‘Vivir es fácil con los ojos cerrados’: retrato amable, optimista e imperfecto de una España negra

Cualquier creador sabe que en las pequeñas anécdotas, en las más desconocidas, se esconden las mejores historias. Por eso David Trueba ha estado muy acertado a la hora de escoger la de un profesor obsesionado con los Beatles para hacer este retrato luminoso de nuestra época más oscura que es ‘Vivir es fácil con los ojos cerrados’, película que, si existe justicia, debería darle a Javier Cámara el Goya que se le debe desde hace años.

Lo digo porque él es el único que puedes imaginar en el papel de ese pobre diablo que se va de viaje a Almería a conocer a John Lennon para que le diga el verso que no consigue entender de una de sus canciones. Y lo es porque, a pesar de lo cómico de la situación y de la fotografía optimista que dibuja este filme, a Cámara le basta solo una mirada para mostrarnos, sin que nos demos cuenta, la tristeza épica del antihéroe que hace creíble a su personaje y, con él, la película. ¿Exagerado comparar su buen oficio con el de, por ejemplo, Jack Lemmon en ‘El apartamento’ de Billy Wilder? Puede, pero no por ello mentira.

Por desgracia no basta un solo hombre para convertir en excelente esta propuesta, y a pesar de que Natalia de Molina, el otro gran descubrimiento que nos ofrece Trueba, hace lo posible para mantener arriba la historia, hay fisuras como Francesc Colomer que desinflan, sin llegar nunca al desastre total, la película. Vamos, que al niño de ‘Pa Negre’ es mejor recordarlo cuando todavía no había crecido. Claro que el arco argumental de su personaje de niño fugado porque sus padres no le dejan llevar el pelo largo tampoco ayuda a que se luzca demasiado. Y esto, seamos justos, tampoco es culpa suya, sino de Trueba, que intenta mezclar varios géneros en plan ‘Cuéntame’ en lugar de apostar por un camino en concreto, consiguiendo que sus buenas intenciones se queden a medias.

Creo que la última vez que vimos a los Beatles en el cine español fue cuando Gómez Pereira incluyó unas imágenes suyas en ‘El amor perjudica seriamente la salud’, cuando otro personaje principal, esta vez interpretado por Penélope Cruz, se colaba en la habitación de Lennon en Madrid para ser suya antes de que Gabino Diego la echara. A pesar de su potencial, aquella película, como esta, quedó para la historia como una comedia amable de la que salías contento y poco más. En ‘Vivir es fácil con los ojos cerrados’ ese poco más se traduce en conocer la historia real que llevó a Lennon a componer la famosa ‘Strawberry Fields Forever’. Una historia diferente de la oficial que siempre nos habían contado. Y aunque solo sea por ese acto de justicia hacia el héroe anónimo hay que defender su existencia. 6,5.

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Publicado por
Claudio M. de Prado