M A J E S T A D: Una intensa tormenta de lluvia anegó el Parc del Fòrum por la tarde, mojando y trastocando las planificaciones del público que se daba cita ya. Eso originó un retraso en el escenario Sony Club PS 14 que nos impidió poder disfrutar de Templeton, pero al menos pudimos ver al completo la presentación de ‘Música para pelear‘, primer disco del grupo formado por Alicia Guirao, Raúl Santos (Najwa, Los Planetas), Jorge Ramos (Nine Stories) y Pepo Márquez (The Secret Society). El cuarteto tuvo que lidiar con numerosos problemas técnicos que se percibían dentro y fuera de las tablas, y aunque se esforzaban por avanzar, estaba claro que era difícil. Por momentos lograron sacar de sí intensidad, como en una ‘Sendero luminoso’ cuyo final estuvo a la altura, pero en general, en estas condiciones, resultó difícil disfrutarles. Raúl Guillén.
Loop: Este Primavera Sound está siendo especialmente notorio por contar con más de una y más de dos bandas que hace un tiempo nadie hubiese esperado que se reunieran, como es el caso de los londinenses Loop, quienes a finales de los ochenta facturaban un rock hipnótico y psicodélico, en la onda de Spacemen 3. El proyecto liderado por Robert Hampson dejó de existir en 1991 y el año pasado su última formación volvió a la actividad, así que su paso por el festival barcelonés era casi obligatorio. Por suerte para ellos, la lluvia dejó de caer y se pudo por fin disfrutar frente al escenario ATP. Con pocas palabras hacia el público, dejaron que quienes hablaran fueran los repetitivos, potentes y distorsionados acordes de sus guitarras, en temas como ‘Vapour’ o ‘Collision’, deleitándonos y recordándonos que el sonido de bandas actuales como Wooden Shjips ya lo practicaban ellos mucho antes. Miguel Sánchez.
Haim: El Primavera Sound nunca ha hecho ascos al género, ni siquiera al pop de éxito, y por eso la presencia de Haim en el line-up de este año no sorprendió. El trío de hermanas quiso mostrar que derrocha energía y virtuosismo de entrada, comenzando fuerte con ‘Falling’, hit indiscutible, e ‘If I Could Change Your Mind‘. Sin embargo, pronto las jovenzuelas se perdieron en un ejercicio de virtuosismo, efectismo y autocomplacencia que nadie necesitaba, ni siquiera ellas mismas. Sin ton ni son, hicieron una versión de ‘Whole Lotta Love’ ‘Oh Well (Part 1)’ y se enfangaron con versiones ralentizadas de ‘Honey And I’ y una ‘My Song 5’ que anunciaron como el recopetín, y nada de eso. En ese tiempo, solo quedaba fascinarnos con su halo de energía indestructible, con los hilarantes caretos de Este, la pavisosez de la guapa Danielle y los bailes sexys de la pequeña Alana. Por suerte, abandonaron pronto esa «mierda emocional» (en sus propias palabras) para rematar con lo que de verdad esperábamos de ellas: unas ‘Don’t Save Me’, ‘Forever’ y ‘The Wire’ que sí nos hicieron bailar como es debido. El ‘Let Me Go’ final, con una coda percusiva al más puro estilo Mayumaná, podían habérnoslo ahorrado también. Raúl Guillén.
Dr. John and The Nite Trippers: Con un notable álbum como ‘Locked Down’ (2012) aún en perspectiva, apetecía bastante acercarse por el anfiteatro del escenario Ray-Ban para ver a un clásico como Dr. John y su blues y rock and roll al estilo de Nueva Orleans. Valiéndose de un bastón, ya que tiene dificultad para caminar, el septuagenario se sentó ante un piano de cola decorado con temática vudú, lo cual siempre le ha fascinado, intercalando piano con teclado y también con guitarra eléctrica. Con una excelente banda a sus espaldas, hizo sonar algunos de los temas de su citado último trabajo, como el tema titular, ‘Big Shot’ o ‘Revolution’ y la mezcla de blues y funk tan magistralmente ejecutada obtuvo buena respuesta por parte de la considerable cantidad de público que eligió al mítico artista ante el amplio abanico de posibilidades que había a su alcance (con Haim o Body/Head actuando a la misma hora, por ejemplo). El momento más especial del show muy probablemente fue cuando recuperó uno de sus temas clásicos, ‘I Walk On Guilded Splinters’, versionado nada menos que por Paul Weller años más tarde. Mucha clase. Miguel Sánchez.
Sharon Van Etten: La cantautora de Nueva Jersey gozó de un sonido fantástico en el escenario ATP, arropada por una banda sin presencias notables pero de gran solvencia. En contraste con la profunda melancolía de canciones como ‘You Know Me Well’ o ‘Break Me’, Van Etten se mostraba muy simpática y parlanchina, contando que escribió ‘Tarifa’ precisamente en Barcelona y pidiendo públicamente disculpas por una vez que ironizó en una entrevistas sobre la fealdad de la ciudad que anoche la acogía (alguien no entendió el sarcasmo). Aunque desplegó una buena selección de canciones del reciente y notable ‘Are We There‘, mostró su actual desafección con ‘Tramp’, recordando solo la intensa y enorme ‘Serpents’. ‘Every Time The Sun Comes Up’ fue el bonito broche final que un bonito concierto como este necesitaba. Raúl Guillén.
Slowdive: En una época en la que estamos presenciando el regreso de muchas bandas míticas de los noventa, la noticia de la reunión de Slowdive es una de las mayores alegrías que nos ha traído este 2014. Tras ver los vídeos de su recientísima vuelta a los escenarios, los cuales evidenciaban un muy buen estado de forma por parte de Neil Halstead, Rachel Goswell & cía., verlos según entraba la noche del viernes en el escenario Sony fue algo que muchos recordaremos por mucho tiempo. La sensación de que se estaba viviendo algo único y especial era unánime y de ahí el tremendo respeto por parte del público, muy atento durante el set y en permanente silencio, dejando que los autores de ‘Souvlaki’ nos elevasen a los cielos, porque eso fue justo lo que sucedió. Gracias al buen sonido del que se pudo disfrutar, era muy difícil no emocionarse cuando sonaron ‘Souvlaki Space Station’, ‘Catch The Breeze’, ‘Machine Gun’ o ‘Crazy For You’, de inmaculada ejecución, pero también con sentimiento, pues no había más que ver la energía que le imprimía Halstead a su guitarra en los momentos de mayor intensidad. Goswell se dirigió al público para devolver el agradecimiento mostrado, comentando que aún estaban asimilando lo que estaba sucediendo ante sus ojos. También comentó en un momento en el que Neil salió del escenario que habían tenido que quitar una canción de su set, y es posible que por desgracia fuera ‘Alison’, pues terminó el show y no la pudimos escuchar. Lástima por eso y por lo breve que fue la actuación, ya que podríamos haber estado escuchándolos toda la noche, maravillados. Por cosas como esta merece la pena venir al festival. Miguel Sánchez
The War On Drugs: Pasaba media hora respecto el horario previsto y los músicos y técnicos de sonido merodeaban nerviosos por el escenario. Nos acordamos, entonces, del fallido sonido que Adam Granduciel y los suyos tuvieron en este mismo festival en 2012. Los abucheos y silbidos apresuraron el inicio del show de presentación del excelente ‘Lost In The Dream‘, y pronto respiramos aliviados: aquello sonaba estupendamente. Cierta maraña sonora impedía distinguir a menudo los instrumentos (especialmente, los metales) tras la preponderante y cortante guitarra de Granduciel, erigido en guitar hero
, el reverso underground de Mark Knopfler. Pero esas brumas multiplicaban la intensidad de temas como ‘Red Eyes’, ‘Under The Pressure’ o ‘An Ocean In Between The Waves’, que daban verdaderos escalofríos. Sin duda, fue el más emocionante y rotundo concierto que pudimos ver en una, en general, tibia jornada. Raúl Guillén.Pixies: No son unos recién llegados al festival, pero desde luego son una apuesta segura allá donde actúan. Este año se cumplen diez años desde su reunión y aunque ya no milite Kim Deal en sus filas, Frank Black, Joey Santiago y David Lovering (acompañados de la ex-A Perfect Circle Paz Lenchantin, quien parece suplir bien a Deal en los coros) siguen cabalgando a lomos del éxito, pero esta vez al menos no vinieron exclusivamente viviendo de las rentas de sus grandes éxitos, sino con temas nuevos bajo el brazo, los mismos que recopila el aceptable ‘Indie Cindy’. Aunque sonaron algunos de estos, como ‘Bagboy’ o ‘Magdalena 318’, donde a Black, con cierto entusiasmo, se le veía abandonar el piloto automático que suele llevar cuando toca los clásicos, el grueso del show fueron esos clásicos que por muchas veces que toquen siempre vuelve a apetecer escuchar. ‘Bone Machine’, ‘Crackity Jones’, ‘La La Love You’ o ‘Gouge Away’ fueron bailados y coreados por la enorme multitud frente al escenario Heineken y por supuesto no faltaron los coros en ‘Where Is My Mind?’, que aunque esté ya bien manida, siempre será víctima de su genialidad. Así pues, Pixies cumplieron con su estatus de cabeza de cartel y, visto lo visto, no tardarán en volver, para alegría de muchos. Miguel Sánchez.
Slint: Para el que escribe los ganadores absolutos de la jornada del viernes eran Slowdive hasta que, claro, llegaron Slint al ATP y dejaron la partida en tablas. Es frecuente (y hasta comprensible, dado el tiempo de crisis en el que vivimos) que nos quejemos por el precio de los abonos en los festivales, pero cuando en una misma noche tienes la oportunidad de ver a Slowdive, a Pixies o al proyecto de Brian McMahan y David Pajo, el dinero está más que amortizado. La banda de Louisville, Kentucky, vino a desgranar su mítico ‘Spiderland’ (1991) y así lo hicieron, dejando caer también algún tema de ‘Tweez’ (1989), su debut, como ‘Ron’. Un álbum tan enigmático y con tantos momentos de tensa calma requería un público respetuoso y vaya que si lo fue: si en Slowdive no se oía un alma, durante la hora que estuvieron Slint en escena casi se podía escuchar la respiración del de al lado, creando una atmósfera increíble cuando sonaba el lento desarrollo de ‘For Dinner…’, con la que comenzaron. No cabe destacar un momento del show en concreto, ya que todo fue destacable de principio a fin y los seis cortes del álbum, interpretados con muchísima fidelidad, nos mantuvieron ojipláticos en todo momento, maravillados ante la extraña y magnética manera de sonar de Slint y preguntándonos como fueron capaces de crear tanta complejidad siendo tan jóvenes. Cuando llegó ‘Good Morning, Captain’, la gente no podía contener la euforia cuando las subidas de distorsión volvían a la calma. Una absoluta delicia. Miguel Sánchez
The National: En 2011, The National daban en el mismo espacio que anoche sus primeros pasos con el estatus de stadium band y, a decir verdad, no resultaron en absoluto convincentes. Pero, tres años después, es palpable que ya están perfectamente cómodos y experimentados en ese papel. Con un sonido fantástico (arrojando más dudas aún a lo sucedido con Arcade Fire en la jornada anterior), el quinteto, apuntalado por dos músicos que tocaban vientos y teclados, supo dar al nutrido público exactamente lo que pedía, levantando ánimos incluso aunque Matt Berninger parecía dar muestras de cansancio o, al menos, de estar reservando fuerzas. Tras marcarse el detallazo de dedicar ‘Sea Of Love’ a su amiga y colaboradora Sharon Van Etten y tocar la fibra con una preciosa versión de ‘I Need My Girl’ con gran presencia de piano, encararon la recta final con una ‘Abel’ realmente espectacular, poco antes de invitar nada menos que a Justin Vernon (Bon Iver) a tocar y cantar en ‘Slow Show’ (aunque su presencia fue bastante anecdótica, a decir verdad). Con ‘Graceless’ Berninger dio paso ya a su conocido espectáculo de perderse entre el público micrófono en mano y correr por el pasillo central, dejando la responsabilidad de cubrirle en el papel vocal durante la eufórica ‘Mr. November’ al mismísimo Hamilton Leithauser, que se unió al grupo para este tema junto a su compañero en The Walkmen, Paul Maroon. En la apoteosis de ‘Terrible Love’, Matt se cargó su micro y, directamente, la canción tuvo que ser cantada al completo por los hermanos Dessner pero, la verdad, era lo de menos. El trabajo, contundente y eficaz, ya estaba hecho. Raúl Guillén.
Oso Leone: Aunque los mallorquines lo intentaron (y lo lograron en parte), su paso por el Primavera Sound en el escenario Pitchfork no fue el que ellos esperaban. El delicado sonido de ‘Mokragora‘ (2013) requiere de un buen sonido para que sus detalles lleguen con fidelidad a los oídos y el que tuvieron no fue el adecuado para empezar. Aun así, pusieron todo de su parte y lograron gustar en temas como ‘Ficus’ o ‘Alçaria’, pero tuvieron que dejar de tocar a mitad de la actuación por un problema que parecía tener que ver con los monitores con los que contaba la banda para escucharse. Tras la incidencia, lograron recuperarse y el público, que estaba disfrutando con ellos, lo agradeció. Una lástima, esperemos que no les suceda en próximas ocasiones. Miguel Sánchez.
!!!: Tras la intensidad sombría de The National, un concierto como el del Nic Offer y sus chicos era una necesidad. El vocalista, enfundado en unos pequeñísimos «rockies», no escatimó un ápice de energía con sus bailes locos, su gestualidad y sus constantes guiños al público, al que se dirigía cuerpo a cuerpo en el caso de las primeras filas o a través de las cámaras de escena para el resto, que permanecía alejado siempre bailando. Puede que con el paso de los años !!! hayan perdido cierta suciedad en su funk hasta llegar a números tan prístinos como ‘Get That Rhythm Right’ o ‘Even When The Water’s Cold’. Pero, aunque más aseados, siguen resultando igualmente infecciosos, herederos de la escuela de funk neoyorquina que iniciaran ESG en los 70. Tras una primera parte de calentamiento, el show alcanzó el nivel de fiesta con numerazos como ‘Jamie, My Intentions Are Bass’, ‘One Girl/One Boy’ o ‘Slyd’. Cerraron con un tema nuevo que repetía «Say It Ain’t So» y que garantiza que su fuente no tiene visos de agotarse. Raúl Guillén.
Jagwar Ma: El dúo austral, convertido en cuarteto en directo, puso empeño en ganarse a una profusa parroquia con su psico-electro-rock que tiende puentes entre Death In Vegas y Stone Roses. Su presentación fue progresiva, y quizá tardaron demasiado en golpear a un público que ya ansiaba dar todas las fuerzas que le quedaban, pero con momentos como una atronadora ‘Let Her Go’ o una ‘Come Save Me’ extendida con buena mano hicieron botar y bailar con ganas a la concurrencia del escenario Ray Ban. Raúl Guillén.
Fotos: Dani Cantó (Haim), Eric Pamies (The National, Pixies, Slowdive)