Wong Kar Wai se ha movido siempre mejor en el terreno de las emociones, de lo íntimo, que en el de la épica (‘Ashes of Time’). Una pareja, un conflicto. Y las sensaciones -visuales, musicales- que éstos generan. ‘Chungking express’ (1994), ‘Happy Together’ (1997), ‘Deseando amar’ (2000). Pero narrar los inicios del kung-fu, ilustrar la biografía de uno de sus más célebres maestros (Ip Man) y contar la historia reciente de China, requiere de una precisión narrativa que Wong Kar Wai nunca ha demostrado poseer. Por muy a su terreno que se lo lleve –todos los personajes están revestidos de sensualidad, melancolía y frustración: están “deseando amar”-, cuando el director intenta contarnos una historia, fracasa. Las dilatadas secuencias de diálogos, sobre todo en su segunda parte, son más aburridas que las nominaciones de los Goya de este año. Y su estructura es tan elíptica que parece cortada con buril del Paleolítico.
Aunque, para ser justos, vamos a poner ese juicio en suspenso. Por lo visto, la versión que veremos en España es la más deshilachada de los tres montajes que existen. Según se deduce de sus declaraciones, Wong Kar Wai ha querido contar muchas cosas en esta película: desde una biografía hasta el estado de ánimo de una nación antes de la guerra. Pero muy pocas nos han llegado con un mínimo de claridad. Aun así, a la espera de ese montaje de cuatro horas en dvd, que parece el definitivo, podemos disfrutar de ‘The Grandmaster’ como una estilizada ensoñación, como el recuerdo -fragmentario, brumoso, sensorial- de una historia de amor imposible en forma de suntuoso, exquisito y romántico wuxia. 6,9.