El año pasado hicisteis la gira ‘Two Hands, One Mouth’ interpretando en estilo cabaret vuestros grandes éxitos, y este año lo estáis repitiendo como ‘The Revenge Of Two Hands, One Mouth’. Esta recuperación de vuestro catálogo, ¿es un efecto secundario de los conciertos ‘Sparks Spectacular’ de 2008 en Londres, cuando interpretasteis todos vuestros discos, uno por noche, durante 21 días? ¿Cómo surgió esta idea?
Bueno, a decir verdad no lo consideramos «estilo cabaret». Es una presentación ampulosa y agresiva de Sparks con sólo dos personas sobre el escenario. Está lejos de ser una imagen de cabaret. Siempre queremos desafiarnos a nosotros mismos y esperamos desafiar a nuestro público. El formato dúo es lo primero para Sparks.
En estas giras habéis elegido vosotros qué canciones vais a tocar, pero cuando hicisteis ‘Sparks Spectacular’ os obligasteis a vosotros mismos a tocar de nuevo absolutamente todas la canciones que habéis grabado. ¿Cuál fue el disco más difícil de preparar? ¿Cuál fue el que más os sorprendió al recuperarlo, el que teníais más olvidado? ¿Hubo alguno que os daba especial pereza?
Queríamos presentar todos los discos de la manera más cercana posible a los originales, así que en ese sentido, todos y cada uno de los 21 discos representaron una tarea. Muchos discos, como por ejemplo ‘Introducing Sparks’, fueron revisitados por nosotros mismos y por nuestro público, que finalmente tuvo la oportunidad de percibir el amor que hay en ese disco.
Vuestro último disco de estudio, ‘The Seduction of Ingmar Bergman’, es una obra de teatro musical para la radio pública sueca y parece que está en proceso de convertirse en una película dirigida por Guy Maddin. ¿De quién partió la idea? ¿En qué estado se encuentra el proyecto ahora?
La historia es idea nuestra. La idea de proponer un musical para la radio nos la envío la Radio Sueca. Después de que Ron y yo visitásemos el festival de Cannes a principios de este año, tuvimos la suerte de atraer a varias productoras, que se mostraron emocionadas con el proyecto y se nos han unido para lograr que sea posible.
¿La película va a suponer mucho trabajo para vosotros? ¿Se van a regrabar las canciones? ¿Habrá más números musicales? ¿Vais a actuar en ella haciendo los papeles que hacéis en el disco?
Una película representa un montón de trabajo para cualquiera. En efecto algunas de las partes serán regrabadas para reflejar la acción de las escenas. Pero mantendrá la esencia de lo que se oye en el disco ahora mismo. Y sí, tanto Ron como yo actuaremos.
El argumento de ‘The Seduction…’ cuenta cómo, tras ganar la Palma de Oro en Cannes’56, Ingmar Bergman aparece en Hollywood por arte de magia y se le intenta convencer de que se instale y continúe su carrera en Hollywood, a la manera americana. Es un poco lo contrario a Sparks, que siendo de L.A. habéis encontrado impulso artístico y comercial en Inglaterra, Alemania, Francia… ¿Hubiese sido posible vuestra carrera sin moveros de California?
El público británico instantáneamente llegó a Sparks, así que si no nos hubiéramos mudado a Londres, realmente no habríamos tenido el impacto inmediato que tuvimos. Aunque nuestros dos primeros discos no sólo fueron grabados en Estados Unidos, sino también defendidos por Todd Rundgren, el único productor y sello del mundo que confió en nosotros.
Sparks han pasado por muchas fases musicales (glam, disco, synth-pop, new wave, dance) pero en 2002 publicasteis ‘Lil’ Beethoven’, un disco inclasificable, un nuevo género musical, algo único, diferente totalmente al resto de música. Encontrar ese sonido, esa fórmula, ¿fue un trabajo de mucho tiempo, o una idea que de repente os iluminó? ¿Cómo fue la génesis de ese disco?
‘Lil’ Beethoven’ es un disco muy rítmico, con repetitivos pianos y arreglos de voz, pero casi sin baterías. ¿Esa era la idea? ¿Fue premeditado desde el principio, o parte del proceso?
Queríamos hacer un álbum que prescindiera de todo lo que se da por hecho en la música pop: baterías, bajos, guitarras. Queríamos reemplazar la agresividad que todos esos elementos traen utilizando voces agresivas, cuerdas e instrumentos orquestales. Y no trabajar con estructuras tradicionales de canción tipo estrofa/estribillo. Es posible hacer música pop sin estructuras e instrumentación cliché.
¿Es Ron un compositor de los que escriben canciones regularmente, como un trabajo? ¿O sólo compone cuando hay un proyecto, una idea?
Ron escribe constantemente. Es un trabajo. Es un proceso constante de trabajo crear material nuevo.
En la primera mitad de vuestra carrera colaborasteis con muchos productores y músicos: Todd Rundgren, Muff Winwood ,Tony Visconti, Giorgio Moroder, Harold Faltermeyer, Mack, Telex, Ian Little. Ahora hace mucho que os producís los discos vosotros mismos. Si ahora quisierais volver a usar un productor, ¿en quién confiaríais?
Creemos que hemos aprendido de todos esos productores con que hemos trabajado en el pasado y que somos capaces de crear discos por nuestra cuenta. Nos encantó trabajar con Tony Visconti, ya que es un productor muy completo, en el sentido de que es un increíble músico, ingeniero y que también posee un gran gusto.
¿Estáis trabajando en un disco nuevo? ¿Os da tiempo para preparar nuevas canciones, con las giras mundiales y el proyecto de la película?
No, son dos procesos diferenciados, así que cuando estamos de gira, el proceso compositivo se detiene. Por suerte, vamos bien con nuestro siguiente nuevo álbum.
Una de vuestras primeras canciones, de 1967, se titulaba ‘Computer Girl’. ¿Qué relación tenéis con la tecnología? ¿Cuándo empezásteis a usar computadoras para componer? ¿La tecnología os ha servido para no tener que depender de una banda, u os interesa en sí misma?
Desde nuestro punto de vista, la tecnología es sobre todo una ayuda para ser capaz de grabar sin tener una compañía de grandes presupuestos. Trabajamos a partir de nuestro material en primer lugar y con o sin tecnología, habría música de Sparks.
Cuando grabasteis los discos producidos por Moroder ‘Number One Song In Heaven’ y ‘Terminal Jive’, ¿llegasteis a tocar en directo?
En los tiempos de ‘No 1 in Heaven’ no existía en absoluto la posibilidad de hacer una gira con ese disco. La primera vez que canciones de ese disco fueron tocadas en directo fue en 1994.
Después de los dos discos producidos por Moroder, siguieron tres discos más (‘Whomp that sucker’, ‘Angst in my pants’ y ‘In outer Space’), muy distintos a los anteriores, producidos por diferentes personas y grabados en diferentes ciudades, pero los tres con la etiqueta «Giorgio Moroder Enterprises». ¿Se trataba de un contrato por cinco discos? ¿Cómo fue el trato con Moroder?
A Giorgio le encantaba tener a Sparks cerca de sí. Así que incluso cuando físicamente no producía nuestros discos, estábamos en su sello.
Una de las cosas más maravillosas de Sparks es que tenéis status de clásicos, a pesar de no haber hecho nunca nada de manera clásica, y a pesar del sentido del humor en vuestras canciones, portadas y shows. Normalmente cualquier muestra de humor en la música es vista como superficial o como no-auténtica, y sólo apreciada despectivamente como «divertida». ¿Resulta frustrante enfrentarse a estos juicios? Quizás estéis completamente inmunizados.
Por cada parte de humor que puede haber en una canción de Sparks, hay otra cara de elementos más profundos. Es un contraste entre las dos cosas lo que genera música polifacética.
¿Qué os interesa ahora mismo a un nivel no-musical? ¿Algún hobbie, alguna manía?
Somos muy aficionados al cine, siempre lo hemos sido.