Morrissey / World Peace is None of Your Business

Las discográficas son el demonio, pero que corra el rumor, o más bien que se sepa a ciencia cierta, que un artista está teniendo problemas para encontrar una, aunque sea por un caso de entrañable arrogancia, en este caso siempre argüida con casi intraducible elocuencia, no suele traer nada bueno. Ni tampoco que el artista en cuestión se dé cuenta de que puede vender más libros que discos y planee, antes de ver publicado su primer disco en cinco años, su primera novela tras el absoluto éxito de su ‘Autobiografía‘.

Y es todo una pena porque Morrissey viene de publicar ‘Years of Refusal’, uno de mis cuatro discos favoritos del artista en solitario. A la zaga de ‘Morrissey, You Are The Quarry’, un ‘Viva Hate’ encumbrado por la calidad de sus dos singles principales y ‘Vauxhall and I’, el que era el último álbum de Morrissey hasta ahora era un pepinazo detrás de otro desde la pista 1 a la pista 8, cuando, sí es verdad que perdía fuelle al llegar el turno de las baladas, no precisamente a la altura de ‘Let Me Kiss You’ o ‘Everyday Is Like Sunday’.

Ni presentado hasta por cuatro singles diferentes, que además han venido acompañados por originales vídeos «spoken word» por los que se han dejado caer lo mismo Nancy Sinatra que Pamela Anderson, ‘World Peace Is None of Your Business’ lograba darnos la esperanza de un nuevo ‘First of the Gang to Die’. Quiero decir, una canción con un gancho capaz de conquistar a las nuevas generaciones, de ganar nuevos fans, de reavivar el interés por una persona que es noticia con demasiada frecuencia por razones extramusicales, ya sea tristemente por motivos de salud o por polémicas imposibles. ‘Morrissey, You Are the Quarry’ se convertía en el disco más vendido de la historia del artista en un año tan tardío como 2004. Este no lo será ni en sus mejores sueños.

No lo será porque a veces nos muestra a un Morrissey hasta holgazán, como muestran brevísimas y repetitivas letras (‘Kiss Me A lot’) y con algún punto pueril en sus reivindicaciones que hasta podríamos vincular más con sus discípulos que consigo mismo (ese final «rich or poor, we all lose» para ‘Mountjoy’ nos lleva al final de ‘Warchild’, un tema de los Cranberries incluido en un disco cuyo libreto citaba ‘Suffer Little Children’ de los Smiths). Porque definitivamente este es un álbum casi por completo reivindicativo, con innumerables problemas sociales tratados a lo largo de su hora de duración, ya desde el tema titular e inicial, en el que se llama a no votar («Each time you vote, you support the process» dice ‘World Peace is None of your Business’). Aparecen parodiados o criticados los estereotipos masculinos tipo Casanova en ‘I’m not a man’ (cita al cáncer de próstata de regalo), la violencia de género en la polémica ‘Kick the bride down the aisle’ («she just wants a slave / to break his back in pursuit of a living wage / so that she can laze and graze for the rest of her days»), la crueldad del ser humano (‘Earth is the Loneliest Planet’) o las exigencias de un padre hacia su hija (‘Staircase at the University’).

Sólo atendiendo al nombre de estas dos últimas te das cuenta de que hay un encanto en todo lo que toca Morrissey (por no hablar de su carismática voz, siempre bienvenida de vuelta) que hace que un disco mediocre de Morrissey esté por encima de la media. Y es que tras un inicio algo árido en el que apenas destaca la ultra agresiva ‘Neal Cassady Drops Dead’, sobre la generación Beat, con recuerdo también a Allen Ginsberg y a ‘Howl‘, el núcleo central, desde ‘Istanbul‘ hasta la hilarante ‘The Bullfighter Dies‘, con «Earth» y «Staircase» en medio, es el más suculento del álbum. El tema anti taurino con menciones a seis ciudades españolas que no llega precisamente como una celebración de los San Fermines («todos queremos que el torero muera», repite tan pancho) es algo escueto, pero en sus 2 minutos escasos de duración -el más corto, con diferencia- resulta fresco y adictivo, casi, casi, como un single de los Smiths.

Su deliberado aire latino conecta con otros puntos de su discografía pasada (la infravalorada ‘When Last I Spoke to Carol’) y con otros de este álbum como ‘Earth is the Loneliest Planet’, haciendo que no encontremos mayor diferencia estilística con la incorporación de Joe Chiccarelli (The Killers, Russian Red) como productor. Y es que volvemos a estar ante un álbum dominado por su ya casi clásica mezcla de guitarras y elementos electrónicos, en el que la única sorpresa es un mayor uso de ese componente latino, no solo español, sino también mexicano y argentino, en acordeón, vientos y percusiones. Mozz, un declarado instrumentista pésimo, ha vuelto a componer más o menos con su banda habitual en vivo, pero ni Tobias ni Boorer ni Manzur destacan como co-autores principales, ofreciendo cada uno de ellos temas bastante acertados y otros más mediocres. Al primero corresponde «Bullfighter» pero también la innesariamente larga ‘I’m Not a Man’. A Boorer ‘Staircase at the University’, el momento más pop y grandioso del disco, solo de guitarra española incluido, pero también el errado single ‘World Peace is None of Your Business‘, en última instancia responsable de la poca atención que recibirá este álbum. Y Manzur ha escrito «Earth» y «Neal Cassady»… pero nada más aparte de uno de los bonus tracks, ‘One of Our Own’ (el más curioso es ‘Art-Hounds’).

Cierto, a estas alturas no es que se deban buscar más responsables que Morrissey en un disco de un artista que por mucho que pose con su banda, es solista. Y de esta envergadura, porque su percepción de la masculinidad, de la sociedad, de los problemas del mundo sigue sin tener igual. Únicamente alguien tenía que haber metido mano en algunos textos y melodías utilizando una palabra: criba.

Clasificación: 7/10
Lo mejor: ‘The Bullfighter Dies’, ‘Staircase at the University’, ‘Earth is the Loneliest Planet’, ‘Istanbul’
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Escúchalo: en Spotify

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Publicado por
Sebas E. Alonso
Tags: morrissey