«En LIPA no hacemos karaoke»

Como todo fan verdadero de los Beatles sabrá, Paul McCartney y su socio Mark Featherstone-Witty fundaron durante los años 90 una escuela llamada Liverpool Institute for Performing Arts, más conocida como «LIPA». A ella hacíamos referencia recientemente cuando hablábamos con Eddie Lundon de China Crisis sobre su «clásico que nunca lo fue» ‘Flaunt the Imperfection‘, pues es uno de los profesores que imparten clases. Cada año la escuela realiza un intercambio con la Sociedad de Artistas (AIE) que consiste en llevar a un artista español a LIPA para tocar con los alumnos y a continuación realizar una serie de fechas con los chicos por nuestro país, comenzando esta misma noche. Jabier Muguruza, Marc Parrot, Víctor Coyote, Depedro, Zahara o Coque Malla han estado entre los elegidos en años pasados y este ha sido el turno de Julián Maeso, ex Sunday Drivers, que acaba de publicar su segundo disco, ‘One Way Ticket to Saturn’.

Mientras espero mi turno para entrevistar a Mark Featherstone-Witty en la escuela, el co-fundador contesta unas preguntas para ‘Hoy empieza todo’ (Radio 3). Como acompañamiento suena ‘Penny Lane’ y con el micro apagado, Mark no duda en tararear la letra de la canción y en mover la cabeza al compás, como si fuera la canción de moda. 20 minutos más tarde tengo ocasión de hablar con él. «Lo increíble es que tengo casi 70 años y hace 50 de esa canción. Pero la oyes y puedes recordar cada palabra aunque no la oigas hace tiempo. Y pasa lo mismo en los conciertos de Paul McCartney». Recordando que este -estos días tristemente de baja– no se había formado en una escuela (prefería tocar de oído) y llegó a tener sus dudas por tanto sobre si sumarse a este proyecto, mi primera inquietud es averiguar cómo se cuida la libertad en una escuela como esta tras el invasión de ‘Operación Triunfo’ y derivados y si la escuela registra en algún informe -a través de sus alumnos- corrientes y modas como el resurgimiento del soul tras Amy y Adele. «Todos los músicos crean su propia música, depende de los mismos estudiantes. No hay guía. No hacemos karaoke. Me sorprende muchísimo la variedad y lo cierto es que ya no veo un estilo tan definido como lo había antes. Hemos llegado a un momento en el que todo parece existir simultáneamente en la misma plataforma».

«Nadie sabe cuánto talento tiene, cuánto puede desarrollarse. Nosotros lo llevamos a la práctica para llegar más alto»

No obstante, sí se da a cada alumno unas guías extra, que por algo pagan por la matrícula. «La clave es decidir para quién estás escribiendo. Los alumnos tienen libertad total, pero si eres creativo querrás que eso sea popular, que sea escuchado. La gente que viene a LIPA se preocupa por eso, pagan por ello, para saber cómo llegar a un público. Si no quieres ser conocido, ¿para qué vas a venir a una escuela cuando puedes hacer música desde tu habitación? Eso está muy bien, nosotros lo apoyamos, pero nosotros tenemos que ayudarles a que la gente escuche su música, a averiguar cosas sobre el gusto popular. En primer lugar, es necesario averiguar qué nos gusta hacer, y en segundo, tenemos que averiguar cómo podemos ganar dinero con ello. Para ello tienes que tener una parte de tu cabeza fuera, en el exterior, no puede ser sólo un proceso interno. Mucha gente dice: «si has nacido con ello, ¿para qué vas a aprender?» Pero nadie sabe cuánto talento tiene, cuánto puede desarrollarse. Nosotros lo llevamos a la práctica para llegar más alto. Paul (ejem, McCartney) viene cada año para enseñar a compositores y autores, puede escucharse 16 canciones diferentes de los alumnos y después terminar tocando una al piano… En esta escuela vives un montón de experiencias».

Este proceso no incluye sólo una variedad de géneros -cuando le pregunto a Mark por la modernidad del siglo XXI, recuerda que hace un par de años cuatro grupos de música electrónica fueron los protagonistas de la graduación- sino que, de manera más interesante llega a otras áreas como el management, que también se enseña en la escuela. ¿Cómo se ha llegado a esta idea? ¿Acaso se enseña a los mánagers cómo sufrir a los artistas? «¡Es una buena pregunta!», se ríe. «La respuesta es muy simple. Pensamos en todo el mundo que ha sobrevivido en el mundo del arte creativo y en la performance, vemos qué han aprendido y si han pensado qué querrá saber de todo ello la próxima generación. George Martin dijo que era importante que los músicos entendieran el mundo que rodea a su música para que esta se convirtiera en un artefacto, así que tomé esa pequeña idea, y la extendí no sólo a músicos, sino a ingenieros de sonido, de iluminación, mánagers, márketing… Todos tienen que dialogar entre ellos y darse empleo los unos a los otros. Todo en el arte de la performance es un equipo. Si tienes una banda, es un proyecto colaborativo y no sólo porque un cantante necesite un músico».

Jeremy Grice, el responsable de la parte de management, recuerda a Carmen París y Zahara como «fantásticas» de otras ediciones. Con él hablo después de los conciertos de Liverpool y Manchester del pasado fin de semana, que se consideran «un ensayo» de lo que sucederá en España estos días. «Los shows son una oportunidad para los alumnos para verse envueltos en conciertos de verdad. Hannah y Adam (estudiantes de su disciplina) organizan el transporte, la logística… es una experiencia real de lo que es estar de gira. Salir fuera del país es la experiencia verdadera».

Una vez que acaba el proyecto, se escribe una evaluación de cómo han ido los conciertos, qué fallos ha habido, cómo evitarlos en el futuro. Les damos a los alumnos feedback para que mejoren

En ambos conciertos, pudimos comprobar algunos fallos en monitores y en la mesa de sonido. Nada que no hayamos visto en shows «profesionales» habitualmente, pero aun así me llama la atención cómo se afrontan en una escuela que hace una criba tan durísima para ser admitido (envío de material propio, currículum, audiciones y sobre todo, poquísimas plazas, unas 200 al año). «Una vez que acaba el proyecto, se escribe una evaluación de cómo han ido los conciertos, qué fallos ha habido, cómo evitarlos en el futuro. Les damos feedback para que mejoren», cuenta Jeremy. Aun así, su sonrisa no me convence. ¿De verdad son duros y se enfadan cuando procede? «Somos duros en muchos sentidos. En segundo tienen que solicitar un trabajo que quisieran tener para después de salir. Son entrevistados, les grabamos con cámara, les mostramos sus fallos y somos muy honestos. Les decimos: «nunca tendrás un feedback tan sincero como el que aquí os damos». Les decimos en privado lo que han hecho mal y lo que no han hecho. Estamos muy cerca, tenemos buena relación».

Julián Maeso acude a la escuela en un momento raro. Acaba de publicar un nuevo disco pero en realidad el que está tocando con los alumnos es el anterior, porque «es más pop», según las propias palabras del ex Sunday Driver. «Pensé que era más fácil para los alumnos desarrollar el disco anterior. El nuevo es una instrumentación más dura y tiene tocata más agresiva, que requiere de algo más de «grasa». No hubiese podido contar con las cuerdas». Un trabajo, el nuevo, que ha grabado en un estudio analógico y sobre el que ha tenido tantas dudas que llegó a llamar a su discográfica para que no lo editara. «Tuve un momento de crisis, de duda, de inseguridad… me hubiese gustado disponer de más tiempo. No estaba contento con el resultado, se lo dije a la discográfica y me dijeron que me dejara de gilipolleces, que estaba muy bien. Tengo la sensación de que por la duración de las cintas de este estudio, las pocas tomas que puedes hacer, el «directo», lo podía haber hecho mejor, pero también es verdad que por mi personalidad me gusta que una canción pueda salir el día que la estás grabando. Muchas veces la primera tocata es la mejor». Eso sí, para tocar con los jovencísimos chicos de Liverpool en directo (tienen entre 18 y 23 años), no hay que jugársela y han estado ensayando durante toda una semana, entre ellos mismos, sin profesores de por medio, y tras haber intercambiado la música por mail. «Cuando llegué ya tenían mucho trabajo avanzado. Es una experiencia válida para ambos, de todo se aprende. Yo me tengo que ver como un director de banda, adecuarme a sus habilidades, a sus registros, a ver lo que funciona bien». ¿Sería válida la experiencia para músicos españoles que no son tan profesionales y aún tienen mucho rodaje por delante? «Creo que en LIPA buscan un artista que esté interesado en desarrollarse y en trabajar con gente joven. Es para todos muy instructivo, tanto si llevas mucho tiempo tocando como si no».

¿Cómo lo viven en cambio los alumnos? James Breckon (a la derecha en la imagen), es uno de los nueve músicos que han tocado cada noche con Julián Maeso y que lo hará en cuatro ciudades españolas esta semana. Será su primer bolo fuera de UK tras un proyecto también escolar en París. El multiinstrumentista principal del show (estudia piano pero además de tocarlo le da a la guitarra y al saxo, fue admitido en LIPA tras mandar un CD con muestras de las tres destrezas) recibió el mail de la escuela para apuntarse al proyecto de AIE y decidió aplicar porque la música de Julián Maeso «en la línea de Bob Dylan» es la que escucha de todas formas, citando como canción favorita del ex Sunday Driver ‘It’s Been A Hard Day’. Tim Pike, el director musical, les observa y supervisa y ya les ha comentado sus impresiones del primer concierto en el Instituto Cervantes de Manchester. «Dice que lo hemos hecho bien. Nos indica que lo podemos hacer mejor, pero siempre con una atmósfera positiva. Por ejemplo, corrigió mi entrada de saxo». ¿Y qué les dicen sus amigos de todo esto? ¿Se ríen de los estudiantes de LIPA por ser un lugar «snob». «Sí, un poco, pero de broma», asegura.

Mark nos había dado antes las claves de todo este buen rollo entre músicos, profesores y alumnos en una ciudad en la que el fervor por los Beatles que se palpa en tiendas y pubs con música en directo, no ha podido impedir que míticas tiendas de discos como Hairy Records echen el cierre (sí sobrevive en cambio Cult Vinyl). Hoy los solicitantes extranjeros pueden mandar su trabajo en Soundcloud, pero internet no ha cambiado el método de la escuela, cuyo objetivo es el mismo. «Nuestro trabajo es saber que lo que enseñamos es actual y relevante, no podemos perder el contacto con la realidad». Por eso el co-fundador de la escuela se queda con el ambiente de clase frente a la lista de artistas salidos de la escuela, entre los que están The Wombats o Eugene McGuinness. «Los periodistas siempre preguntan quién ha salido de esta escuela y yo siempre digo: «en la industria siempre habrá gente que ha ido bien y no ha ido tan bien. Pero de lo que más orgulloso estoy es del espíritu, la cultura de esta institución, la generosidad, lo duro que se trabaja… Cada graduación damos unos premios llamados Human Spirit Awards que no son para quien ha ido mejor sino para quien ha contribuido más a la institución. Cuando se anuncian, todos los alumnos se levantan y aplauden como si fueran para ellos. Para mí eso es lo más emocionante».

Julián Maeso toca con los alumnos de LIPA hoy 11 de junio en Madrid (Galileo Galilei), mañana día 12 en Zaragoza (Casa del Loco), el 14 de junio en Valencia (Sala Wah Wah) y el día 15 en Toledo (Círculo del Arte), dentro de la gira AIEnRUTa.

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Publicado por
Sebas E. Alonso