El primer sorprendido por el premio fue el propio autor, el veterano (debutó con 56 años) y poco conocido escritor de novela negra Pierre Lemaitre (en España solo se ha publicado ‘Alex’, por Grijalbo). Y, como suele ocurrir cuando un autor de género gana un premio gordo, ‘Nos vemos allá arriba’ ha sido un bombazo en Francia (el libro del año allí) y ya se prepara su adaptación cinematográfica (¿no hubiera sido mejor una serie?).
“Todos los que pensaban que aquella guerra acabaría pronto habían muerto hacía mucho tiempo. Precisamente a causa de la guerra”. Así, como un obús en medio del campo de batalla, comienza esta novela ambientada en los últimos días de la Primera Guerra Mundial y en la inmediata posguerra. La historia de una singular y conmovedora amistad entre dos hombres de personalidades y clase social contrapuestas, cuyos destinos acabarán unidos por las desastrosas consecuencias del conflicto bélico.
Para Lemaitre su libro es una novela popular, como popular es la literatura de Zola, Victor Hugo, Dumas o Tolstoi: “aquella que puede ser leída por la inmensa mayoría de personas, pero no siempre al mismo nivel”. En ese sentido, ‘Nos vemos allá arriba’ es principalmente un entretenidísimo folletín de aventuras y picaresca. Una historia algo previsible, que se alimenta de tópicos y estereotipos, pero ofrecida de la mejor manera: bajo una trama muy bien urdida y enormemente adictiva, un notable ritmo narrativo, un humor finísimo (empezando por el narrador omnisciente), un sutil lirismo y unas descripciones muy gráficas y precisas.
Pero hay más. El libro también funciona, y muy bien, como novela histórica -el crudo retrato de la posguerra, la penosa situación de los “desmovilizados”, la lucha de clases entre burgueses y aristócratas- y como fábula antibelicista: un contundente alegato contra la hipocresía del patriotismo y el negocio que se mueve en los conflictos bélicos (la guerra es el mejor regalo que un país puede ofrecer a sus empresarios más despiadados). Una novela que tiene un primer capítulo tan extraordinario que te atrapa como el fango en una trinchera, y un final tan rimbombante y efectista que dan ganas de escribir al autor y rogarle, por favor, que lo cambie. 8,1.