FIB 2014: el éxito de James más allá de la nostalgia

El FIB es uno de los pocos festivales que se han conocido con cuatro jornadas seguidas «a tiempo completo», pero no siempre fue así. La edición de este año parecía recuperar el espíritu anecdótico de su jornada de jueves: aquellos olvidados tiempos en que el primer día se cerraba antes, actuaban menos grupos y menos importantes.

Sin un cabeza de cartel convincente, nos preparábamos para un día relajado que finalmente no tenía lugar, con fibers por doquier, Yurena en el tren de ida (se bajaba en Valencia, qué pena, no habrá show sorpresa) y buenos conciertos en uno de los festivales que -no me cansaré de repetirlo, es una gozada- mejor sonido presenta en todos los escenarios.

El espíritu que te encontrabas nada más entrar en el festival no tenía nada de relajado: no podía ser más combativo. Jamás habría adivinado que el festival abriría su 20ª edición con el concierto de El Pardo, con el artista underground Raúl Querido apelando a los «falsos terroristas», arremetiendo una y otra vez contra la caspa de lo que se creía la «clase obrera», contra los que votaron al PP o recurrieron al voto útil al ir a las urnas. Escuchando la letra de ‘Son los 90’, que critica al indie apolítico de aquella década, con la voz del cantante resonando entre todas y cada una de las montañas de la provincia de Castellón, era inevitable pensar que había cierta justicia poética en el hecho de que El Pardo, fantásticos, mucho más interesantes de lo que parecían, fueran escogidos para abrir el FIB. Hasta la voz de Raúl, un frontman sin instrumento fijo (como mis favoritos, lo chungo es moverse por el escenario sin guitarra colgante) sonó atractiva. Tras temas tan vivaces como ‘Las clases ociosas’ o ‘La hoguera de San Jerónimo’ y antes de ‘Karkajada’, la canción sobre la tragedia del Madrid Arena con mención a Steve Aoki (‘Matadero’), con Querido terminando a gritos, de rodillas, con un sentido de la teatralidad pocas veces visto en el indie, fue completamente épica. Hizo un calor de la hostia, pero hasta que «sudáramos la camiseta», como Felipe González solía decir, tenía su sentido. Uno de los mejores conciertos de inauguración que recuerdo para un festival.

Tras el impacto de las letras de El Pardo, entonadas a grito pelado, ver a Mucho y sus chistecitos traducidos al inglés no tenía demasiado sentido. Su media hora en el Escenario Maravillas, aunque más poblada que el show de Raúl Querido, fue mucho más sosa y menos inquietante. En el mejor de los casos la formación parecía una banda de versiones de rock de los años 70, pero con letras tan sonrojantes como la de ‘Grupo revelación’. «No bebáis como los guiris. Disfrutad de la vida», nos indicó el cantante antes de la última canción. Pues OK.

Ligeramente más interesante fue lo de Persons, un grupo de pop con trazos de math-rock e incluso trance (!), bailables, con guiños a Stereolab, algún tema instrumental y una voz por parte del teclista que podía tener sus conexiones con la de Noni Meyers (esto parece que se dice así, tal cual), pero con un fondo mucho más vistoso, muy próximo a los divertidísimos B-52’s. En el mismo escenario FIB Club, y ya después de James, tocaron Aurora en formato cuarteto. A pesar del ambiente ligeramente hippie de su concierto (nunca he sido muy fan de los hombres con moño), temas tan excelentes como ‘Transparente’ o ‘Hiperdesierto’ deslumbraron por completo, haciendo completamente inexplicable que su actuación no estuviera llena de fans de Los Planetas y el indie de los años 90. No hubo poca gente para verlos, de todas formas.

Lo de James es para comentar aparte. Hace unos años ‘Wave Hello’ fue mi banda sonora oficial del FIB porque Tim Booth actuaba en el festival en solitario, y tras ver su conciertazo en el festival es inevitable pensar que el show de su banda era completamente imprescindible en la celebración de 20º aniversario. Mi compañero Raúl Guillén, en la crítica del entretenidísimo -quizá no sea la palabra más adecuada para calificar un disco con esta temática, pero así resulta- ‘La petite mort‘ hablaba de lo mal que hacemos los medios en ignorar propuestas que ya no son nuevas, pero la verdad es que el público ayer tarde no ignoró precisamente a James: las masas entraron cuando empezaron a tocar a las 20.00 y era fácil ver a bellísimos niñatos de 18 años subiéndose a hombros de sus colegas para entonar letras de temazos como ‘Sometimes’ como si no hubiera un mañana. Luego nos metemos con los ingleses, con esa cultura musical. Qué valor. Y no estoy hablando de nostalgia, si tan bien puede hablarse del concierto de James es porque los temas nuevos interpretados, como el ultra bailable ‘Curse Curse’, el excelente single ‘Moving On’ o ‘Walk Like You’, presentado como su nuevo favorito, sonaron perfectamente a la altura de clásicos como ‘Getting Away With It’, como si estuvieran sacados del mismo «greatest hits». A veces creo que los medios hemos perdido el norte leyendo Pitchfork, Disco Naiveté o Gorilla vs Bear. Por suerte la gente es más lista, no se ha ido a ningún lado y James arrasaron, extraña falda pantalón de Tim Booth incluida.

Los Klaxons salieron vestidos de blanco. Un blanco más impoluto aún que el de la portada de su último disco ‘Love Frequency‘. La banda no llegó a comerse el Escenario Verde cual cabeza de cartel pero casi, con una atractiva propuesta conformada por la combinación de los dos cantantes y sobre todo un muy bien distribuido repertorio en el que el hit ‘Atlantis to Interzone’ y el nuevo ‘Children of the Sun’ sonaron en el primer cuarto de hora; ‘Gravity’s Rainbow’, ‘Golden Skans’ (dedicada a la madre presente del cantante principal, yo quiero que me dediquen eso como madre, nada de ñoñerías) y ‘Show Me a Miracle’ hacia la mitad; e ‘Echos’ y una buena versión de ‘Not Over Yet’ en el final. Un poco excesivos los tarareos «sing along», pero más que correctos.

En cambio, un par de horas después en el mismo escenario, el principal, Ellie Goulding tuvo una distribución de hits mucho peor, dando lugar a una primera mitad de concierto mucho más tediosa. Y no porque la artista recurriera a su faceta cantautora. Todo lo contrario, sólo un tema fue interpretado con su guitarra acústica y ella no paró de bailar y darlo todo mientras sonaban sus cortes repletitos de sonidos noventeros, percusiones como sacadas de Berghain o el disco moderno de Beyoncé. Su teclista con una larga cola que movía a lo Gaga en ‘Born this Way’ y sus coristas (Ellie va muy flojita de voz) acompañaban. Pero tuvieron que llegar, nada menos que seguidas ‘Anything Could Happen’, ‘I Need Your Love’ de Calvin Harris y ‘Lights’ para que despertáramos. El final sólo era posible con ‘Burn’ y esta es mi canción oficial FIB 2014. Finalmente, sí, fiestón de Ellie Goulding. Y estaba preciosa no, lo siguiente, ¿verdad?

Entre el concierto de los Klaxons y el de Ellie Goulding, en la pequeña rave de Pringles se vivieron momentos, con maricas de todas las nacionalidades y no maricas bailando juntos, en mi humilde opinión, históricos. Sonaron Hot Chip, canciones latinas del verano… Si el cartel del FIB te parece «flojo», no dejes de pasarte.

Después de que todo el Escenario Verde grabara en vídeo el momento «I Need Your Love», no veía la hora de que Tinie Tempah saliera para cantar ‘Drinking From The Bottle’, enfilada con sus menciones a Lady Gaga o a Blondie, una de las canciones más infravaloradas de uno de los discos de la década, ’18 Months’ de Calvin Harris. El temazo se hizo de rogar pero sonó, nada decepcionante. Tinie no paró de recordar su exitosa actuación en el FIB de hace tres años (aquella de «I say Tinie, you say Tempah», bastante antológica, ciertamente), mientras pedía la participación del pueblo con temas como ‘Written in the Stars’, ‘Miami 2 Ibiza’ y nos deslumbraban unas luces blancas algo excesivas y pesadas. Eso sí, el escenario, en dos alturas, de los pocos algo imaginativos.

La noche terminó, por desgracia. Y el último concierto fue el de Chase & Status. Si antes era habitual ver irse a los guiris destrozados a las tres de la mañana, nada de eso pasó ayer y a las tres hubo marabunta de comebacks al Escenario Verde, para esta celebración algo absurda del dubstep, el 2step y todo eso llevado al extremo. Cantantes invitados en primerísimo plano en las pantallas y abuso de los mismos recursos estilísticos a gogó, pero show resultón, supongo, con singles del tamaño de ‘Alive’.

Fotos: Facebook del FIB.

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Publicado por
Sebas E. Alonso