No es sólo que Templeton hayan optado por basar su canción en unos sintetizadores que vinculaban con la banda sonora de ‘Drive’ (y con Moroder), es que en la letra aparece una carretera y no es la M50 ni la M40 sino la M30; en la radio, una emisora y no es otra que M80. Costumbrista y recurriendo a neveras con leche y poco más, es asociable a imágenes de cenas recalentadas que nos llevan de la mano al catálogo de Radio Futura y Golpes Bajos. Ese elemento fantástico con que contaba el mencionado programa de los años 80 aparece también en la pista que contiene el título del álbum, ‘Fucsia’, que alterna la cotidianidad, la belleza y la muerte con un componente misterioso -llamada de teléfono mediante- que da a su vez cierto aire almodovariano, reflejado en ese nombre del disco. Un misterio, el de quién es Rosi, que -cual guión lynchiano- quizá es mejor que no sea desvelado.
Con ese single, ese otro tema central, otro hit potencial como es ‘Pálida camarada‘, en el que lo mismo te acuerdas de Bruce Springsteen que de The Jesus & Mary Chain (seguimos entre 1984 y 1988, insisto) y ese número romántico «tu amor ya no lo merezco» que parece una remezcla de Perales y recibe el nombre de ‘Noches blancas’, podríamos estar ante un largo conceptual próximo al trabajo de Capitán o Extraperlo. Sin embargo, Templeton no han podido evitar aplicar un par de trucos aprendidos durante estos años, introduciendo un par de canciones más asociables a su sonido tradicional. Ya nos lo contaron desde el estudio en el diario que escribieron para nuestro site
. «‘El Murmullo’ lo trajimos milimetrado hasta el último golpe de caja y este disco queremos que sea absolutamente libre». Como fruto de esa libertad hay más variedad y se refleja en ‘39300’, que además del código postal de Torrelavega, es un tema guitarrero de influencias más glam, apto para sus primeros fans, que esconde doble sentido entre chica y ciudad: «cuando estoy en Madrid, le hablo a todo el mundo de ti» y «aunque te quiero me tratas muy mal», dice la letra. Con un «como una novia que te trata muy mal porque a ella la trataron muy mal antes» describen la canción sobre el lugar.Yo La Tengo podrían asomarse por ‘El látigo’, un tema quizá reivindicativo que esconde cierta sorna («no es hombre ni mujer, es lo peor de ambos a la vez», «él diseñó la web de Renfe») y los 60 vuelven en temas como ‘Quemado por el sol’ -gran final- y ‘Océano’, envueltos en sonidos experimentales, pero de nuevo con los coros que siempre han caracterizado al grupo, probablemente debido a que cuentan entre sus filas con varios cantantes (Brian Hunt y Betacam, además del principal, Álvaro Martínez).
La pegadiza ‘Cowboy’ y el desamor en ‘Hortensias’ también merecen mención en los últimos minutos de un disco que no es la obra capital que personalmente aún espero de Templeton: a falta de la llegada del vinilo, la mezcla parece algo opaca y esclava del efecto retro en algunos momentos y, por ejemplo, Álvaro podía haberse creído algo más su papel de crooner en ‘Noches blancas’, pues su voz no está precisamente entre las peores del panorama nacional. Sin embargo, igualmente es un tercer disco -ya- que confirma que el grupo esconde cosas grandes, tamaño La Riviera.
Templeton actúan este viernes 11 de abril en Madrid (Joy Eslava, de momento) junto a Oso Leone.
Calificación: 7,7/10
Lo mejor: ‘La gran ciudad’, ‘Pálida camarada’, ‘El látigo’
Te gustará si te gustan: lo mismo Radio futura, Los Planetas que Los Brincos
Escúchalo: Bandcamp