P!nk siempre estuvo ahí, pero es como si nadie se hubiera dado cuenta de lo potente que era. Su primer disco, ‘Can’t Take Me Home’, se publicaba en el año 2000 con un considerable éxito de ventas gracias a temas como ‘Most Girls’. Eran los olvidados tiempos en que intentaba recrear el triunfo en las listas de TLC con productores tipo Babyface o Kevin «She’kspere» Briggs (responsable de ‘No Scrubs’, muy presente en el sencillo ‘There You Go‘), y contra los que pronto se terminaría revelando.
Su contribución a ‘Lady Marmalade’ de la banda sonora de ‘Molin Rouge’, número 1 a ambos lados del Atlántico, facilitaba el camino para que su segundo álbum, ‘Missundaztood’ (2001), se convirtiera en un disco mucho más exitoso que el debut, algo muy inusual en la carrera de un artista. Vendía 12 millones de copias por supuesto sin pasar en ningún momento por el top 1 de ningún lugar destacado excepto Canadá. Lo lograba gracias al equipo formado con Dallas Austin y la entonces omnipresente Linda Perry, y temas como ‘Get the Party Started’ o ‘Just Like a Pill’, un tercer single que permanece a día de hoy como una de sus 10 canciones más escuchadas. De manera significativa, el título del álbum hacía referencia a lo mal que se había entendido su propuesta en su debut, al tiempo que se enfocaba hacia un pop-rock nada moderno, bastante chusco en realidad que, contra todo pronóstico, terminaría formando su seña de identidad. Algo parecido a lo que 10 años después ocurría con Lady Gaga con su chatarrero pero distintivo sonido en ‘Born This Way‘.
De manera excepcional, nada lograría salvar del desastre comercial su tercer disco ‘Try This’ (2003), encabezado por una composición cedida por Beck y producida por William Orbit, ‘Feel Good Time‘, trágicamente excluida de su posterior recopilatorio. Pero después de que muchos se preguntaran si la cantante estaba acabada tras sus años de gloria, vendría la recuperación con su cuarto disco ‘I’m Not Dead’ (2006). El single ‘Stupid Girls’, que ridiculizaba la fama de Paris Hilton, Lindsay Lohan o las Olsen, lograría ser un hit moderado, consolidando su imagen de chica mala que ha hecho que su cantidad de seguidoras lesbianas se cuente por millones, dejando en bragas el séquito de Sharleen Spiteri. Pero lo que realmente resumiría el espíritu de superación de este artículo sucedía después, cuando ‘Who Knew’ del mismo disco lograba convertirse en top 10 un año después de su edición original gracias a un anuncio de la ABC, y ‘U and Ur Hand’ conseguía el mismo mérito a pesar de su polémica sobre la masturbación y su veto en algunas radios, devolviendo ‘I’m Not Dead’ al Billboard 200 cuando ya estaba fuera de combate.
A continuación, el exitazo de ‘So What’ acompañado de una actuación explosiva y macarra como pocas en unos premios MTV. El disco que lo contenía, ‘Funhouse’, volvía a alcanzar los 5 millones de copias en un año, 2008, ya muy malo para la industria. Y lo conseguía porque la cantante trabajaba en darle vida más allá de su principal hit, a través de ‘Sober’ y su mítica puesta en escena trapecista y ‘Please Don’t Leave Me’, otro «sleeper» que tuvo que pasar por el Billboard de los losers, el humillante «Bubbling Under Hot 100», antes de triunfar.
Las alarmas sonaban cuando su single de comeback tras un muy bien recibido recopilatorio y unos cuantos años de parón, ‘Blow Me (One Last Kiss)’, no conquistaba la cima de las listas de éxitos inmediatamente, pero el disco sí se convertía al fin en su primer álbum número 1 en Estados Unidos después de seis intentos. Y la cosa no quedaba ahí: la cantante sacaba después su artillería pesada vendiendo en algunos países el baladón ‘Try’, que lograba el número 1 en un sitio tan improbable como España, y en otros ‘Just Give Me a Reason’ junto al cantante de los muy de moda fun., que se convertía en su cuarto número 1 en Estados Unidos vendiendo 4 millones de copias, y en número 2 en Reino Unido con 600.000 copias a las espaldas. Teniendo en cuenta que estábamos -de nuevo- ante un tercer single cuando el disco había llegado a la calle antes de Navidades hacía rato, no está mal.
Artísticamente, tantos éxitos inesperados no hacen de la carrera de P!nk mejor ni peor, y la escucha de su recopilatorio con canciones que han sido un triunfo en unos países sí y en otros no (mención especial a su seguimiento en Australia, un país de 20 millones de habitantes donde ha realizado giras de hasta 58 conciertos), no es tan excitante como pudiera parecer. ‘The Truth About Love‘ es un álbum correcto, algo por encima de la media, pero no brillante, que ha tenido una curiosa última intentona con el single junto a Lily Allen, un hit moderado. Pero lo verdaderamente interesante es esa extraña carrera de exitosos segundos, terceros y cuartos singles de la que en este momento debe de estar tomando buena nota Lady Gaga. P!nk puede que no sea la mejor, pero desde luego sí es la que mejor se lo está montando.