Pero no puedo decir lo mismo de ‘How I met Your Mother’ o, en cristiano, ‘Cómo conocí a vuestra madre’. ¿Por qué? Porque pese a que nació, con mayor o menor fortuna, al ralentí de ‘Friends’, no ha sido capaz de mantenerse al nivel durante las nueve temporadas que ha durado, como sí fue capaz de mantenerse la serie con la que tanto se la comparaba. Y si no que se lo pregunten a su público, porque no en vano los adeptos a Ted Mosby han ido cayendo por el camino, hasta el punto de perder dos millones de espectadores desde su primera temporada (‘Friends’, por su parte, mantuvo sus veinte millones -con sus más y sus menos- desde la primera hasta la décima temporada).
Claro, que no es de extrañar esta tendencia, especialmente observando cómo los guionistas han decidido poner punto y final a la serie. Una novena temporada chapucera, en la que veinticuatro episodios han servido para contar las cincuenta y seis horas previas a una boda que, encima, no es ni la boda que nos interesa. Veinticuatro capítulos en los que el guión pierde el norte por completo (por suerte, en alguno de los últimos lo reencuentra levemente) y que no parecen más que un ejercicio de autocomplacencia de los creadores de la producción televisiva, sacándose personajes de la manga y recuperando a otros de escasa importancia (en serio: ¿un capítulo dedicado a Gary Blauman?) o incluso proponiendo capítulos (‘Bedtime Stories’) que -sinceramente- parecen estar únicamente enfocados a rellenar el número de capítulos por temporada acordados en el contrato.
Así es como muchos hemos terminado hartos de la serie, que ahora vemos ya por simple inercia, y en la que además cualquier parecido entre la primera y la novena temporada es pura coincidencia. Muchos nos aferramos a ella tras quedarnos huérfanos de ‘Friends’, y no ha sido una buena idea. ‘Cómo conocí a vuestra madre’ se ha ido devaluando con el paso del tiempo, y -a falta de ver los datos de audiencia- su capítulo final no atraerá (ni de lejos) a tantos espectadores como cabría esperar para una serie que ha durado, ahí es nada, nueve temporadas del ala.