On The Boat’ especialmente es la más fascinante: un tema de electrodisco, reminiscente del electropop para las pistas de baile nacido en 1981, y que parecía anticipar, sin quererlo y sin saberlo, el predicamento que muchas de las piezas de Antena (sobre todo ‘Camino del Sol’) tendría unos años después entre djs especialmente del sonido balearic, hecho que ayudó mucho a consolidarles como grupo de culto pero no completamente olvidado.
Continúa esta macro-reedición con ‘Chanson des Jumelles’, tema de la película ‘Les Demoiselles de Rochefort’, que versionaron en 1984 para el proyecto abortado ‘Moving Soundtracks’: presenta un sonido más ortodoxo, sin electrónica, y parece anunciar los derroteros por los que transcurriría la carrera de Isabelle Antena ya en solitario. Y cierra con la última canción oficialmente publicada bajo el nombre Antena, ya como dúo Isabelle y Sylvain, en 1986, quizá la gran joya menos reivindicada del grupo. Una maravilla titulada ‘Seaside Weekend’, que retomaba esa temática tan suya de los días de asueto cerca del mar y refinaba definitivamente su sonido de electro-samba con irresistibles detalles mid-eighties. Un sonido más profesional pero sin perder un ápice de encanto.