El martes por la noche se celebró el concierto de clausura de Girando por salas, la iniciativa que ha llevado a 36 artistas como Izal, León Benavente, Amatria, Bravo Fisher!, Carlos Sadness, Mucho, Prin’ La Lá o Tórtel por todo el país con una subvención.
El de Ginferno y Rufus T. Firefly era el último de los más de 150 conciertos anuales de esta iniciativa. Abrieron Ginferno. El grupo, un quinteto hasta que se les unieron tres miembros de Los Saxos del Averno, puede resultar un híbrido de jazz, sonidos fronterizos, africanismo o rockabilly, pero su verdadero fichaje es un hombre que no toca ningún instrumento, el sueco Kim Warsén, tan apto para presentar las canciones en castellano como para interpretar en inglés, con una gravedad próxima a la de Nick Cave. Ya desde la tercera canción sufrió una especie de ataque epiléptico en pie, pero sólo era un aperitivo de las muchas muestras de las cualidades de showman que vendrían después: por supuesto el escenario de la sala El Sol se le quedó pequeño y se bajó para bailar, pero también para empujar al público porque parecía necesitar más y más espacio y -mi favorita- para observar tranquilamente a su banda a ver qué tal sonaba desde abajo, detrás de unas primeras filas a las que les daba la risa sabiendo a este inquietante hombre detrás. Su calidad de personaje viene contrastada en la red: se dedica al cine y hasta puede que sea profesor en el Colegio Escandinavo de Madrid. De fondo, un correcto respaldo musical gracias a la variedad ofrecida por cortes como ‘Erta Ale’, ‘TransAntilles’ o ‘Your Face’, presentada como «su canción boba», con sólo un par de acoples residuales en la hora de set. «Nos han dicho que hoy ha venido gente del business pero no sabemos lo que es el business», indicó Kim. Seguro que la industria discográfica no les da mucha bola, pero en directo son un valor seguro.
Desde que el cantante, guitarrista y teclista de Rufus T. Firefly se subió al escenario con toda su media melena en la cara estaba claro que lo que íbamos a presenciar era muy, muy noventero. Aunque con la obligada bajista femenina de rigor (ellos además tienen baterista chica, que llegó a entonar el nuevo tema ‘Tengo una pistola’ extraído de, ejem, ‘Grunge’), su sonido estaba más cercano a los Héroes del silencio que a los Pixies, Smashing Pumpkins o Hole. También los primeros Vetusta Morla podrían ser una referencia en un show por el que pasan canciones como ‘Ruidos y sueños’ o ‘Test de Voight-Kampff’, con parte de sus fans grabando con el móvil y cantando las letras. Víctor Cabezuelo dio las gracias a la iniciativa Girando por Salas, que les ha permitido hacer un tour en «condiciones tan buenas» y pensar que podían «llegar a vivir de esto», y también tuvo la modestia de llamar «cabrones» a Ginferno porque actuar después de ellos era una «putada». Eso sí, al final se animó a bajar del escenario para darlo todo con su guitarra.