Conor Oberst / Upside Down Mountain

A veces uno tiene la sensación de que Conor Oberst no es un compositor tan respetado como, por citar a algunos de su cuerda, M. Ward o Jeff Tweedy. Puede que aquella vitola de niño prodigio le fuera otorgada demasiado pronto (recordemos que comenzó a grabar discos con apenas 14 años y acaba de cumplir 34) y hasta haya acabado por perjudicarle pero, si nos detuviéramos a extraer las mejores canciones de sus álbumes, estaríamos ante una colección extensa y sobresaliente. Tanto como Bright Eyes como en solitario o con la Mystic Valley Band, ha publicado discos muy buenos e incluso casi sobresalientes, aunque quizá nunca haya contado con la medida para hacer una obra definitiva que le valga alabanzas y grandes ventas (aunque, en este aspecto, en su país no funciona nada mal). Esa misma línea mantiene ‘Upside Down Mountain’, su primer disco grabado para una major tras dos décadas yendo de sello indie en sello indie: un disco de tono general notable, con momentos de verdadera brillantez.

Asistido por el magnífico músico, compositor y productor Jonathan Wilson, amigo personal suyo, Oberst ha apostado por un álbum sencillo (aunque hay momentos para arreglos singulares y hasta arriesgados) y franco, en sintonía con unas letras particularmente personales y reflexivas, en las que el de Omaha ofrece puntos de vista sobre la vida, sobre afrontarla con optimismo y valentía, sin luchas infructuosas y asumiendo la condición solitaria de la persona, con el amor como un afortunado accesorio, pero no crucial. Lo hace, como es habitual en él, alternando humor y amargura, dejando a menudo frases que difícilmente se borran o que se revelan certeras con las escuchas. Sin duda, merece la pena dedicar una escucha al disco mientras se leen sus textos.

En el plano musical, ‘Upside Down Mountain’ comienza muy arriba, con el tono luminoso de ‘Time Forgot’ (muy marcado por las voces de First Aid Kit

, amigas de Oberst que participan en hasta cinco cortes del álbum), ‘Zigzagging Toward The Light‘ (con unos coros tremendamente optimistas) y el single ‘Hundred Of Ways’, una canción que, pese a no convencer de primeras por esos coqueteos africanistas, termina por convertirse en una nueva favorita en el extenso cancionero de Conor. Sin duda, este trío es un gran arranque y ni ‘Kick’ (un tema muy Wilco dedicado a la familia Kennedy a través de Kathleen, hija de Bobbie) ni ‘Governor’s Ball‘ (un curioso relato ambientado en el popular festival neoyorquino) alcanzan a emular su fuerza. Solo la pirotecnia de ‘Desert Island Questionnaire’ (con una letra que compara una isla desierta con la alienación de las redes sociales) alcanza una altura similar.

Pero tras ese trío o incluso a su mismo nivel, están algunas de las baladas y medios tiempos que abundan en este disco. Canciones verdaderamente preciosas, de una belleza desarmante, como ‘Night At Lake Unknown’, ‘Artifact #1’ (derribando tópicos, Oberst afirma que vivir de recuerdos puede ser mejor que la vida real), ‘Double Life’ (con unas guitarras increíbles que parecen un homenaje a George Harrison) o ‘You Are Your Mother’s Child’. Esos momentos, de emotividad casi desbordante, unidos a un discreto y preciso trabajo de Wilson, también sostienen otro muy buen disco de Oberst, a pesar de ese pequeño punto de tibieza (y un exceso de minutaje) que le resta rotundidad. ‘Upside Down Mountain’ no es una excepción en la discografía del bueno de Conor.

Conor Oberst actúa este viernes en Bilbao BBK Live.

Clasificación: 7/10
Lo mejor: ‘Hundreds Of Ways’, ‘Double Life’, ‘Time Forgot’, ‘You Are Your Mother’s Child’
Te gustará si te gustan: M. Ward, Wilco, Okkervil River
Escúchalo: en Spotify

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Publicado por
Raúl Guillén