‘Mob City’ quizá sea una de las series menos originales de la actual parilla televisiva. Por lo que cuenta: el enfrentamiento, durante los años 40, entre la policía local de Los Ángeles y mafiosos célebres como Bugsy Siegel y Mickey Cohen; y por cómo lo cuenta: la enésima recreación, tan estilizada como algo acartonada, del universo mítico del género negro, de sus arquetipos y sus lugares comunes.
La nueva creación de Darabont es una serie que no engancha, que no sorprende. No provoca admiración ni alimenta reflexiones. Pero sí seduce. Es el “placer de la repetición”, la satisfacción del reconocimiento, el regocijo por volver a habitar lugares y encontrar personajes con los que alguna vez has disfrutado. El gangster seductor, el mafioso psicópata, el poli íntegro, el corrupto, la mujer fatal y el (anti)héroe duro pero romántico. Los neones de las calles de Los Ángeles, los clubes humeantes, los sombreros y ametralladoras, la voz en off, los diálogos cortantes y los silencios elocuentes.
‘Mob City’ es puro género, para bien y para mal. A pesar de su cuidada ambientación, está narrativamente mucho más cerca de una buena novela policíaca barata o de un filme de serie B, que de, por ejemplo, la lujosa y ambiciosa ‘Boardwalk Empire’. Tramas sencillas pero eficaces, personajes estereotipados pero atractivos, diálogos secos cargados de ironía, y generosas dosis de violencia, cinismo y romanticismo soterrado. Alérgicos al género, abstenerse. 7.