Mø se fue muy contenta de Madrid. O eso pareció cuando se despidió del público del Independance el pasado sábado. Pataleando de placer entonó un «thank you» que sonó extasiado. Y es que la danesa se había dado un pequeño baño de masas minutos antes entonando hacia la mitad del set y casi seguidos dos de los mayores aciertos de su debut ‘No Mythologies to Follow‘, en concreto la balada ‘Never Wanna Know’, uno de los momentos en que decidió abandonar el escenario, en este caso no para tirarse al público y hacer pogo a su lado como en otro par de ocasiones, sino para frotarse sensualmente contra una de las columnas de la sala; y la sesentera ‘Don’t Wanna Dance’, en la que el público decidió botar de lo lindo.
El concierto se había abierto con ‘Fire Rides’ y ‘Maiden’, dejando clara desde el principio la variedad de un repertorio aún algo débil que también incluyó la producción de Diplo ‘XXX 88’ o, en el bis, la conocida versión de las Spice Girls ‘Say You’ll Be There’. En directo, la cantante se acompaña de sencillas proyecciones y tres chicos que la arropan con doble percusión, sintes y guitarra. Llevan tatuajes y/o el pelo largo dando buena cuenta del carácter rockero que también tiene Mø. Porque aunque por su voz hayan abundado las comparaciones con Lana del Rey, su salvaje directo tiene muy poco que ver con el de la autora de ‘Born to Die’.
Vestida de manera sencilla, mucho menos elegante y mal peinada con un recogido que parece completamente improvisado, Mø no quiere ser la nueva reina del glamour (recordad que el disco critica a una sociedad que glorifica la perfección), sino que se concentra en ser un torrente de energía y en transmitírsela a su público cual animal escénico a lo Iggy Pop. Y lo consigue. Es difícil no unirse a quien lo da todo sobre las tablas durante una hora mientras suenan algunas de las producciones más finas del pop reciente, incluso aunque sea a costa de caerse por el suelo. Ya desde que el puesto de merchandising anunciaba antes del bolo que «Mø firmaría ejemplares de su disco» al término del set, el triunfo estaba asegurado. Y así fue…7.