Kasabian / 48:13

‘Eez-eh’ es una macarrada de primera pero me gusta por diversos motivos. El primero, porque es realmente infecciosa, va directa al grano y no se anda por las ramas. El segundo es que desenmascara la excesiva simpleza de Kasabian desde sus inicios, por más que parte de la prensa británica y sus fans se hayan esforzado en demostrar que son una banda más rica e imaginativa de lo que en realidad son. Este tema fue el primer single de su quinto álbum de estudio, ’48:13′, publicado hace unas semanas y, tras el ameno ‘Velociraptor!‘, parecía que los de Leicester buscaban quitarse definitivamente la careta y admitir que nunca fueron los nuevos Primal Scream, sino unos hábiles imitadores de algunos de sus trucos. El cetro del hooligan pop, que solían sostener unos Kaiser Chiefs hoy de capa caída, queda ya en sus manos.

Bromeaba Serge Pizzorno, cuando le entrevistábamos hace un par de años, sobre su productor más recurrente, Dan The Automator, del que decía que se limitaba a decirles cuáles eran los mejores restaurantes de la zona y poco más. Obviamente, no se podía tomar en serio, pero lo cierto es que en este nuevo álbum han prescindido de él y su ausencia se nota. A la vista de los resultados, es fácil pensar que, si uno conseguía escuchar discos como ‘West Ryder Pauper Lunatic Asylum‘ o el citado ‘Velociraptor!’ sin pensar más de la cuenta en los autores de ‘XTRMNTR’ o en el electro-rock de Death In Vegas, era por su culpa.

Y es que, en aras de la sencillez que dicen haber buscado en su sonido, reduciendo al máximo los arreglos de las canciones, lo que han logrado es mostrar su debilidad como creadores, dejando al desnudo su falta de originalidad, su nula capacidad de evolución (diez años después, poco ha cambiado sobre ‘Club Foot’) y la simpleza, por momentos insultante, de sus melodías. Así, hay que lidiar con momentos tan bochornosos como una ‘Treat’ que, aunque comienza apabullando, culmina en una innecesaria outro de pseudo-house barato, que da vergüenza de simplona y hueca que es; o una aburrida ‘Glass’, que dice mirarse en ‘Yeezus’ (¿de verdad?) y que culmina con un rap de Suli Breaks con supuesta carga política (frases como «uno de los mayores criminales que he conocido llevaba traje y corbata» dan bastante penilla); o una flojita recta final en la que hay que soportar ‘Clouds’ (Oasis pasados por un filtro electro-carnavalero) o las horribles, dignas de un pre-adolescente, letras de ‘Bows’ y ‘S.P.S.’, a la altura de canciones tan irrelevantes.

Pero, pese a sus defectos, tampoco es para ensañarse con ’48:13′. Si nos tomamos ese proceso de simplificación como una forma de humildad, volvemos al primer párrafo, a ese reconocimiento de su música como una eficaz fórmula para engorilar a las masas. Y, en ese plano, uno puede visualizarse perfectamente sacando el macarra que lleva dentro ante la contundencia incontestable de ‘Bumblebee’, ‘Stevie’, el electro-ska saltarín de ‘Doomsday’, esa rotunda primera mitad de la ya mentada ‘Treat’, el atractivo y facilón gancho de ‘Explodes’ o esa ‘Eez-eh‘ que, por más que su de nuevo sonrojante letra se esfuerce por denunciar el espionaje de Google, simple y llanamente incita al baile más loco.

Kasabian actúan esta semana en el Festival Internacional de Benicássim, como cabezas de cartel del viernes día 18.

Clasificación: 6/10
Lo mejor: ‘Eez-eh’, ‘Bumblebee’, la primera mitad de ‘Tread’
Te gustará si: lo tuyo es fundirte en la masa más hooligan
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Publicado por
Raúl Guillén
Tags: kasabian