Suena a eso porque recuperan la fabulosa efervescencia que nos enganchó al grupo en sus inicios con canciones como ‘Viernes’ y ‘A todo color’, que quedaba en un plano secundario en el volumen precedente. Y es que el kraut emocional a lo TAB de ‘Becerro de oro’ (teclados cortesía de Álex Marull, de Odio París) y el rock nuevaolero de ‘Familia / Trabajo’, adelantos que presentaban este lanzamiento, no eran espejismos. El pop-after-punk de ‘Copenhague’, esa especie de remake de ‘Al futuro’ de Astrud que es ‘Acampada arqueológica’ (¿’Al pasado’?), el noise planetero con toques 50s de ‘La Fantasmaja’ (gran título), el pop incisivo y poderoso de ‘Viento de invierno’ o el garage combativo de ‘Jo, qué noche’, inclinan la balanza de ‘La foto fantasma’ al lado de la agitación y la urgencia (la duración de todas ellas está por debajo de los tres minutos y, en algún caso, de los dos).
‘La foto fantasma’ es un disco vibrante pero también compensado, con un gran equilibrio en su secuenciación, como aquellos grandes discos de los que recuerdas todos esos temas rápidos y con gancho que te capturan de primeras, pero también los más elaborados, que cambian el ritmo y diversifican los registros del grupo. Sabiamente, su «lado ‘7 picos'» irrumpe con medida en cortes tan magnéticos como ‘Dormancia’ (precioso oasis noir en el que Elisa canta con frialdad una historia personal, triste y bonita), ‘El mismo lugar’ (los coros de la batería y los teclados de Javier Carrasco dicen dulcemente «Beach House»), ‘El parque’ (estupenda en su papel de prólogo) o ‘Voces’ (dark pop con trasfondo rural).
No son intérpretes virtuosos ni compositores súper originales, pero no hay duda de que Cosmen Adelaida «lo tienen». Y la clave está, sencillamente, en unas canciones tremendamente magnéticas, con un sonido compacto, fácil (en el buen sentido) y bien arreglado (la producción corrió a cargo de Carlos Hernández, responsable de algunos trabajos de Los Planetas y TAB), de una atemporalidad que alimenta su curiosa evolución: parte de la reconocida influencia de los primeros Planetas, pero genera su propio estilo mirando hacia el pasado, con la llamada Edad de Oro del Pop Español, la Movida y la Nueva Ola como referentes de los que sacar partido, encontrando detalles que retrotraen a Nacha Pop, los primeros Siniestro Total o La Mode, siempre con coherencia.
Otra gran virtud, al margen del buen puñado de éxitos potenciales, es que, como sus admirados Yo La Tengo, logran imprimir un sello perfectamente reconocible pese a no ceñirse a un solo estilo. A ello contribuyen, sin duda, el reparto vocal de Javier Egea y Nacho De La Hoz (voces discretas, pero correctas y acordes) y la mezcla de ambas con la de Elisa en los coros. Y, sobre todo, unas ingeniosas letras que saben transmitir, de forma directa y sencilla, la sensación de inquietud a la que alude su título: en sus propias palabras, «a veces, cuando en el pasado uno piensa en tiempos posteriores y estos días llegan, siente algo extraño, como si no viviera en el presente, sino que por un momento fuese un espectro de ese futuro que había concebido». Pese a ser el segundo, ‘La foto fantasma’ es el disco de debut que yo siempre esperé de Cosmen Adelaida y no llega tarde: por su carácter atemporal y porque discos así siempre son necesarios en el pop nacional.
Calificación: 8/10
Te gustará si te gustan: Grushenka, TAB, Templeton, Nacha Pop
Temas favoritos: ‘Becerro de oro’, ‘Familia/Trabajo’, ‘Copenhague’, ‘Dormancia’
Escúchalo: Bandcamp, Spotify