Bassmatti & Vidaur / Melodías concertantes

Vistas las posibilidades internacionales de la electrónica de Delorean, John Talabot o últimamente Henry Saiz o Sau Poler; visto el éxito del pop-rock nacional en la estela de Vetusta Morla, de Supersubmarina a Izal; y vista la buena aceptación entre el público del indie-rock alternativo, desde Triángulo a Pony Bravo; casi ni sorprende que pocos grupos hayan seguido el camino emprendido por La Buena Vida. Apenas Cornelia hace un año y medio se inspiraban en la primera etapa del grupo donostiarra, la desarrollada en Siesta antes del 95, y ahora Bassmatti & Vidaur, estrenándose en Jabalina, recurren a la segunda, la del paso de Siesta a su primer disco para Sinnamon.

El proyecto formado por Giorgio Bassmatti y Yon Vidaur no es adolescente. La nota de prensa los define como «viejos conocidos» de la música independiente de San Sebastián y parece clave la coincidencia de ambos desde hace hasta 20 años en proyectos como Donut, o de manera significativa Ama, proyecto paralelo del autor de ‘Qué nos va a pasar’, llevando a la edición del minidisco ‘Apropósito‘ en Birra y Perdiz en 2010, aquel que contenía la actualización de ‘Panic’ de los Smiths ‘DJ Invitado‘, rimando a Espanto con Los Panchos.

Pero es -insisto- La Buena Vida la referencia fundamental de este lanzamiento a través de los arreglos de trompeta y saxo, a cargo de Jose Mari Dorronsoro y Miren Aperribay, y la viola de Lidia Zubia, orquestando un universo que conecta con ‘Hallelujah‘ en diversos puntos del disco, como en el final de ‘Luces y cruces’ o en ‘Y entonces ya será ideal’, en ambos casos con los coros de Ángela Rubio. El optimismo de las letras («No podía ser mejor / ni estar tan bien», dice ‘De todo, de nada, como siempre’) conecta sobre todo con las composiciones coloristas de Mikel Aguirre (y también las más tremebundas, ‘Ojalá os queráis toda la vida’ tiene un algo a ‘El largo adiós’) e incluso La Casa Azul podría volver a ser una referencia, en tanto que es posible imaginar a Guille Milkyway entonando ese «Solo había que soplar más fuerte» que cierra el tema así llamado.

No es la voz protagonista de Bassmatti apta para todos los oídos, pero el atractivo del que pueda carecer es equilibrado por dos vías: la brevedad del lanzamiento y también los estupendos arreglos depositados en las canciones (la voz, más áspera, en ocasiones ejerce de contrapunto necesario para no empalagar). Esa buena autoproducción no corresponde por fuerza con los momentos más ornamentados de estas ‘Melodías concertantes’. El mini LP, que se publica sólo en vinilo y digital, se cierra con un tema de letra costumbrista («Ella mira por la ventana en los días de guardar / él aún duerme en la cama, suele ser lo habitual») que encuentra en su desnudez y en cierta vinculación con el mejor Vincent Delerm su baza principal. «No se puede estar mejor», culmina convencido el disco, y parece imposible que estas bellas composiciones hubieran podido encontrar mejor camino o desarrollo.

Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘Sólo había que soplar más fuerte’, ‘Entonces ya será ideal’, ‘De todo, de nada, como siempre’
Te gustará si te gusta: Belle & Sebastian, La Buena Vida, Vincent Delerm
Escúchalo: Deezer

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Publicado por
Sebas E. Alonso