Primero tomaba su Facebook para mostrar su preocupación como madre y declarar que se sentía “molesta por la gran cantidad de actuaciones y videoclips excesivamente sexualizados». «Ya sabéis de los que hablo. Parece obvio que ciertas discográficas están vendiendo pornografía muy estilizada con acompañamiento musical. Como si la avalancha de imágenes sexuales no estuviese bombardeando lo suficiente a las jóvenes”, declaraba. Y proseguía: “Creo en la libertad de expresión, pero a las fuerzas del mercado no les importa un carajo la noción de dónde están los límites. Mientras haya culos con los que hacer dinero, se comprará y se venderá. Es deprimente ver cómo estas intérpretes están deseando traspasar ese nuevo nivel de bajeza. Parece que asumen que la misoginia, utilizada y mostrada a través de una misma está bien, mientras seas tú la que la crea. Como si estuviese justificado por los millones de dólares y visionados de Youtube el comportarse como un chulo y una prostituta al mismo tiempo”.
A pesar de que Annie no da ningún nombre propio en sus declaraciones, es inevitable fijarnos en los últimos videoclips de Miley o Rihanna para encontrar una respuesta. Lejos de querer que estas artistas se repriman en sus deseos de mostrar su anatomía, la ex Eurythmics apuesta por una clasificación por edades, similar a la utilizada en las películas, dentro de Youtube. “No tengo nada en contra de este tipo de artistas. No hay nada malo con la sexualidad o la sensualidad. Pero si una artista tiene una audiencia de jóvenes seguidores y quiere hacer un soft porno o una actuación altamente sexualizada, entonces habrá que calificarlo como X, sólo para adultos. ¿Es apropiado para niños de 7 años estar moviendo la pelvis como bailarinas de strip-tease? Realmente no lo creo”.