‘American Interior’ es tu cuarto disco en solitario además de un ambicioso proyecto. ¿Cómo fue hacer un documental, un libro y una app a la vez?
Todo vino un poco rodado, es decir, no se planeó hacer todas las cosas a la vez, mi amigo Dylan Goch vino a documentar este viaje y al final hicimos la película. Empecé a trabajar en el disco hace dos años, como ya íbamos a empezar con la ruta, había fotos y vídeos, todo fue espontáneo. Las cosas fueron pasando pero no iba buscando meterme en un proyecto multimedia tan grande.
Aparte del formato, ¿qué cambia expresando esto en vídeo o en app? ¿Está hecho para públicos distintos?
Claro que son muy diferentes entre sí, pero creo que se complementan. Escribo canciones y soy músico y ahí es donde más cómodo me siento. Tampoco quiero joder las canciones con temas históricos, a lo mejor ‘100 Unread Messages’ es la más «histórica», porque transmite las emociones que creo que sentía John Evans, pero creo que estos temas pueden conectar con las emociones de cualquiera que esté de viaje.
Mi idea es que las canciones funcionen independientemente del proyecto, con el libro se puede ir más al detalle, la película es como la visión caricaturizada, simple, e incluso divertida. La app acompaña todo, aloja pequeños restos que no hemos metido en los otros formatos.
En un trozo de la película, los Omaha dicen que tienen un arraigo cultural que no quieren abandonar y que los galeses también. ¿Cómo fue conectar con una tribu tan diferente a tus orígenes?
Fue muy profundo, increíble. Los galeses no han tenido que enfrentarse a problemas tan graves como los de las tribus norteamericanas pero a pesar de eso, se encuentran similitudes con ellos, las lenguas minoritarias por ejemplo. Ha sido muy revelador conocer esa parte de Estados Unidos porque no me imaginé que fuera así.
John Evans era un hombre sin miedo, al perder a sus padres tan pequeño, quiso afrontar riesgos.
Reconstruyes los pasos de John Evans, ¿intentabas redefinirte a ti mismo con este disco aunque cuente la historia de alguien que no eres tú?
No es la primera vez que vas a buscar antepasados. Viajaste a Brasil en ‘Separado!’. ¿Consideras tus raíces definitivamente americanas?
Es como encontrar mis raíces a la inversa -ríe-. He hecho giras en América que me han dejado bastante tocado, la energía de la gente allí es difícil de definir, muy diferente a Europa.
¿Cómo era ir con un títere por Estados Unidos?
Es muy curioso. Hay cosas que nos chocan de los estadounidenses cuando observamos con nuestra mirada europea, por ejemplo la seguridad, pero lo cierto es que íbamos con la cámara y todo el mundo quería hacerse fotos con nosotros. Todo el mundo nos apoyaba, se emocionaban un montón y en Europa si vas con una cámara la gente se suele girar (risas).
Me sorprende porque como decías, solemos pensar que los estadounidenses no son muy abiertos de mente.
La sociedad norteamericana está muy polarizada. La gente que ha venido a mis conciertos es muy fácil de llevar, no tengo la impresión de estar con la gente que muchas veces nos encontramos en televisión con historias locas.
La mayoría de webs musicales te dan más de ocho puntos en sus reseñas. Guardian te da un 10. ¿Estás en tu mejor momento como músico?
No tengo ni idea. Cuando haces un disco, quieres que sea tan significativo para la gente como lo es para ti, que lo disfruten. A veces piensas «esto es una mierda», pero sigue siendo significativo para ti. Y me encanta cuando el público lo disfruta, claro. Eso es lo más satisfactorio.
¿Fue muy caro producir todo esto? ¿No te daba miedo perder dinero?
Con ‘Separado!’ lo pasamos peor porque apenas teníamos dinero. Pero es cierto que grabar y producir tantas cosas tiene sus riesgos, tienes que contratar seguros pero cuando haces algo con pasión, el dinero acaba siendo lo menos importante.
¿Qué le ha aportado Kliph Scurlock (Flaming Lips) a este disco? ¿Qué te pareció que lo echaran del grupo?
Me sorprendió muchísimo, en realidad no sé qué pasó. Cuando empecé a girar con ‘American Interior’ en Estados Unidos, él se sacó entradas para tres conciertos y después del último vino a verme y me dijo: «¿no crees que podrían quedar bien unas baterías en este disco?». Le dije que claro y empezamos a trabajar. Fuimos a grabar a un estudio y en un día teníamos nueve canciones listas. Fue increíble, le dio el toque épico al disco gracias a las baterías y me tocaba cantar y tocar más alto por la fuerza que le daba el instrumento. Fue crucial.
¿Te sientes el padre de esta nueva ola de la psicodelia?
¡No lo sé! (risas). Creo que para ser padre o madre de cualquier cosa hay que tener una trayectoria mucho más larga.
¿Deberíamos esperar que Super Furry Animals vuelvan pronto?
¡No! Todos los miembros estamos muy ocupados ahora mismo con proyectos en solitario u otras bandas.