Porque este es uno de los discos más sexuales de la temporada. Y olvídate -hasta dentro de un rato- del sample de Miley Cyrus. Antes, ‘Every Other Freckle’ (la del vídeo con «versión chico» y «versión chica»), contiene frases como «quiero hacer todo lo que tus pulmones hacen tan bien», «voy a acostarte como un gatito se recuesta en su puf», «quiero lamerte como a un paquete de chips», «déjame ser el papel que empapela tu habitación, quiero ser cada botón que presionas» o -mi favorita- «devórame si de verdad crees que puedes digerirme». Las frases de esta canción sobre pecas suenan tan bastas en inglés como en castellano, pero a través de su cadencia y de sus juegos vocales logra sonar tan sexy como el blues que sigue, el de otro de los singles, llamado -atención- ‘Left Hand Free‘.
El sexo en alt-J está por supuesto cargado de sufrimiento y quizá de ahí el sample de Miley Cyrus en ‘Hunger of the Pine‘. Independientemente de que la colocación de ese «female» abra otros debates, la idea de que tu ser deseado se declare «rebelde» no puede sonar más frustrante, y la misma sensación empapa otras canciones que parecen observar a alguien demasiado hermoso para ser real (hay una fijación por la anatomía humana, con vocabulario del tipo «mano», «nuca», «cuello», por no hablar de esa referencia a «tus colinas») desde la distancia y la impotencia. ¿Podemos interpretar el título de este disco como un patético y desnudo ofrecimiento?
Pero también podemos interpretar ese ‘This Is All Yours’ como un gran desafío al oyente: «haz con esto lo que quieras». El disco era ofrecido en streaming sólo en algunas localizaciones concretas de Europa (varios parques) hace un par de semanas y desde entonces sus fans han tenido la ocasión de ir asumiéndolo. Decir que alt-J son pretenciosos a estas alturas no es anunciar nada nuevo. Es lo que caracterizaba su debut, que nos dejaba el «te gustará si te gusta» más largo de la historia de nuestra web. Pero ahora la banda va más allá, abriendo el disco con dos «intros» -una propiamente dicha formada en principio por voces como sacadas de ‘Medúlla’ y otra a través de un precioso piano- y terminándolo -dejando de lado los siempre incómodos bonus tracks que estropean todos los conceptos- con dos temas clásicos de «cierre»: una segunda parte de su viejo corte ‘Bloodflood’ y un tema llamado ‘Leaving Nara’. Una referencia a la ciudad japonesa que llega después de que el disco se abriera con ‘Arrival In Nara’ y otro tema llamado ‘Nara’.
El problema de esa referencia geográfica (hay otras muchas como Alabama o Bretaña) es que estas canciones de alt-J a menudo son tan viajeras que no terminan de ir a ningún sitio (como ese final de ‘The Gospel of John Hurt’ que no aporta nada). En todo caso a menudo son dignas de un «minuto a minuto», pues en ellas caben hasta campanas, moscas volando y frases en francés. Hay referencias folk, synth-pop y kraut hasta dentro de la misma canción (la intimista ‘Choice Kingdom’). De repente, como sucedía con el disco anterior, te parece oír un guiño a Fleet Foxes (‘Arrival in Nara’), de repente durante un segundo a Stereolab (‘Nara’). Un segundo crees que aparecerá un dubstep, el siguiente una banda sonora de Tim Burton (sigo hablando de ‘Nara’). ¿Será el interludio ‘Garden of England’ un homenaje a Vashti Bunyan o a Britney Spears? Porque la primera parte es bonita, pero la segunda da la risa.
Toda la escucha es fascinante, si bien el disco habría agradecido la existencia de un ‘Idioteque’ para terminar de ser tomado totalmente en serio, ya que ‘Choice Kingdom’ se nos queda a las puertas de ser un ‘Exit Music’. ‘This Is All Yours’ se sitúa en un incómodo medio camino entre lo bonito y lo innovador y la mejor prueba sería esa pista con voces sampleadas de Lianne La Havas, Conor Oberst, Marika Hackman y Sivu llamada ‘Warm Foothills’ (la de «tus colinas calientes»). ¿La han hecho en serio? Estoy seguro de que algún día podré quitarme de la cabeza El Sablón de Ramón al escucharla y encontraré en ella una buena idea y una melodía a la altura.
Hay, pues, debate, como no sucedía desde el año pasado cuando se editaban los discos de Daft Punk y The Knife. Leerás que este álbum es una obra maestra y que es una puta mierda y te convencerán los argumentos de ambas teorías. Pensad en la marcha del bajista Gwil Sainsbury. Dicen que abandonó alt-J porque no podía con el modo de vida que exige estar en un grupo de éxito, pero es fácil imaginarse a cualquiera de los miembros de este grupo autoproducido saliendo corriendo de esta grabación por muy distintos motivos. Hay momentos de una belleza extrema, y hay otros que de puro arty parecen totalmente vacíos, cuando no ridículos. Mirad la portada del disco -sin acreditar según su sello en España, aparentemente obra del batería Thom Sonny Green-. ¿Es un clásico del expresionismo abstracto o es un timo vendido en la puerta del Retiro? ¿No es gracioso que el disco pudiera escucharse tan cerca del Museo del Prado y no del Reina Sofía? ¿Adónde demonios apuntan alt-J?
Calificación: 7,99/10
Lo mejor: ‘Hunger of the Pine’, ‘Warm Foothills’, ‘Left Hand Free’
Te gustará si: crees en la grandeza de Björk y Radiohead independientemente de que sus discos sean mejores o peores
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