‘Kon-Tiki’: cómo cruzar el Pacífico en una balsa

La que faltaba. Pocas veces se estrenan en España las cinco candidatas al Oscar a la mejor película de habla no inglesa, y muy pocas las cinco tienen tanta calidad. Después de la excepcional ‘Amor’, la sobresaliente ‘No’ y las notables ‘Rebelde’ y ‘Un asunto real’, llega ‘Kon-Tiki’, que también fue nominada en los Globos de Oro.

En 1947, el antropólogo y explorador noruego Thor Heyerdahl construyó una balsa utilizando técnicas precolombinas a la que llamó Kon-Tiki, nombre del dios solar de los incas. Su objetivo era navegar en ella desde Perú hasta la Polinesia con el fin de demostrar que los primeros pobladores que llegaron hasta allí fueron peruanos (incas). La expedición fue un éxito, convirtiendo a Heyerdahl en un héroe nacional. La hazaña fue relatada por el propio explorador en un popular libro, ‘La expedición de la Kon-Tiki’ (Juventud, 2008), y en un premiado documental, ‘Kon-Tiki’ (1950).

Faltaba la película de ficción. ‘Kon-Tiki’ es una superproducción (el filme noruego más caro de la historia) que persigue tres objetivos narrativos: transmitir la épica y el sentido de la aventura de las grandes epopeyas navales clásicas, dibujar un perfil biográfico y psicológico de Thor Heyerdahl, y documentar, a modo de making of, el proceso de creación del mencionado documental. El primero de los objetivos está tan logrado que, para bien y para mal, sepulta bajo su apabullante fuerza visual a los dos restantes.

Grandiosidad, épica, inmensidad, espectacularidad… Si hay una película en cartelera que es obligado ver en pantalla grande, es esta. Como ocurrió el año pasado con ‘La vida de Pi’ (2012), con la que ‘Kon-Tiki’ guarda semejanzas, ver esta película en una tablet es como ver ‘Las meninas’ en diapositiva a través de una tele-souvenir. Te haces una idea, pero no es lo mismo. La película hace aguas precisamente por su parte más discursiva, la menos sujeta a las limitaciones del formato en que se visione. Las motivaciones de los personajes no están bien explicadas, la biografía de Heyerdahl apenas esbozada y los entresijos del rodaje del documental son casi una anécdota. ¿Qué queda entonces?

Queda un trabajo fotográfico excepcional, una cuidada y delicada caligrafía visual que dota a la historia de una belleza grandiosa y una enorme fuerza expresiva. Quedan unas secuencias de acción muy bien resultas, capaces de generar tensión y desasosiego (no por casualidad los directores, Joachim Roenning y Espen Sandberg, han sido elegidos para rodar la próxima entrega de ‘Piratas del Caribe’). Y queda un relato épico, de agradable regusto añejo, capaz de evocar, aunque no rivalizar, con los grandes clásicos del cine de aventuras. 7.

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Publicado por
Joric