The Black Keys: «‘Turn Blue’ podría haber sido drásticamente distinto»

En el backstage del BBK Live se disipan las nubes y asoma un sol achicharrante. En una mesa a la salida de los camerinos la figura agigantada de Patrick Carney, batería de The Black Keys, espera para hacer las dos entrevistas que le han tocado hoy, mirando su smartphone y con aire relajado. Mientras, en el interior, Dan Auerbach atiende su parte. Se cuenta que el dúo empezó a hacer entrevistas por separado porque Carney habla mucho más que Auerbach y éste acababa retrayéndose y no respondiendo apenas. Una teoría que encaja totalmente con nuestra experiencia: el cincuenta por ciento de The Black Keys responde con franco interés y lujo de detalles durante el muy breve encuentro, varias horas antes de su brillante actuación del sábado en el festival.

Me gustaría empezar hablando del single ‘Fever’. La semana que salió los lectores de JNSP la auparon al número 1 de nuestra lista…
¿De veras? Oh, qué guay.

Sí. La canción yo creo que ha gustado tanto porque combina vuestra base de rock con un sonido, el del motivo principal de teclado, que suena un poco a música de pop electrónico, a sintetizador, aunque en realidad es un Farfisa, ¿no?
Sí, es un Farfisa con mucha distorsión y un poco de reverb, lo cual hace que suene un poco como un sintetizador, un sonido de ondas cuadradas. También ese sonido de caja de batería del comienzo lo cortamos y secuenciamos. Pero aparte de eso, es una grabación 100% analógica.

La gente ha comparado ese riff a MGMT, pero para mí tiene mucho más que ver con los riffs de teclado de OMD, ¿les conoces? ¿Ves la similitud?
Oh, claro. Sí, podría verlo, totalmente.

¿Cómo surgió la canción?
La canción comenzó con la melodía, con ese motivo. Luego pensamos el bajo, la línea de bajo. Con eso teníamos el “groove” básico. Luego hice un par de cosas con la batería, básicamente un ritmo 4×4 y un detalle de timbal. Así que después añadimos esa parte final, de parada y cambio…

Sí, es un cambio inesperado y estupendo. Muy inusual.
En realidad es algo que tomamos prestado de Franz Ferdinand, de ‘Take Me Out’. Esa parte en la que la canción para y parece que empieza otra canción distinta. Fue la inspiración, dos partes diferentes, pero al revés.

«Hemos recibido muchos palos por este último disco, de los fans a los que lo que más les gusta son nuestros últimos cuatro discos»

Escuchando vuestros tres últimos discos creo que ‘Turn Blue’ es el que más me gusta. Si te pregunto seguramente coincidirás, ¿no? El viejo tópico.
Bueno, estoy orgulloso de todo lo que hemos hecho durante toda nuestra carrera. A mí más que eso lo que siempre me emociona más es lo siguiente, el disco siguiente, lo que haremos en el futuro… Hemos recibido muchos palos por este último disco, de los fans a los que lo que más les gusta son nuestros últimos cuatro discos, o lo que sea… pero no sé, para mí y para Dan, crecer como artistas, cambiar las cosas, llevarlas en una dirección diferente, es lo más importante. Hacer el mismo disco una y otra vez, si es lo que necesitas, si es lo que realmente quieres hacer, me parece guay. Pero para Dan y para mí, eso no es lo que queremos hacer. Nos encantan los sintetizadores, tenemos una gran colección de sintes vintage. Tengo un Arp 2600, Mini Moogs… pero somos conocidos por hacer «booze rock» (rock borrachuzo). Y sin embargo creo que hay formas de incorporar todos esos elementos juntos. Me gusta pensar que podemos sacar una canción como ‘Fever’ y que no está tan alejada de los últimos cuatro discos. Quizá sí más de los tres primeros… pero en fin, el tercer disco salió hace diez años ya, hace mucho tiempo de aquello y uno cambia mucho.

‘Turn Blue’ me parece muy atractivo porque incorpora esos elementos que comentas, a priori un poco ajenos, pero de una forma muy integrada, que suena muy natural. Y observo menos riffs de guitarra.
Sí, hay menos riffs. Pusimos más énfasis en los bajos. Es algo que creo que ya iniciamos en ‘Brothers’. Luego en ‘El Camino’ volvió a haber más riffs… pero este disco gira totalmente en torno a las líneas de bajo, el “groove”, y la melodía. Realmente, la melodía es el rey.

Exacto, es un disco en el que cada canción tiene gancho melódico. Y creo que en los discos anteriores no ocurría tanto.
Bueno, sí, son distintas maneras de trabajar. En ‘Brothers’ la melodía era algo que pensábamos después de tener los demás elementos. Y luego, en ‘El Camino’ buscábamos los riffs. Y luego, la melodía. Y en este ha sido la melodía lo primero y luego construíamos el resto de elementos alrededor de ella. Por eso nos costó más tiempo, porque nunca habíamos grabado un disco así. Pero mola cambiar las cosas: si no te fuerzas a desubicarte de lo que ya conoces, al final agotas la fórmula. Pero por otro lado podría salir mal, y darte un batacazo y acabar haciendo algo que la gente detestase…

Que no es el caso, por supuesto.
¡Gracias! Bueno, de momento.

En cuanto a los arreglos, en el disco hay aspectos de experimentación con el sonido, en voces, guitarras. ¿Cuánto hay de eso en las baterías?
Bueno, yo quería un sonido global en las baterías extremadamente duro pero completamente orgánico. Tridimensional, pero de una forma no forzada. Las baterías en ‘El Camino’ o ‘Brothers’ son prácticamente mono. Y en este caso son más estéreo, con micrófonos aéreos y todo eso. La verdad es que nos costó conseguir ese sonido. Primero grabamos tres piezas en un estudio de Michigan que tenía un sonido de estancia muy muerto. Ahí hicimos la primera mitad de ‘Fever’, ‘Gotta Get Away’ y ‘It’s Up To You Now’. Y luego hicimos el final de ‘Fever’ en un estudio alucinante de Los Ángeles. Y a partir de ahí ya hicimos el resto del disco, con ese alucinante sonido.

¿Cómo seleccionáis las canciones para dejarlas en 11?
Bueno, pues grabamos casi treinta…

¿Y las treinta las grabáis con arreglos y todo, acabadas?
Yo diría… veinte acabadas, y unas siete a medias. Y luego ideas sueltas, seguramente como unas diez. Y bueno, te sientas y empiezas a elegir, y es realmente difícil. Al final teníamos como ocho seleccionadas. Y luego nos volvimos a sentar y elegimos algunas más que encajaban con esa secuencia. Pero podría haber salido un disco drásticamente distinto. Había algunas canciones que eran super “poppy”. Pero me pareció, y a Dan también, que era un material un poco redundante, similar entre sí. Así que acabamos incluyendo el material que era más largo, más atmosférico.

¿Qué os inspiró para crear el disco?
El disco es oscuro, porque Dan estaba divorciándose, lo cual es difícil, es algo duro de pasar. Y bueno, musicalmente teníamos dos opciones básicamente: sentarnos a escribir singles para que suenen en la radio, hacer un disco comercialmente más accesible, o podíamos hacer el disco que realmente queríamos hacer. Y bueno, es todo un reto tratar de escribir un disco de éxito. Es difícil. Pero preferimos guiarnos por lo que queríamos hacer. Llegas un punto en el que sí, has tenido éxito, pero nuestro éxito fue accidental: llevábamos mucho tiempo trabajando duro, esperando conseguir algo así, pero no lo esperábamos. Estuvimos diez años así. Y bueno, llámalo trabajar duro, o simplemente suerte. Somos afortunados de haber experimentado el éxito, pero te das cuenta de que no es para siempre, y como te empeñes en aferrarte a él, prepárate a experimentar la decepción en grado sumo. Así que hicimos el disco que queríamos hacer.

En el disco hay un “sample”. Entiendo que fue idea de Danger Mouse, sabiendo su afición por…
…sí, por los spaghetti westerns. Fue la décima canción que grabamos en Los Ángeles. Y bueno, cuando trabajamos con Brian, nos ponemos los tres a compartir ideas, a componer juntos. Y creo que ese día, después de comer, él estaba trasteando con un ordenador viejo que tiene, creo que es un Dell de 2004. Nunca lo actualiza ni lo conecta a internet, y ahí tiene todos los samples que ha ido recopilando a lo largo de los años. Y nos puso ese trozo de una banda sonora de Nico Fidenco, nos gustó, y bueno, lo loopeó y lo ralentizó para que encajase en el ritmo.

Pero ¿lo queríais encajar con algo que ya teníais?
No, no. Empezamos con el sample. Yo le metí un ritmo de batería, Dan una línea de bajo… y empezamos a trabajar a partir de eso. Es la primera vez que hemos trabajado de esa manera.

¿Qué te parece el disco de Lana del Rey que produjo Dan? ¿Te gusta?
Pssí… mola.

«Lana ha sido muy valiente al sacar un disco que realmente no tiene ningún single»

Y si lo hubieses producido tú, ¿habrías cambiado algo?
Definitivamente sí. Verás, a Dan le encanta grabar todo a la vez, en el mismo estudio… todos tocando juntos. Y me parece guay, increíble que ella hiciese eso. Pero yo casi nunca trabajo así. Me gusta que las cosas suenen más modernas, más a… a futuro. Pero creo que está muy bien. Y ella ha sido muy valiente al sacar un disco que realmente no tiene ningún single.

Y por último… ¿qué se siente al tocar junto a los Rolling Stones? ¿Se llega realmente a disfrutar de algo así?
Bueno, es alucinante poder llegar a tocar con los Rolling Stones, poder conocerlos además. Pero a la vez, de la forma que soy yo, no puedo evitar sentirme… ¿cómo era esa escena de Wayne’s World? “Not worthy” (“no somos dignos”). Siento que no es mi lugar, ¿entiendes? Así que para mí siempre es algo que me produce estrés y miedo, porque son los putos Rolling Stones y yo soy el puto batería de The Black Keys. No me necesitan ahí realmente, mejor dejarles tocar, mucho mejor. Es un honor, sí, pero yo no aporté absolutamente una mierda a todo aquello. En fin, Charlie Watts es además un batería tan bueno… uno de los mejores. Adoro cómo toca. Toca firme pero se percibe relajado… algo increíble, casi imposible de conseguir.

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Publicado por
Jaime Cristóbal