‘Carrie’, el bullying en la era Youtube

Hay películas que da igual cómo acaben porque la experiencia audiovisual que vives con ellas en el cine se sostiene por sí misma, como es el caso reciente de ‘Gravity‘. Otras porque un sobresaliente guión o el valor de sus actores es tal que el desenlace es lo de menos o incluso te da igual que se conozca desde el principio, como es el caso de ‘Amor‘. Pero ninguno de ellos es el caso de ‘Carrie’, la cinta de terror de Brian de Palma inspirada en la novela de Stephen King que se estrenó en los años 70. Sus minutos finales son míticos e inolvidables. Una catarsis tras una represión brutal que ha transcendido géneros, manchando cintas que no tienen nada que ver como ‘Dogville’.

¿Por qué un nuevo «remake» cuando el original nunca ha dejado de estar reconocido como una obra fundamental y al alcance de cualquiera? La excusa es, lógicamente, asociar su argumento, el de una niña sobreprotegida por su religiosa madre y por extensión después humillada en la escuela, al bullying, que tantas muertes ha desencadenado en los últimos años en la sociedad estadounidense. Y lo cierto es que, elevando el drama al cubo «porque todo en las redes sociales se magnifica», la adaptación funciona.

Bien es verdad que la introducción de Youtube en el argumento puede parecer una cutrez. Era inevitable, pero lo peor es que en el año de estreno de ‘Spring Breakers‘, todo el baile de graduación con ponche sin alcohol y personajes excesivamente maniqueos suena desfasado y mojigato. La profesora de gimnasia, la reconvertida Sue y el príncipe azul de intenciones difusas parecen tan poco reales en 2013 como improbable es que la generación de Ke$has descerebradas retratadas baile o se maquille al ritmo de Passion Pit o Vampire Weekend (aunque ‘Diane Young’ está bastante bien traída, la verdad). Por si fuera poco, toda la estética setentera original se ha echado a perder en favor de un blockbuster random digno de ser caricaturizado en breve, lo cual incluye el personaje de la madre, interpretada por una Julianne Moore como recién salida de ‘La pianista’ pero pasada por ‘Scary Movie’.

Sin embargo, en cuanto a técnica, ya sólo por la escena del accidente de coche, que será tan alabada como ridiculizada hasta la carcajada, la adaptación merece la pena. Y en cuanto al desarrollo de la película en sí, nunca termina de desmoronarse. Quizá es porque la historia de Stephen King tenía demasiados momentos icónicos (la menstruación, el descubrimiento de la telequinesis, la guerra entre madre e hija, el baile), o quizá porque la directora Kimberly Peirce, responsable de la generacional ‘Boys Don’t Cry’ y también de ‘Stop-Loss’, sabe una cosa o dos sobre retratar a jóvenes desarraigados, de infancia trágica y relaciones sociales enfermizas. Eso o la lectura de las últimas noticias en el periódico son los responsables de que la película logre revolverte otra vez: cuando algo en ti te hace desear que ese final no llegue, es que algo ha funcionado. 6.

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Publicado por
Sebas E. Alonso