Y para los despistados, nos referimos a Fabio McNamara, no a Mario Vaquerizo.
A los fans de Fanny, hay algo que les escamará de este libro: lo mal ordenado y contado que está. Probablemente esto responda, sin duda, a la desorganización propia de ambos factores de la ecuación. Sin embargo, no nos queda otra que lamentar que lo que podría haber sido un interesantísimo compendio de historias y relatos, aderezado con algunos datos imprescindibles, se haya quedado en poco más que un pastiche, con cierta referencia cronológica pero sin ningún orden ni concierto.
Es cierto que la idea tras el libro es que este fuera prácticamente una autobiografía, pero esta tendría que haberse editado de otra manera drásticamente al ver que era bien difícil entender las entrevistas transcritas prácticamente al milímetro. El material hubiera dado de sí muchísimo más y es una pena que la oportunidad de que este libro sea más imprescindible se haya diluido.
Aunque es inevitable imaginarse al gran Fabio hablando por los codos, y desgranando con su destartalado estilo algunas de las historias que le han convertido en un personaje vital para el panorama cultural español, y especialmente el madrileño. Desde ese germen que fue Casa Costus, hasta su relación con personajes tan trascendentales como Tino Casal, Almodóvar o Bernardo Bonezzi; pasando por aquel momento en el que hundió a Prince tirándose a la piscina del Oh! Madrid, la publicación de ‘Rockstation’, una de las obras cumbres de la música en español y su posterior desinterés por la música. Asimismo se trata su caída en las drogas (desafortunadamente, un tema muy recurrente en la vida de Fabio) y su posterior reconversión.
Es probable que nunca sepamos cuánto hay de verdad, ni cuánto de ilusión en estas páginas. Cuántos de esos recuerdos no habrán sido modificados por el alcohol, o por las drogas. Pero una cosa queda bien clara al acabar de leer: España, a día de hoy, no sería la misma sin Fabio McNamara.