10 joyas perdidas que Kate Bush debería tocar

Kate Bush inicia hoy su residencia de conciertos en la Eventim Apollo de Londres. 35 años ha tardado la señora en decidirse a volver a tocar en vivo para sus fans. ‘The Tour of Life‘, su primera y hasta entonces última gira por Reino Unido, tuvo lugar durante la primavera de 1979 y duró apenas un mes. La idea tras ‘Before the Dawn’ es muy similar, pues la residencia se extiende de agosto a octubre pero la mayoría de sus fechas (son un total de 22), se producen en septiembre.

Bush es hoy una de las artistas más prestigiosas de nuestro tiempo y su repertorio, de una sofisticación ya insuperable, comprende obras maestras conocidas por todo el mundo como ‘Cloudbusting’, ‘Babooshka’, ‘The Man with the Child in His Eyes’ o por supuesto ‘Wuthering Heights’ y ‘Running Up that Hill (A Deal with God)’. Por el precio de las entradas más le vale a Bush cumplir las expectativas de los asistentes a su exclusiva residencia y tocar todas estas canciones… ¿o no? ¿Y si Bush optara por tocar algunas de las joyas perdidas de su carrera? ¿Joyas como estas?

1.- ‘Among Angels’ (50 Words for Snow, 2011). Aunque el modo en que la voz de Bush se rompe en la primera frase de esta canción es una de las cosas más sobrecogedoras jamás grabadas, es la belleza de sus arreglos de piano y cuerdas, así como su melodía entre lo sombrío y lo esperanzador, lo que convierten la pista final de ’50 Words For Snow’ es una obra de arte absolutamente inigualable. «Hay ángeles a tu alrededor / que brillan como espejos en estío / pero no lo sabes / hay alguien que te ha amado siempre y no lo sabes», reza una letra que parece animar al oyente a superar sus miedos e inseguridades a través de la imaginería fantasmagórica o sobrenatural que envolvía el último álbum de Bush, una imaginería que encontraba la sublimidad en ‘Lake Tahoe’ pero de la que la cantante hacía un uso especialmente delicado y bello en esta canción.

2.- ‘Never Be Mine’ (The Sensual World, 1989). Kate Bush recuperó esta canción en su disco de autoversiones de 2011 ‘Director’s Cut’. Es una pieza pasional, pero no al estilo de ‘Wow’, sino más bien desde una perspectiva de desolación y amargura: «esto es lo que necesito / aquí es donde quiero estar», insiste Bush desgarradamente. La cantante no obstante concluye: «pero sé que jamás será mío». Ambas piezas, la original incluida en ‘The Sensual World’ y la versión de ‘Director’s Cut’, son recomendables, pero la primera posee una atmósfera especial de la que la segunda carece. ¿Será por la belleza y juventud de la voz de Bush en 1989? ¿O más bien por la participación del coro búlgaro Trio Bulgarka y el del gaitero irlandés Davey Spillane?

3.- ‘In the Warm Room’ (Lionheart, 1978). Con tan solo un par de álbumes publicados en 1978, a Kate Bush no le quedó más remedio entonces que tirar de «album tracks» para rellenar el repertorio de su primera gira de conciertos por Reino Unido. Algunas de estas canciones, claro, no se encuentran entre lo mejor que ha escrito, pero otras muchas sí. Una de ellas, ‘In the Warm Room’, mi canción favorita de toda su carrera, es una balada a piano sensual, de atmósfera húmeda, pero a la vez tan hermosa que haría llorar a cualquiera. Ligeramente melancólica también, con cierto aire solitario, como si solo pudiera ser interpretada en medio de un bosque de noche, ‘In the Warm Room’ parece explorar en su letra una relación de tres («en la cálida habitación / su perfume te llega / al final te enamorarás de ella / te dirá que se queda / que es honesta / que te quiere». ¿Se estará refiriendo en realidad a ella misma en tercera persona?

4.- ‘There Goes a Tenner’ (The Dreaming, 1982) . La pista 2 de ‘The Dreaming’ se considera, de hecho, una canción «perdida». El tema fue lanzado como sencillo en el invierno de 1982 pero no llegó a las listas de éxitos de Reino Unido por primera vez en la carrera de Kate Bush. Lo que se conoce hoy, vaya, como un flop en toda regla. Por eso, quizás sea ahora buen momento de reivindicarla y, de paso, aportar un poco de alegría a esta por el momento algo tristona lista. La letra además cuenta la historia de unos ladrones amateur que planean el robo de su vida y se mueren de miedo in situ por miedo a ser pillados. ¿Cómo no quererla? ¿Y cómo no moverse al ritmo de esos juguetones arreglos de piano? El desarrollo del tema hacia su clímax, por cierto, magistral. Sería un puntazo que la tocara, en definitiva, aunque fuera por los viejos tiempos.

5.- ‘All We Ever Look For’ (Never For Ever, 1979). Con la llegada del primer sampler de la historia, el Fairlight CMI, Kate Bush empezó a experimentar con sonidos nuevos extraídos del mundo real, como pajaritos o grabaciones de televisión, y a incorporarlos a su música. Un resultado fueron los cristales quebrados de ‘Babooshka’ y otro, los de efecto más evocador, los incluidos en ‘All We Ever Look For’, la pista 4 de ‘Never For Ever’ que además de contar con una melodía magnífica, lo que incluye el silbido angelical que va apareciendo esporádicamente -pero no aleatoriamente- a lo largo de la canción, incorpora también un clavicordio o lo que suena como un clavicordio que proporciona al tema cierta naturaleza atemporal. No cuesta imaginarse a Bush tocando esta canción en la corte de Enrique III, y a este disfrutando de su interpretación como un niño pequeño.

6.- ‘Under the Ivy’ (Hounds of Love, 1985). Kate Bush publicó en 1985 el mejor disco de su carrera, ‘Hounds of Love’, pero no incluyó en su versión estándar esta maravilla de canción titulada ‘Under the Ivy’ que de nuevo muestra el enorme talento de la británica para las canciones intimistas y de aire romántico y, sobre todo, para las letras de mensaje sencillo pero de una poesía sobrecogedora. «Ve hacia el jardín / bajo la hiedra / ve bajo las hojas conmigo / hacia la rosa blanca / y ahí te estaré esperando», canta Bush. Sobre esa rosa blanca se podrían escribir novelas… Tal es el poder literario de Kate Bush, un poder que resulta en ‘Under the Ivy’ en una canción, en una palabra, sublime.

7.- ‘The Fog’ (The Sensual World, 1989). Como ‘All We Ever Look For’, ‘The Fog’ parece explorar en su letra el momento en que el hijo ha de marchar del nido de sus padres y empezar una nueva vida. De este tema en particular conmueve la frase «este amor tuyo era demasiado grande para temerlo / es profundo y oscuro / como lo era el agua / el día en que aprendí a nadar». El talento de Bush para capturar en sus melodías exactamente la esencia de aquello sobre lo que canta brilla aquí mientras los arreglos de cuerda de Michael Nyman proporcionan quizás el instante de mayor emotividad. Nos dejamos en el tintero, lamentablemente, y en favor de la variedad de la lista, la gran ‘Reaching Out’, otra de las muchas joyas perdidas en ‘The Sensual World’.

8.- ‘Mrs. Bartolozzi’ (Aerial, 2005). Una de las canciones más hilarantes de Kate Bush es una oda a su lavadora. La cantante recuerda en su letra un miércoles en que llovió tanto que el agua inundó la casa y empapó toda la ropa preparada para lavar. «Cogí el cubo y la fregona / y limpié el suelo de la cocina / hasta dejarlo reluciente», canta. Un bello retrato este ‘Mrs. Bartolozzi’ de la cotidianidad de la vida de su autora como madre primeriza en la que la cantante ve su blusa envolviéndose en los tejanos de su hijo o escucha el chapoteo de la lavadora de lejos. ¿Quizás fue el que la inspiró a escribir esta canción? En cualquier caso, pese al contraste con su preciosa melodía (Bush la interpreta como si le acabaran de romper el corazón), una curiosidad en el extenso catálogo de la británica que, por su singularidad, merece ser reconocido.

9.- ‘Lord of the Reedy River’ (Sat In Your Lap, 1981). La concesión al material medio desconocido de Kate Bush en la lista es para ‘Lord of the Reedy River’, tema original de Donovan que apareció como cara B en el single de ‘Sat In Your Lap’. Las imágenes producidas por su letra son de nuevo tremendamente evocadoras: podemos ver en ella a una Kate Bush absolutamente sola en medio de la noche navegando por un río mientras traslada al oyente su amor por un cisne que ha llenado sus ojos de plumas y su alma de música. «Me deshice de mis vestidos / solté mi cabello», entona Bush acompañada por un bello y fantasmagórico arreglo de flautas sintetizadas. «Tristemente lloramos y suspiramos / mientras en el crepúsculo de la tarde / dos cisnes se deslizaban y volaban / por el río de cañas». Una versión mágica.

10.- ‘Hello Earth’ (Hounds of Love, 1985). Si ‘The Ninth Wave’ es la producción más evocadora de Kate Bush, la que de manera más poderosa traslada al oyente a otros mundos y realidades (y la que ha inspirado ‘Before the Dawn’), esta canción es uno de sus puntos álgidos sin ninguna duda. La fuerza terrorífica de ‘Under Ice’ es digna de mención también, pero el modo en que este tema en particular pasa de la intensidad de sus versos a su reconfortante a la par que inquietante sección coral, extraída de la canción popular georgiana ‘Tsintskaro’ e interpretada por unos Richard Hickox Singers que suenan como si estuvieran muertos, es sencillamente impresionante. Lo mejor de la canción, sin embargo, puede que sea el modo en que en su final arrastra al oyente hacia la más oscura de las profundidades para luego ser rescatado o rescatada por la esperanza y ganas de vivir que inspira ‘The Morning Fog’. Porque siempre hay una luz al final del túnel.

Ocho de estas pistas podéis encontrarlas en este playlist de Spotify.

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Publicado por
Jordi Bardají
Tags: kate bush