Para ‘I Never Learn’ Lykke ha colaborado con sus socios habituales Björn Yttling y Rick Nowels, y ha aportado su granito de arena el aclamado productor Greg Kurstin. Dijo la sueca hace unos meses que con este álbum ha encontrado su voz y que espera a partir de su lanzamiento empezar a ser considerada una “cantautora” en lugar de una simple cantante femenina de looks llamativos. No en vano Li ya está siendo comparada, gracias a este disco, con Stevie Nicks y ‘I Never Learn’ precisamente de lo que no está falto es de grandes baladas de (des)amor o “torch songs”, que podríamos catalogar de setenteras por sonido pero que por melodía son sencillamente atemporales. Las gloriosas ‘No Rest for the Wicked’ y ‘Never Gonna Love Again’, sin ir más lejos, suenan a clásico desde la primera escucha, y lo mismo se puede decir del impetuoso medio tiempo ‘Gunshot
’ o la, en mi opinión, obra maestra del disco, ‘Silver Line’, cuyo estribillo descompondría el más gélido de los corazones.El tono del disco, evidentemente, es profundamente sombrío. Las guitarras, arreglos de cuerda y percusiones suenan cavernosas y lúgubres pero, al contrario que las reflexivas letras de su autora, tanto instrumentación como melodías no van a lo introspectivo sino que quieren hacerse oír y escogen, por tanto, el camino de la ampulosidad. Parece una dicotomía imposible pero es exactamente lo que a Li se le da mejor, esto es, crear himnos pop a través de momentos de terrible flaqueza. A algunos, de hecho, no les hace falta nada más que una guitarra acústica y tanto el tema titular como a la crudísima ‘Love Me Like I’m Not Made of Stone’, en la que puede percibirse el llanto de Li a punto de estallar, logran con poco la sublimidad.
Con tan solo nueve pistas poco se le puede reprochar a ‘I Never Learn’. Quizás no hubiera estado de más algo más de contención y sutileza, pues pese a la indudable sensibilidad melódica de estas canciones, el conjunto es por momentos algo asfixiante, sobre todo por culpa de ese muro de sonido spectoriano y de unas letras a través de las cuales Li retrata su culpa y presente soledad de manera tan sincera como por momentos abrumadora. Por lo menos hay algo de luz en la bella ‘Sleeping Alone’ con ese “algún día / de algún modo / en algún lugar del camino / si guardas tu corazón para el mío / nos volveremos a encontrar” que cierra el disco. Desde luego nunca aprende la chica, pero con grandes canciones como las aquí contenidas, y entre las que cabe destacar también el intenso góspel de ‘Heart of Steel’ y la preciosa ‘Just Like A Dream’, realmente uno espera que no aprenda nunca.
Clasificación: 8/10
Lo mejor: ‘I Never Learn’, ‘No Rest for the Wicked’, ‘Gunshot’, ‘Never Gonna Love Again’, ‘Silver Line’
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Escúchalo: NPR