‘Un príncipe para Laura’, un Tinder televisado

La prueba que tenía que superar ‘Un príncipe para Laura’ era la de contar el mismo chiste por segunda vez y mantener la gracia. ‘Un príncipe para Corina‘ como formato de ligoteo había servido para ayudar a Cuatro a retener la audiencia de ‘Quién quiere casarse con mi hijo’ manteniendo los mismos trucos de montaje, edición y efectos especiales pero con un programa al fin y al cabo diferente, y esta segunda parte inicialmente no presenta grandes novedades, con una protagonista femenina y los «príncipes azules» candidatos para conquistarla divididos en nerds, únicos, simpáticos y guapos o supuestos guapos («estás entre los guapos porque actúas como guapo, no porque tú lo seas», que dijo muy sabiamente aquel).

La primera parte del programa ha carecido de gancho y sorpresa, con una aburrida presentación y otra aburrida prueba a ciegas detrás de un espejito que ha dado muy poco de sí, dejando además caer que este formato sí se extendería más allá de las dos horas de duración (zzzz). Pero en la segunda, con las entrevistas de la protagonista, Laura, una bella damisela de 21 años, y sus dos pérfidos amigos a los candidatos, ‘Un príncipe para…’ se ha recuperado al poder explotar cómodamente lo mejor de sí mismo. Que no es otra cosa que caricaturizar las reacciones y las respuestas de los aspirantes, cuando estos son capaces de decir algo. Si no, tanto mejor: más música tocapelotas.

Entre el marinero que deletreó «I Lovo you» (sic), Pepa del grupo El Efecto Pepa o la versión jevi de Mario Vaquerizo, el viajero plasta al que le han puesto de banda sonora ‘La vuelta al mundo de Willy Fog’ de Mocedades, el luchador al que se le ha roto el pantalón por el culo en cuanto se ha agachado, que Carles no puede hacer de vientre y va «a reventar», y sobre todo el personaje de «me encanta la fotografía… hacerme fotos con famosos» que tiene en el podio sus instantáneas con Rajoy, Aznar y Aguirre (¡qué bien traído esta noche el programa, verdad, Espe!) y quiere una con el rey («pues como no te des prisa, ya no lo coges», contestaba el joven amigo de Laura), no hubo momento desperdiciado.

No es que haya demasiada esperanza para ese progenitor que al principio del programa exclamaba: «no he visto a Laura jamás con nadie que merezca la pena», pero, de nuevo, qué más da que esta muchacha de 21 años no encuentre ni siquiera un ser con el que darse un viaje. Que se ponga el Tinder. No tiene montaje ni sonido, pero es lo mismo e igual de divertido. 6.

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Publicado por
Sebas E. Alonso