Tres cómics casi sobresalientes

Marco Galli / Oceania Boulevard: Con la sobriedad de tan solo dos viñetas a color por página sobre un fondo totalmente negro, el italiano Marco Galli nos ofrece la historia que se esconde detrás del suicidio de un comprador de arte estrella de la televisión. Un caso policíaco que el inspector Mortenson, al que le gusta desayunar galletas de mantequilla con té rojo de arándanos mientras escucha música en los auriculares, tratará de dar solución. ¿Qué pasa en esos auriculares? Desde el capítulo uno veremos al inspector desconectado del mundo, meditando en silencio gracias al aislamiento de unos cascos en los que escucha a Smashing Pumpkins o John Coltrane.

Pero Mortenson no es el único personaje peculiar y extremo en ‘Oceania Boulevard’. El resto de protagonistas, tan surrealistas y psicodélicos como él, poseen la misma fuerza. Sobre todo por la potencia visual de un dibujo arriesgado, siendo lo deforme el reflejo de una realidad plagada de corrupciones. Una regla de juego que Galli sustenta, en este primer trabajo editado en nuestro país, con un valiente aire cinematográfico que le sitúa cerca de los hermanos Cohen o David Lynch. Y si rascamos más allá de esos elementos reconocibles, encontramos un thriller con una narración gráfica muy personal…

Calificación: 7,8/10
Lo mejor: la energía hipnótica de los encuadres, el tratamiento de la voz en off y los personajes secundarios.
Lo peor: demasiado énfasis surrealista en un par de pasajes hacia el final.

Simon Hanselmann / Hechizo total: En ‘Hechizo total’, primer trabajo traducido a nuestro idioma del australiano Simon Hanselmann, encontramos un universo en el que campan a sus anchas drogas, sexo explícito y mucha mala baba. Factores que ya no deberían desconcertar demasiado al lector, al que hay que añadir unos protagonistas -y esto es lo verdaderamente inquietante desde el punto de inicio- está formado por una bruja de color verde con mucho tiempo libre, un gato sin pelos en la lengua y un búho que casi siempre tiene las de perder.

Esta recopilación de historias, de la que Fulgencio Pimentel puede presumir haber sacado una segunda edición, nos descubre el día a día sin apenas acontecimientos de sus tres intérpretes. Son escenas que bien podían desarrollarse en las afueras de cualquier ciudad de Australia, aludiendo a esos adolescentes que apenas salen de casa, adormecidos por el cansancio de la rutina y que se lo pasan bien follando, viendo televisión o drogándose, todo ello repleto de comentarios mordaces, situaciones molestas o incluso conmovedoras: no todo va a ser gamberrismo. En ‘Hechizo total’ se confronta la falta emocional con un deliberado realismo deprimente, que planteado de otra manera sería más amargo, pero que aquí es neutralizado por un dibujo de cuento de hadas y un colorido tonos pastel que hace que todo sea más amable. Ese empuje a los diálogos aúpa, para bien, la postura bizarra de los intérpretes, tornando lo que está a punto de fermentar en dulce.

Calificación: 7,8/10
Lo mejor: la impresión de que Hanselmann conoce a fondo la voz de una generación. La autodeterminación y confianza de plasmar una determinada realidad, sin autocensurarse.
Lo peor: si eres sensiblero su humor grueso puede herir tu sensibilidad.

Mario Torrecillas & Artur Laperla / Dream Team: Estamos ante el tercer trabajo como guionista de Mario Torrecillas, acompañado de las ilustraciones de Artur Laperla sobre Enzo, un chico que vive en las afueras de Valencia y al que le apasiona el fútbol. El asunto deportivo debería atraer lectores en masa, pero no es el caso porque no lo podemos despachar por esta primera apariencia tan simple. 

En ‘Dream Team’ confluyen el ambiente y las dificultades de una liga amateur que nada tiene que ver con lo más impresionante que conocemos del deporte rey, sino con los papeles que padres e hijos en casos concretos intercambian. Así le sucede a Enzo, cuyos padres están divorciados, adquiriendo entonces la responsabilidad de tomar decisiones como un adulto, aunque para ello tenga que hilar una gran mentira. Se tratará de un engaño que surge por la admiración que Kenzo siente hacia su padre, un detonante de afectos que se aleja de cualquier manual de autoayuda o historia ingenua de superación.
 
En el extremo opuesto a este infundio, Juanjo Sáez desde el prólogo y en un tono menos angustiado que en su reciente trabajo ‘Crisis (de ansiedad)‘, revela oportunamente que Mario Torrecillas -aún siendo un trolero auténtico- transmite junto a los dibujos de Laperla una gran verdad. 

Calificación: 7,8/10
Lo mejor: el coloreado vivo de los dibujos, sobre todo en viñetas donde aparecen grandes extensiones: un ancho cielo azul, una gran tapia o pared de fondo rojo/naranja/amarillo, o alguna jugada de fútbol ampliando la extensión del verde del césped… 
Lo peor: aunque el dinamismo se mantiene de cabo a rabo, no le habría venido mal recortar un poco las más de 400 páginas. Los diálogos son algo blancos, se echa de menos algo del lenguaje de la generación de los personajes: lo mismo los puedes ubicar en el momento actual que hace 10 años.

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Publicado por
JNSP