‘Peste & Cólera’: el doctor Yersin, supongo

¿Seguir a Pasteur o emular a Livingstone? ¿Sentarse a investigar o salir a explorar? Entre estos dos interrogantes se desarrolló la vida del científico Alexandre Yersin (1863-1943). El escritor francés Patrick Deville, también un viajante empedernido, ha narrado la vida del sabio suizo en forma de novela de no-ficción (o «novela de aventuras de verdad», como él mismo la define). Un fabuloso híbrido entre biografía, novela histórica y relato de aventuras con el que Deville se ha llevado varios premios: el Femina, el FNAC y el Prix des Prix.

‘Peste & Cólera’ (Anagrama) es un concentrado literario (poco más de doscientas páginas) que funciona de varias maneras. Primero, como una biografía. A través de una ingente labor de documentación –epistolar, científica y comercial- el autor reconstruye la apasionante trayectoria vital de este bacteriólogo descubridor del bacilo de la peste (la “Yersinia pestis”, en 1894). Una carrera profesional que comenzó en París bajo el influjo de Louis Pasteur y “la banda de los pasteurianos”, continuó en el mar y la jungla bajo el espíritu aventurero del doctor Livingstone y terminó en una aldea de la costa vietnamita bajo las ideas de Zenón y Epicuro.

Segundo, como repaso somero pero preciso de los acontecimientos históricos más relevantes de las primeras décadas del siglo XX. La novela, narrada en forma de flashback, comienza en 1940, con los alemanes a las puertas de París y un anciano Yersin huyendo en avión. La colonización, las guerras mundiales o los grandes descubrimientos médicos son rememorados por el científico mientras vuela hacia su refugio de Nha Trang (Vietnam), donde morirá tres años después.

Por último, la novela también funciona -y de qué manera- como relato de aventuras. Deville narra la evocadora epopeya de Yersin como si fuera un “héroe conradiano”, un Lord Jim capaz de las más diversas hazañas: surcar los mares de China enrolado en un barco como médico, explorar la jungla vietnamita abriendo nuevas vías de comunicación, enfrentarse a los piratas (fue herido de gravedad), luchar contra la peste en Hong Kong, hacerse agricultor y acabar convertido en el “rey del caucho y la quinina”, y hasta inventar (sin patentar) una bebida negra y chispeante a la que llamó Co-Ca (Cola-Canela).

Un científico aventurero, sabio y discreto, al que el autor sigue el rastro como un personaje más de la novela. Como si se montara en una máquina del tiempo, Deville aparece en la narración como un divertido y poético “fantasma del futuro” que busca a Yersin por el pasado como Stanley buscó a Livingstone en el lago Tanganica. 8,9.

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Publicado por
Joric