‘The Knick’: ‘House’ a principios del siglo XX

Hay pocas series capaces de revolverte en el asiento, y aún menos son las que te hacen pensar que has descubierto una joya. Por eso ‘The Knick’, que narra la historia del hospital The Knickerbocker en Nueva York a principios del pasado siglo XX, es uno de esos tesoros que una vez que los has visto, no puedes parar de recomendar a todo el mundo.

Los responsables no son otros que los inimaginables Clive Owen (productor ejecutivo y protagonista) y Steven Soderbergh (productor ejecutivo, director y ahora muy activo en televisión -suya es la fantástica ‘Behind The Candelabra’-). Ambos han decidido dar vida a este hospital empeñado en revolucionar la medicina moderna cuando la septicemia estaba a la orden del día, los antibióticos y sedantes ni existían, el material médico alimentaba las más terribles pesadillas y en los quirófanos se veía una cantidad ingente de sangre. Sangre que, por otro lado, también hace su acto de aparición en ‘The Knick’ en cantidades industriales, por lo que es recomendable no disfrutar de la serie ante un plato de comida.

Escatología aparte, estamos aquí ante una producción televisiva brillantísima. Parcialmente cuenta la historia de William S. Halsted, encarnado en el doctor John Thackery, un médico de comentarios incómodos, mujeriego, profundamente racista y machista y enganchado a la cocaína (¿le suena este perfil a alguien?); y la del ciclista Marshall Taylor, reconvertido por evidentes exigencias del guión en el doctor Algernon Edwards, un médico de gran éxito en Europa interpretado por Andre Holland.

Pero más allá de todo eso, la serie es recomendable porque es una historia apasionante: el desarrollo de la cirugía moderna no se ha llevado a cabo sin que los médicos se pringasen de sangre hasta las cejas, ni sin que se quedasen en la mesa de operaciones innumerables pacientes. Si a la honestidad brutal del guión le añadimos unos personajes atractivos (desde los antes mencionados al corrupto gerente de la institución, por poner un ejemplo); lo salpicamos con los inherentes (por la época) conflictos raciales y sumamos una cuidadísima estética en la que el concepto matasanos toma muchísimo valor y una banda sonora basada en música electrónica y escogida con mucho acierto, tenemos un producto difícilmente superable.

Calificación: 8/10
Destacamos: definitivamente, la estética. Y que por fin tenemos la prueba irrefutable de que una barba mejora mucho una cara: esto versus esto.
Te gustará si: te molaría meter en una batidora ‘House’ y ‘Downton Abbey’.
Predictor: ya tiene firmada segunda temporada. ¡Yuju!

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Publicado por
Lolo Rodríguez