‘Jobs’: retrato del Mac con Steve al fondo

En una secuencia de ‘Jobs’ el futuro creador del iPod aparece escuchando música con unos auriculares mientras se “pelea” con los botones de un discman. A continuación vemos un plano de sus manos tirando el reproductor a la basura. Así de sutil, imaginativo y complejo es este biopic sobre el fundador de Apple.

Hace unos años, una película como esta la hubiéramos llamado despectivamente “telefilme (de sobremesa)”. Ya no. La mayoría de los biopics televisivos de los últimos años –‘Longford’, ‘John Adams’, ‘Carlos’, ‘Grey Gardens’- sacarían los colores al director de ‘Jobs’. El poco distinguido Joshua Michael Stern (‘El último voto’, ‘El libro mágico’) parece ser solo una pieza más dentro del engranaje de esta oportunista operación comercial, de este apresurado e intrascendente biopic destinado a 1) captar espectadores despistados, 2) explotar el interés generado sobre la figura de Steve Jobs tras su muerte y 3) adelantarse a la que promete ser la película definitiva acerca del personaje, la adaptación de la biografía de Walter Isaacson (Mondadori) que está escribiendo Aaron Sorkin (‘La red social

’, ‘The Newsroom’).

Más que un filme biográfico, ‘Jobs’ es un greatest hits de la carrera profesional del carismático CEO de Apple. Un enfático, anodino y, en algunos momentos, eficaz repaso de sus hazañas laborales, desde los inicios de la compañía en el mítico garaje de la casa de sus padres (la parte más lograda del filme), hasta la presentación del iPod en 2001. Su vida privada, e incluso otros logros profesionales fuera de Apple como la creación de Pixar, aparecen desdibujados o están completamente ausentes de la película.

Por mucho que el director intente pintar con (tímidos) claroscuros la figura de Jobs, retratándole como una persona colérica y egocéntrica, no puede evitar que un molesto tono panfletario recubra todo el filme. La épica del capitalismo servida por Stern a través de recursos estilísticos y narrativos tales como los contrapicados enfáticos, la iluminación contrastada, la música llena de subidones sinfónicos, los personajes estereotipados, la inclusión de discursos profundos y vehementes acompañados por respuestas entusiastas del público asistente –aplaudiendo, asintiendo- y, por supuesto, la elección de un actor más agraciado físicamente que el original. O, lo que es lo mismo, la puesta en escena del “manual de instrucciones del biopic hagiográfico”. 5.

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Publicado por
Joric
Tags: steve jobs